Otra casa real toma el Alcázar de Sevilla
El equipo de ‘Juego de tronos’ blinda el rodaje de parte de su quinta temporada
El secreto mejor guardado de Sevilla se ocultaba ayer detrás de una simple valla. Aunque el plástico beis opaco que rodeaba el jardín de las Damas, obra del siglo XVII del arquitecto italiano Vermondo Resta, no pudo impedir que los más de 4.500 turistas que visitaron el Real Alcázar fotografiaran a través de cualquier resquicio libre el espacio en el que se rodará parte de la quinta temporada de la serie Juego de tronos.
Al palacio real en uso más antiguo de Europa —ya era residencia de los almohades en el siglo XII— llegó el lunes el símbolo de una nueva casa, la de los Martell, soberanos del reino de Dorne. El trono sobre el que todo gira en su capital, Lanza del Sol, llegó a Sevilla en uno de los ocho camiones cargados de plantas y vestuario que ocupan los Jardines de Murillo, un espacio anexo al Alcázar, cerrado también a cal y canto para cualquiera ajeno al montaje. En este jardín, que no forma parte del conjunto, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, aparcarán los 40 camiones autorizados por el Ayuntamiento, y se ha montado una carpa en la que se ofrecen las comidas a los trabajadores del rodaje y otra, para el exótico vestuario.
La cadena HBO, que con Juego de tronos ha batido su récord de audiencia en televisión, trabaja celosamente para que nadie, ni siquiera los anfitriones de la filmación, conozca el más mínimo detalle. Está empeñada en que el estreno de los nuevos capítulos, previsto para abril de 2015, suponga una sorpresa para todos. Tanto es así, que durante los primeros días previstos para el rodaje, los próximos viernes y sábado, si el tiempo lo permite, puesto que el sol es un extra imprescindible para la casa de los Dorne, se cerrará el jardín completo y el palacio mudéjar.
La productora HBO cerrará el jardín completo para evitar miradas de curiosos
“En realidad, solo utilizarán parte del palacio y de los jardines, pero prefieren cerrarlo entero para blindarse y que nadie pueda intuir qué hacen. Además, trabajan con sonido directo y eso complicaría más mantener una parte abierta a las visitas”, explicó ayer uno de los responsables del Alcázar, un conjunto por el que pasan más de 1.200.000 personas al año, según los datos de los dos últimos ejercicios completos.
Junto al vestuario y algunos muebles, “muy pocos además del trono, que no sabemos en qué estancia del palacio mudéjar colocarán”, aclara la misma fuente, los camiones llegan a Sevilla cargados de plantas. “Les ha gustado tanto la arquitectura del conjunto que no alterarán nada. Solo colocarán plantas para tapar cualquier cosa que esté fuera de lugar, como focos, cables u otros elementos”, precisa.
Medio centenar de personas, entre técnicos, jardineros y extras, ensayó ayer la colocación de los actores que, como todo alrededor de Juego de tronos, también es una incógnita. En esta serie, basada en el ciclo novelístico Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, nadie sabe quién sobrevivirá al próximo capítulo. En la capital andaluza está previsto que participen unas 250 personas en el rodaje, mientras que en Osuna (Sevilla), donde se grabarán del 17 al 30 de octubre las escenas con figurantes, llegarán a ser más de un millar.
“La importancia de todo esto no se limita al rédito económico que deje el rodaje, sino a la imagen de confianza en los equipos y técnicos españoles que se transmitirá a todo el sector audiovisual”, apuntó Carlos Rosado, presidente de la Andalucía Film Commission.
Los preparativos del rodaje, de momento, no han alterado el ritmo diario del monumento, el más visitado en Sevilla junto a la catedral. “Nadie se ha quejado de que no pueda ver parte del conjunto. Al contrario, la mayoría de los visitantes están contentos”, señala un responsable del espacio.
Betsy Henkel, ceramista norteamericana que visita Sevilla por primera vez, estaba feliz con la coincidencia: “Yo veo la serie en Estados Unidos y ahora estoy fotografiando el jardín para poder reconocerlo después cuando pasen la nueva temporada”. Ru Yan, oficinista china de 30 años, también celebró la casualidad, aunque en su país las emisiones van con retraso y tendrá que esperar para cotejar sus instantáneas.
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