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QUÉ VEN LOS EUROPEOS... ALEMANIA

Cada domingo, un asesinato

La serie policiaca ‘Tatort’ cautiva desde hace 40 años a los alemanes

Una escena de la serie policiaca 'Tatort'.
Una escena de la serie policiaca 'Tatort'.

Dos históricos han protagonizado este curso la televisión en Alemania. Por motivos opuestos, la serie policiaca Tatort y el programa de entretenimiento Wetten, dass (el equivalente a ¿Qué apostamos?) han llegado a portadas de revistas tan sesudas como Der Spiegel o de periódicos tan populares como el Bild.

Al comparar los reyes de la audiencia en los últimos meses es necesario separar por competencia desleal los partidos del Mundial de Brasil. Casi 35 millones de alemanes, un 86% de los que estaban el pasado 13 de julio frente al televisor, vieron la final que les convirtió en campeones. En los meses anteriores, ningún programa había cruzado la frontera de los diez millones de espectadores. Eliminado este efecto fútbol, Tatort, que se podría traducir como “El lugar del crimen”, se proclama campeona en la sala de estar de los alemanes.

Hace casi 40 años del primer crimen resuelto por Tatort. Desde entonces, sus fans no han dejado de crecer. En 2010, 8,4 millones de espectadores seguían la serie cada semana. Esta cifra ha aumentado progresivamente hasta el récord de 9,5 millones que le ha aupado al podio de lo más visto en la temporada que ahora acaba (sin contar el fútbol, claro está).

Casi 35 millones de espectadores vieron ganar el Mundial a su selección

El fenómeno Tatort no es solo cuestión de números. Su popularidad ha llevado a un profesor de la Universidad de Karlsruhe a dedicarle una tesis o a Der Spiegel a bautizar Alemania como “la república de Tatort”. “Por qué los alemanes necesitan cada domingo un asesinato”, se preguntaba la revista en portada el pasado mes de junio. El guionista Stefan Kolvitz, autor de éxitos como la serie Hijos del Tercer Reich, atribuye a Tatort el mérito de lograr que lo vean espectadores de distintas edades o grupos sociales. “Es la última hoguera que nos queda, alrededor de la cual se reúne el pueblo”, asegura.

“Su éxito se explica porque no es una serie tradicional. Está formada por episodios independientes que van del thriller de acción a la comedia policiaca”, asegura Uwe Mantel, redactor jefe de la revista sobre medios de comunicación DWDL. La diversidad es temática, pero también geográfica. En un país tan descentralizado como Alemania, casi cada ciudad tiene su Tatort. “No es solo que todo el país vaya a hablar el lunes por la mañana del capítulo del día anterior. Es que además el género policiaco es sin duda el más popular en Alemania. Otras series sobre asesinatos también tienen audiencias millonarias”, continúa Mantel.

La televisión y la radio pública les cuesta a los alemanes 17'98 euros al mes

Si de Tatort se habla por su éxito, con ¿Qué apostamos? ha ocurrido lo contrario. El anuncio de que el mítico programa se acercaba a su fin fue algo parecido a una conmoción. Incluso en la sala de prensa en la que los periodistas preguntan a los portavoces de la canciller Angela Merkel y sus ministros sobre los asuntos más diversos se oyó una petición de que el Gobierno valorara esta pérdida.

¿Qué apostamos?, en antena desde 1981, vendría a ser para el telespectador alemán algo equivalente a lo que el Un, dos, tres supondría para el español. Un gran espectáculo de entretenimiento con el que varias generaciones de telespectadores han crecido. Pero todo apunta a que el tiempo de estos shows ha pasado. El pasado mes de abril, después de una importante caída en la audiencia, se anunció su fin. En solo dos años había perdido más de la mitad de los 15 millones de espectadores que tenía en 2012. Los periódicos se llenaron de sesudos análisis sobre si el responsable de la decadencia era su poco animado presentador, Markus Lanz, o si el cierre obedecía simplemente al signo de los tiempos. El canal ZDF ha dejado claro que el ¿Qué apostamos? actual acabará el próximo mes de diciembre. Pero la cadena no descarta rescatarlo en un futuro con otro formato.

Todos pagan por la tele

L.D.

Los alemanes se han tenido que acostumbrar a pagar cada mes 17,98 euros a la radio y televisión pública. Desde el 1 de enero de 2013, cada hogar se ha encontrado con esta factura obligatoria, independientemente del número de radios, televisiones y ordenadores que tengan en casa.

Antes solo tenían que abonar el canon los domicilios con estos aparatos, lo que daba lugar a casos de picaresca. Algunos negaban tener un televisor hasta el día que llegaba un inspector a su casa. Pero a partir de 2013, cada hogar, también las segundas residencias, tienen que contribuir.

El nuevo sistema logró que por primera vez en muchos años, los ingresos del sistema público de radio y televisión aumentaran, hasta alcanzar los 7.680 millones de euros en 2013, 188 millones más que el año anterior. De esta cantidad, la ARD, conocida como La Primera, se llevó la parte del león, con 5.470 millones. El segundo canal, la ZDF, obtuvo 1.870 millones de euros.

Para recaudar estas cantidades, el servicio público envió el año pasado casi 15 millones de cartas de aviso reclamando el pago de las cuotas. Además, ahora pide de forma retroactiva a más de 100.000 hogares 323,64 euros. Es la cantidad que corresponde a los 18 meses que han transcurrido desde que entró en vigor la nueva norma.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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