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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bodegón

En el país de los listos, la sobredosis de pillos deja un panorama arrasado, feo y depauperado. Curioso bodegón

David Trueba
Carlos Fabra a su llegada a la Ciudad de la Justicia de Castellón
Carlos Fabra a su llegada a la Ciudad de la Justicia de CastellónÁngel Sánchez

Días atrás, llamó la atención la portada de El Mundo. Aparecían fotografiados dos bolsos de mano que ilustraban el desvío de fondos para formación desde la UGT andaluza. Al dinero sustraído se le sumaba el agravio de costear falsificaciones asiáticas de un producto español. La imagen era fea en el sentido más amplio de la palabra. Retrataba también acciones nada estéticas. Se distinguía de la foto de portada habitual, que suele consistir en Rafa Nadal mordiendo un trofeo o el Rey saludando desde el coche a la puerta de un hospital.

Sería complicado fotografiar las 75 chequeras de Carlos Fabra, aún gozando de cargos públicos. Nunca vimos los patrones de los trajes de Camps, ni los ERE andaluces o la mordida de Mercasevilla terminarán tan acordemente ilustrados. Los apuntes contables del puño y letra de Bárcenas no transmiten la misma carga dramática. Ante la indiferencia general han retirado las querellas los que insistían en decir que eran papeles falsos para encubrir la pista de la financiación ilegal del partido. Desviar una partida de cursos de formación para detallitos del sindicato con sus fieles es chusco. Recaudar dinero bajo cuerda de empresas que se llevan contratas, licitaciones, concursos y gestiones del Estado es más sofisticado. Pero lo estúpido es poner a competir las corrupciones, porque España lo que necesita es una regeneración brutal generalizada y no burladeros ideológicos para cuando a los corruptos, a muy pocos, les llega la cornada.

Con la prensa arrinconada en lo digital, cambia también la potencia de las ilustraciones fotográficas. Ha llegado un sesgo más conceptual, quizá también porque hay menos fotógrafos en plantilla y con menos movilidad para encontrar la foto del día. Tendremos que acostumbrarnos a los bodegones y las naturalezas muertas. El pirateo, como en este caso de los bolsos de marca, ha sido un síndrome que empezó por camisetas, complementos, música, películas, chuches, juguetes y ha terminado por cargarse la industria y la economía colectiva. En el país de los listos, la sobredosis de pillos deja un panorama arrasado, feo y depauperado. Curioso bodegón.

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