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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Descuéntame’

Si hay una serie que puede erigirse como símbolo del éxito de la ficción televisiva española es 'Cuéntame cómo pasó'

David Trueba

Si hay una serie que puede erigirse como símbolo del éxito de la ficción televisiva española es Cuéntame. A la altura de Verano azul o Médico de familia, por su capacidad de implantación, ya no queda ningún español que no recuerde a su padre diciéndole a su madre: “coño, Merche, aunque se llamara de otro modo”. El argumento de la serie se vincula a un canto a la superación nacional, al esfuerzo colectivo por dejar atrás el subdesarrollo, sobre todo mental, y alcanzar un grado de modernidad tolerable. Por eso sorprende el grado de regresión espectacular que nuestro país viene sufriendo en los últimos cinco años, desde que la crisis económica estalló con fuerza, y poco a poco vemos eliminarse aquellas conquistas que más orgullosos nos hacían sentir, incluida la capacidad para tener memoria.

El desamparo del CSIC, entre miradas de asombro, pero también de asentimiento es el último paso en esta época donde el “qué le vamos a hacer”, no es ya una frase habitual, sino una manera de pensar. No sería descabellado que ahora que la serie ya nos alcanza, se pusiera en marcha una versión inversa, que podríamos titular Descuéntame. Empezaría por la voz entusiasta del adulto Carlitos, que iría contando el estado en el que vivía, con educación gratuita, sanidad al alcance de todos, protección social, macropabellones de arquitecto rutilante, perspectivas asombrosas de progreso y estabilidad, para ir adentrándonos en el futuro con olor a pasado. Desempleo, agujero contable, estafa, desprotección, indigencia y hasta recuperar decorado triste y paupérrimo.

Jugaríamos, de ese modo incruento que propone la ficción, incluso a establecer paralelismos y la discoteca Alcalá 20 podría encontrarse con el Madrid Río, cada uno en direcciones cronológicas opuestas. Filesa con las cuentas de Bárcenas, y el aceite de colza con Afinsa. Iríamos recobrando el paisaje de la infancia mientras cumplimos años. Porque si algo bueno tiene lo que está pasando es que nos devuelve a un territorio conocido. Suben las acciones de Iberdrola, pero rescatamos el infiernillo del trastero de la casa del pueblo de los abuelos y un tío en Alemania envía cartas llenas de melancolía junto a algún dinero ahorrado. De confirmarse el eterno retorno, preparémonos para vivir otra vez este verano la muerte de Chanquete y así regresivamente.

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