Un sinfín de ideas para series sin fin
Los guionistas de ‘Aída’ o ‘Amar es para siempre’ desvelan cómo elaborar historias eternas
Cada vez es más común que las cadenas y productoras se carguen de un plumazo sus series sin llegar a emitir el tercer capítulo siquiera. Pero, de repente, aparecen ficciones que, misteriosamente, funcionan. No existe una fórmula matemática ni una receta de alquimia para descifrar el secreto del éxito de las series de televisión españolas, pero casos como Cuéntame cómo pasó, Aída o Amar es para siempre demuestran que es posible mantener una serie en la parrilla durante años y a los espectadores en vilo.
El 23 de febrero de 2011 Antena 3 apostó por sustituir un magacín de tarde en decadencia, que rondaba el 6% de cuota de pantalla, por El secreto de Puente Viejo, un formato de ficción ideado por Boomerang TV. Dos años después, la serie goza de un inesperado 15% de share, y ha alcanzado su máximo histórico recientemente con más de dos millones de espectadores. Además, el pasado lunes se emitió el capítulo 500. Los guionistas de estas series sorprendentemente largas para esta cultura televisiva de usar y tirar que vivimos cuentan cómo se las arreglan para inventar un sinfín de tramas, argumentos y personajes y mantener vivos seriales cuyo último capítulo no se avista fácilmente.
“Todos los personajes tienen uno o varios secretos, de manera que siempre hay algo oculto que el espectador espera desvelar. Nosotros nos encargamos de ir dosificando la información en cada capítulo”, explica Josep Cister, director de contenidos de El secreto de Puente Viejo. “En el capítulo 382 hicimos un paso de tiempo de 15 años en un mismo episodio, de forma que personajes que tenían tres y cuatro años se convirtieron en jóvenes de 17 y 18, creando una evolución repentina en los actores que llevaban con nosotros desde el principio de la serie. Estos lapsos nos permiten abrir nuevas tramas y que el espectador se enganche”.
Aunque en los guiones nada es casual y están cuidados al milímetro, a veces son inevitables los descalabros en las tramas causados por el abandono de actores. Lo sabe bien Julián Sastre, productor ejecutivo de Aída (Telecinco), que durante los 200 capítulos que lleva la serie ha vivido la marcha de algunos personajes clave en la serie, incluso de la protagonista inicial, Carmen Machi. “Si al principio Aída (Machi) era la protagonista, la serie ha sufrido una transformación y una evolución: decidimos que fuera una serie más coral y que el protagonista fuera el barrio, Esperanza Sur, más que cada uno de los personajes”. Rodolf Civera, jefe de guiones de Amar es para siempre (Antena 3) —antes Amar en tiempos revueltos, en TVE— ha tenido que lidiar en ocasiones con esta inesperada circunstancia: “Cuando fallece un actor o se pone enfermo hay que resignarse, forma parte de la dinámica del trabajo de los guionistas. Aunque siempre hay tiempo de reaccionar, puesto que cada capítulo se escribe unas ocho o nueve semanas antes de la edición del guion”.
Tras 1.716 capítulos y siete años en TVE, Amar en tiempos revueltos cosechó un éxito del que no han querido desprenderse sus productores. Civera recuerda cómo pasó de ser una serie pensada para una temporada a una historia de posguerra interminable, por la que ya han pasado más de 1.200 actores. “Con esta serie una circunstancia inesperada nos permitió avanzar. Cuando la productora y la cadena vieron que la respuesta del público era tan buena, tuvimos que incorporar personajes e historias que no nos habíamos planteado. Cada temporada nos enfrentábamos a una trama nueva con nuevos personajes”.
Aída, que estos días se encuentra rodando su episodio número 205, se ha convertido en una de las series más longevas en la historia de la televisión en España, superando a 7 vidas. “Cuando comenzamos nunca nos imaginamos que fuéramos a batir récords. Hay que tener pasión y que el equipo de guion conserve la emoción por contar historias. A nosotros nos gusta nuestro trabajo, y eso se nota en el resultado final”, asegura Sastre.
Una serie diaria es una máquina que no para, debe estar engrasada para que no languidezca y muera. Cada día de guion, de producción y de rodaje es una carrera contrarreloj en la que nada puede fallar. Cister cuenta cómo funcionan las tripas y el motor del engranaje: “El equipo de guionistas de El secreto… está formado por 10 personas y se dividen en escaletistas (quienes elaboran el esqueleto de las tramas) y dialoguistas. Cada trama se hace en una biblia que está compuesta por 65 capítulos, y todos los días se graba más de un episodio”.
Aunque parezcan eternas, aún no se conoce la serie que no tiene un último capítulo. En algún momento los guionistas tendrán que afrontar su mayor reto: el final. “Creo que es lo más complicado, da mucha angustia y miedo cerrar todas las tramas porque sabes que nunca vas a contentar a todo el mundo”, afirma Cister. El productor ejecutivo de Aída, sin embargo, se muestra más optimista: “Estamos terminando de montar el capítulo 200 y estamos tan seguros de que a la gente le va a sorprender tanto que veo muy, muy lejano el final de Aída. Sigue muy viva”.
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