Volver a comer como con la abuela

Entre los platos de su carta probablemente no se encontrará ninguna mezcla salvaje de texturas o sabores. Tampoco ningún alimento deconstruido, o con el estado físico alterado. Las creaciones de los 15 restaurantes que protagonizan el programa Cocineros sin estrella, que se estrena este domingo en Telecinco (12.45), comparten pocas cualidades con las de la loada cocina de vanguardia. Pero las que tienen en común son las verdaderamente importantes: el amor por el trabajo bien hecho, el uso de productos de calidad y, sobre todo, unos resultados de los de rebañar el plato. Presentado por José Ribagorda, conductor de las noticias de fin de semana de la cadena privada, este nuevo espacio gastronómico busca adentrarse en lo más recóndito de la geografía española para recuperar el gusto por la cocina tradicional y autóctona, inspirado en un libro homónimo escrito por el propio Ribagorda, declarado amante culinario desde la niñez.

“Es un homenaje a 15 cocineros, pero por extensión a tantos y tantos que hay en España”, explicó. “Aunque en ningún caso es un alegato contra la cocina contemporánea: simplemente quería cambiar el foco mediático, para ponerlo en profesionales poco conocidos”. Con 18.000 kilómetros recorridos entre diciembre de 2011 y abril de 2012 —de Galicia a Castilla-La Mancha, Castilla y León, Asturias, Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana, Cataluña, Navarra, País Vasco y La Rioja—, Ribagorda y su equipo no solo han visitado algunos de los más suculentos comedores nacionales, sino que además han conocido profesiones en peligro de extinción, se han ilustrado en el arte de criar y cuidar productos, y han aprendido sobre tradiciones locales. “Es un espacio que pretende ser didáctico”, señaló su creador.

En Barbate (Cádiz), donde el periplo de Cocineros sin estrella arranca en el restaurante El Campero, especializado en platos marineros, los chefs no solo explicarán cómo elaborar una exquisita receta —en cada entrega se proporcionará una típica de cada establecimiento—, sino que además, de la mano del presentador, los espectadores descubrirán algunos de los secretos de la pesca tradicional del atún rojo y del ronqueo, el nombre por el que se conoce el despiece del pescado. “Ha habido madrugones, frío, catarros, me he mareado en el mar, otros echaron la pota...”, bromeó el periodista. “Ha sido un esfuerzo tremendo, pero se ha hecho con mucha ilusión, y eso se transmite”.

En el trayecto, Ribagorda se encontrará con productos tan exquisitos y desconocidos como el guisante de lágrima de Getaria, que se recoge manualmente y cuesta unos 300 euros el kilo, conocerá de primera mano el arte de la apicultura, conocerá los diferentes tipos de carnes que se extraen del cerdo o se introducirá en el mundo de los cultivos. “Una de las cosas que más me sorprendió fue saber que a día de hoy en Navarra se produce alrededor de un 5% de la cantidad de espárragos que se producían hace dos o tres décadas”.

Producido en colaboración con Xanela, el espacio se gestó, apropiadamente, en torno a una mesa. “Un programa de cocina no puede nacer en otro sitio”, apuntó Manuel Villanueva, director de contenidos de Mediaset. “Lo que trata de ser es una conversación con 15 puntos de referencia”. Aunque el viaje ha sido exhaustivo, han quedado muchos puntos por cubrir y descubrir. “Así que está abierto a continuación”, indicó Ribagorda.

Los restaurantes que se presentan son en muchos casos descubrimientos personales del conductor. “Otros los conocía de oídas, o por amigos críticos que me han asesorado”. El título del programa también es de su cosecha. Y no le da miedo que esa falta de estrella se traduzca en mala suerte. “Creo que el nombre es de impacto, y explica bien lo que queremos”, terminó. “Y pienso que la aceptación será buena, porque es un espacio de corte cultural”.