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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Juntos?

Veo en un televisor sin sonido al muy responsable, sacrificado, incomprendido y heroico timonel de la patria. Imagino que está soltando un mitin a su parroquia

Carlos Boyero

Veo en un televisor sin sonido al muy responsable, sacrificado, incomprendido y heroico timonel de la patria. Imagino que está soltando un mitin a su parroquia. Seguro que me estoy perdiendo algo trascendente y clarificador, pero por alguna extraña razón no tengo ánimo para subir el sonido. Lo que me intriga es un cartel que le acompaña y en el que leo: “JUNTOS SALIMOS”. Y me pregunto quiénes son aquellos solitarios que se van a juntar y en qué consiste la salida. ¿Con quién me junto, para qué, qué lograremos? Sospecho que a toda la gente que las está pasando putas ese lema les puede parecer surrealista o un chiste de mal gusto.

¿Con quién se van a juntar los que no solo han perdido su trabajo, sino que lo tienen enormemente complicado para encontrar otro? ¿Con aquellos que ocultaron su riqueza, lícita o ilícita, y que serán amnistiados, e incluso recibirá el agradecimiento del Estado, si entregan unas migajas de su tesoro? Y una vez juntos, ¿cantarán y bailarán en armonía fraternal El corro de la patata?

¿Para qué demonios van a querer juntarse los que chorrean dinero, poder y seguridad con los parias, los menesterosos y los desesperados, los que saben que su empresa nunca quebrará (o sea, la política) con los que votar les provoca urticaria o siempre lo hacen en blanco?

Sabemos que la corrupción ha sido generalizada, que todos los que pudieron metieron la pezuña en la caja (esta evidencia la califican de demagogia y populismo) y que para apaciguar la indignación social el sistema necesita escarmentar a una mínima parte de los grandes y honorables delincuentes. En otras épocas entrullaron a los demasiado exhibicionistas Ruiz- Mateos y Mario Conde. Muy mal te lo tienes que haber montado para convertirte en la excepción de la regla, para que los millonarios pisen la cárcel. Y la plebe puede sentir tentaciones de euforia cuando la justicia castiga al expresidente de los empresarios y a un banquero modélico. Y quieres creer que hay los suficientes jueces honestos a los que no les temblará la mano (también pueden cortársela) si tienen que condenar a las legiones de imputados con poder. Incluida esa ingenua dama de sangre azul que desconocía las razones de que su marido ganara fortunas.

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