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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Provocando

Cuesta más entender a los jóvenes cuando te vas haciendo mayor. Y entonces pasan cosas como que el telediario de TVE se asuste por su vestuario

Ricardo de Querol

“La juventud actual ama el lujo, es maliciosa, es malcriada, se burla de la autoridad y no tiene ningun respeto por los mayores”. La frase se atribuía a Sócrates (siglo V a.C.) en un libro de 1953 (Personality and adjustment, de Patty y Johnson), y se hizo tan popular que todavía se cita en muchas conferencias y en miles de referencias en la Red. Lástima que no haya rastro de que esa idea la expresara Sócrates. Era una frase redonda, demasiado sugerente para ser auténtica.

Sí es cierto que uno sabe que se está haciendo viejo si dedica tiempo a despotricar de la juventud. A los chicos de ahora les llamaban pasivos y piratas, les acusaban de anestesiarse con el botellón, de no preocuparse más que del siguiente fin de semana. Cundió el mito del ni-ni, que ni estudia ni trabaja, un parásito. Pero un día esos jóvenes tomaron las plazas, y exigieron que les devuelvan su futuro, y entonces los llamaron revoltosos, perroflautas, vándalos.

Algunas voces que arremeten contra esta generación eran maoístas o, peor aún, del Grapo cuando tenían su edad, y presumían de correr ante los grises. Otros escandalizados son de la quinta del Cojo Manteca, guerrillero urbano de los ochenta armado con su muleta. Muchos de los indignados de hoy serán mañana directivos de bancos desahuciadores, ministros desalmados o lobbistas de intereses turbios.

Cuesta más entender a los jóvenes cuando te vas haciendo mayor. Y entonces pasan cosas como que el telediario de TVE se asuste por su vestuario. En un reportaje se defendía que los chicos “no se dejen llevar por las tendencias” y vistan “respetándose a sí mismos y a los demás”, sin esos escotes ni esos calzoncillos a la vista. El responsable se habría llevado las manos a la cabeza si se hubiera cruzado con una de las slut walk (traduzcámoslo como 'marcha de fulanas'), un movimiento que dio la vuelta al mundo reivindicando el derecho de las chicas a vestir sexis sin que nadie las moleste por ello. En Francia esa reivindicación tuvo un nombre igual de directo: Ni Putas ni Sumisas.

Resulta que en medio mundo, de Toronto a Delhi, las mujeres reclaman que se las respete. Pero en el telediario hablaban de cómo van provocando. Como aquella terrible sentencia de la minifalda. Nos queda la duda de qué opinaba de verdad Sócrates de esto.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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