“Ferrer fue un hombre de acción”
Imanol Arias interpreta al misionero en un telefilme que TVE estrena este jueves
De él decían que era un líder revolucionario y con carisma al que las masas seguían como a un gurú. Imanol Arias sostiene que Vicente Ferrer fue, ante todo, “un hombre de acción”. El actor vasco se ha metido en la piel del exjesuita que dedicó la mitad de su vida a intentar arrancar de la extrema pobreza a los más desfavorecidos de India, en el telefilme que este jueves emite La 1 (22.30). Ayer, la televisión pública fue anfitriona de un pase en un cine madrileño al que asistió la Reina y los principales actores de Vicente Ferrer, producción que concentra los últimos 30 años de la vida del misionero en 106 minutos.
Un metraje que, en opinión de Arias, es claramente insuficiente. “Harían falta”, dice, “por lo menos cuatro horas. No soy partidario de que las cosas tengan una longitud mayor de la que deben tener, pero una figura tan mágica puede dar para una miniserie de cuatro episodios, un formato internacional que en España no se suele hacer”.
Abucheos a la Reina en el estreno
La presentación de Vicente Ferrer contó con la presencia de la Reina, los presidentes regionales María Dolores de Cospedal, Alberto Fabra y José Ramón Bauzá y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que fueron recibidos con pitos y abucheos mezclados con vítores y aplausos. Un asistente portaba una pancarta que decía: "Rey que acepta regalos tendrá amigos e hija raros. Él la tapó y ella bien cobró".
Su extraordinario parecido físico le ha facilitado sobremanera el trabajo a un actor acostumbrado a interpretar en la pantalla a personajes reales, como ha sido el caso de El Lute o Severo Ochoa. Pero Arias, que se declara feliz por poder haber afrontado este —“aunque no creo que me vaya a dar gloria”—, insiste en que lo suyo no resultó una tarea de caracterización, sino de aproximación. “Fui construyendo una similitud física con Vicente Ferrer. Había varias fotos míticas y fuimos haciendo una comparativa: íbamos al mismo lugar, a la misma hora y con la misma ropa y reproducíamos la imagen. Hasta que no conseguíamos el parecido exacto, la foto se repetía y se repetía. A base de eso fui construyendo una similitud física de una forma que nunca había hecho: por contraste fotográfico, por aproximación”.
Hasta mimetizó su manera de andar. El resultado fue que muchos de los que conocieron a Vicente Ferrer preguntaban en el distrito indio de Anantapur, donde se rodaba el telefilme, si Arias era su hermano. Precisamente por ello no hicieron falta largas sesiones de maquillaje. El calor extremo tampoco lo aconsejaba. Al margen del corte de pelo radical y la fina barba, tan solo utilizó una prótesis bucal para las tomas sobre los últimos momentos de la vida del cooperante español.
Acostumbrado en los últimos 12 años al perfil de Antonio Alcántara en la serie de TVE Cuéntame cómo pasó, Arias se sumergió en su nuevo personaje viendo también los [pocos] documentales sobre Ferrer. “Alberto Oliveras le entrevistó durante largo tiempo para televisión e hizo un documental del que se sustraen muchas imágenes y muchos conceptos. En Vicente, el caminar, el gastar las sandalias, era una forma de sostener toda su filosofía, que se concretaba en la acción. La acción es un motor. Mientras te mueves quemas toxinas, vanidades, lastres, rencores. Ahí radican la originalidad, la curiosidad de su sistema y la grandeza de su obra”. El equipo contó con la cercana colaboración de su familia. “Estuvimos con su hijo y su mujer, que venía mucho al rodaje”, cuenta Arias, que no oculta el gran impacto que le ha causado la figura del santo de Manmad. “Viendo lo que hizo, uno se siente muy pequeño. Aunque mi trabajo no era ser él, sino comunicar a la gente cosas de él. Poner en pie su personaje era prácticamente imposible. Nos apoyamos mucho en sus diarios, que eran emocionantes. Cuando él llegó a India, había personas de la casta más baja, los dálit, que iban cabizbajas y andaban con cuidado para que su sombra no se cruzara con la tuya".
Otro aspecto deslumbrante ha sido el rodaje en los estudios Ramoji, los más grandes del mundo. “Son un gigantesco parque para escenarios de tribu. Pero para las chozas y cabañas optamos por ir a grabar a las reales. En los estudios utilizamos la casa de Gandhi, que estaba reproducida, la estación de tren y algunas calles que recreaban el Bombay de 1960”.
Documental de Alberto Oliveras / Fundación Vicente Ferrer
Arias no deja de elogiar la pasión que para India supone el cine, un sector en el que es una verdadera potencia. “Los productores se han trasladado a rodar a Los Ángeles con gigantescos presupuestos. Actores famosos de Bollywood participan en coproducciones cinematográficas con los americanos. Algunas películas pueden alcanzar 100 millones de dólares (73 millones de euros) de presupuesto. Es muy potente porque tienen que llegar a 400 millones de espectadores”.
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