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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aguas difíciles

Frente al populismo existe otra actitud, el realismo, que es igualmente complicada, porque la realidad exprimida ofrece un zumo contradictorio y complejo que nadie quiere beber

David Trueba

Se ha hablado mucho de populismo tras las elecciones europeas. No ha quedado ninguna duda de que populistas son siempre los otros. Frente al populismo existe otra actitud, el realismo, que es igualmente complicada, porque la realidad exprimida ofrece un zumo contradictorio y complejo que nadie quiere beber. En estos días hay dos sentencias que ejemplifican esa pugna. Por un lado está la del tribunal en Norteamérica a favor de los fondos buitres que compraron deuda argentina impagada por el Gobierno de Cristina Kirchner. La sentencia ha provocado una serie de reacciones, que incluyen la publicación de un anuncio con formato informativo, donde las autoridades argentinas ofrecen pago a cambio de un calendario más lento y esclarecen el afilado instinto para la ruleta de sus acreedores.

No ha provocado la solidaridad internacional que merece la pugna de un Gobierno frente a la especulación. Adoptada la senda de acordar el pago de sus deudas y pacificar los conflictos empresariales, el Gobierno de un país no puede quedar desprotegido frente a la especulación. Y el acuerdo, aunque complicado, tendrá que contener, para ser justo, renuncia por ambas partes. Pero más importante que todo eso sería no poner en peligro la estabilidad de un país, porque se ofrece una imagen demasiado ignominiosa para ser consumida sin alteraciones por parte de la gente. Harían bien algunos en ahorrarse los tambores de venganza, porque nunca se sabe cuándo vendrán por ti quienes no conocen de escrúpulos.

La otra sentencia complicada de digerir es la del nuevo Gobierno egipcio contra los periodistas de Al Yazira que cubrieron las revueltas tras el golpe de Estado que sacó a los islamistas del poder. Hace tiempo que la primavera árabe dejó a la intemperie un esqueleto social más complejo del que se puede asumir desde el entusiasmo que provocan los aires de libertad. Bendecida la vuelta al orden militar por los Gobiernos aliados, aparecen en escena cataratas de condenas desmesuradas e intolerables, que obligan a la contorsión porque ya no hay fuerzas para el escándalo. Frente al populismo, que es el territorio de lo fácil, no hay mejor receta que sumirse como espectador en un baño de realidad, que no es otra cosa que las aguas difíciles de un mar inabarcable.

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