Europa

Veo en televisión a un señor barbado que utilizando voz imperiosa arenga a sus compañeros de negocio con esta racial expresión ibérica: “Hay que batirse el cobre”. Se apellida Arias Cañete y es el candidato del salvador PP para no sé qué tipo de cargo en eso al parecer tan trascendente (¿para quién, para qué?) de las elecciones europeas. Por si acaso sus colegas de partido no son receptivos a su mensaje les previene de que deben batirse el cobre en la campaña de esas elecciones europeas “como si fueran las vuestras”. Les aclara que su resultado influirá en las elecciones municipales y autonómicas que vendrán después. O sea, que si los alcaldes, concejales y diputados peperos aspiran a no perder su nómina en el futuro, ya pueden empezar a desgañitarse en mítines convenciendo a los amados votantes de que si quieren seguir felices y comiendo perdices deben otorgar sus papeletas europeas a ese heroico PP que nos está librando a todos los españoles del abismo.

Imagino que el bocado europeo debe de ser suculento en vista del empeño de todos los partidos en que la potencial clientela no decida quedarse en la cama el 25 de mayo, vote masivamente en blanco, o la muy desagradecida dé la bulla en las calles contra los sagrados representantes de la voluntad popular.

El PSOE también pone épico afán en convencer al pueblo de que es fundamental que la eterna profesional de la política Elena Valenciano disponga de trono en el Parlamento Europeo para que Europa vuelva a ser progresista y expulse a la barbarie económica. Cuentan que Zapatero, aquel estadista tan lúcido que negó la existencia de crisis cuando esta ya estaba afilando la espada para degollar a los de siempre, dará su concienciado apoyo a la querida colega para que alcance el cielo. Sin embargo, Aznar, tan ocupado él en presidir el más grandioso laboratorio de ideas y con infinitos problemas de agenda universal, no podrá hacer campaña apoyando a Cañete.

Van a ser muy graciosos los spots autopromocionales de los que aspiran a la tarta europea. Aunque no superarán en ingenio a la campaña que hizo una marca comercial exaltando la honradez y el trabajo de la clase política. Creo que la tuvieron que retirar ante las carcajadas de los ingratos espectadores.