Maroon 5, 'Overexposed'
(Crítica basada prácticamente en hechos reales. No lo intenten en casa)
Pista 1: ‘¿Qué demonios escuchas?’ Maroon 5. ‘¿Te has estado bebiendo mi perfume otra vez?’ No. Es trabajo, mujer. Y déjame en paz, que debo concentrarme. La canción se llama One more night y es algo así como el Just another day de Jon Secada pero en peor. Piénselo durante 30 segundos. ‘¿Me decías algo?’. No, no… Por favor, échale un vistazo al horno…
Pista 2: Esta se llama Payphone, un título tan retro que uno piensa encontrarse con algo tipo Alabama Shakes –a esos tipos fijo que les pides el número de teléfono y te responden con la dirección de la oficina de correos a la que debes dirigir el telegrama-, pero en realidad es otro estribillo pegajoso, esta vez con un rap de Wiz Khalifa sustituyendo los clásicos 16 compases de solo de guitarra tras el segundo estribillo (Maroon 5, ahí, innovando… Seguro que ahora van Beyoncé y Jay Z y les copian). Debe ser el single, porque al final del disco hay tres remezclas del tema que no pienso escuchar. ‘¿Hay que darle la vuelta al cordero?’ En un rato, calculo que sobre la pista cinco. ‘Si te crees que voy a estar pendiente del disco para hacer la cena vas apañado, tú’.
Género: Pop rock
Título: Overexposed
Sello: A&M / Universal
Año: 2012
Puntuación: * 1/2
Pista 3: Primera balada. Como si ya no fuéramos bastante mal. La cosa transcurre sin sobresaltos, así como blanda y educada, hasta que llegan unos "oh oh ooohs" sobre el tercer minuto. Ahí es cuando a uno empiezan a entrarle ganas de sacar el cordero del horno y meter la cabeza. ‘¿Cuánto dices que te pagan por esta crítica?’.
Pista 4: Ui, que esto se acelera de forma enloquecida. Suena como esta aproximación alelada al Europop que algunos yanquis han acometido en estos últimos años y que ha conseguido que un estilo que era una estupidez en su tiempo hoy pueda despertar cierta nostalgia idiota. Technotronic, pues. Veredicto: una especie de apropiación del sonido 3 OH1! 3, que ya mandan huevos.
Pista 5: ‘¿Pero esta no la has puesto ya? No me digas que estás reescuchando canciones…’. No, mujer, que es otra. Se llama The Man who never lied. ‘¿Estás familiarizado con aquello de demasiada información? Por cierto, ¿estás escuchando esto en mi Spotify? Ojo, que ahí se sabe todo’. Adam Levine ha dicho algo de Hollywood Boulevard y, bueno, acabo de leer una noticia que cuenta que la aseguradora de Katy Perry le ha prohibido llevar unos sujetadores con unas ruletas por miedo a que vuelva a engancharse el cabello y tenga una lesión en el cuello. Para que luego digan que a los bancos no les importan las personas. Katy debe ser de La Caixa.
Pista 6 y 7: He ido al baño. Le ha dado al vuelta al cordero. He dudado entre echarle un chorro de brandy o no. ¿Qué haría Adam Levine en mi situación? La idea me ha dado aterrorizado. Le he tenido que dar un tiento al brandy para recomponerme. Luego le he echado un chorro al cordero. Con un par. ‘Oye, si no vas a estar pendiente del disco, ¿puedo poner el de Metronomy?’. No. Así no hay quien trabaje.
Pista 8: Esto es un medio tiempo, aquel concepto elusivo donde los haya; en la liga del pop rock, la salsa agridulce, o Fátima Báñez. En fin, que ahí están Maroon 5 tratando de volver a escribir She will be loved. ‘Voy a pintarme las uñas’. Qué envidia me das. ‘¿Cuántas faltan?’ Siete temas y cuatro remixes. ‘¿Quéee? Por cierto, ¿quién es el productor?’ Vete a la mierda.
Pista 9: Pues esta baladilla, como que tiene una melodía simpática. La voz con sordina de Levine funciona bastante bien y el hecho de que le acompañe solo un piano, no una tienda Apple entera, se agradece. ‘Esta es la peor’. Joder... ‘¡Mira! ¿uñas en rojo o en furcia?’ Furcia hasta la muerte. ‘Ya me lo suponía, gracias’.
Pista 10: A veces, aunque lleves muchos años escuchando música y hayas escritos cientos de críticas, te encuentras con temas que te siguen dejando sin palabras. Este, afortunadamente para el corrector de Word, es uno de ellos.
Pista 11: ‘¡El cordero! Se quema y hoy no quiero volver a cenar de sándwich de pavo’. Pues sácalo del horno. ¿O es que si te ven andando hacia la cocina te van a descalificar de los paralímpicos sufragistas? ‘Tengo las uñas pintadas, idiota’. Falsa alarma. El cordero está bien, algo que no se podría decir de Doin dirt, que es el tema que ahora suena y que es otra cosa así como discotequera que hace que Enrique Iglesias parezca Van Morrison. ‘Creo que ahora me voy a cortar las cutículas de los dedos de los pies’. Si sale una disparada y aciertas en la tecla del ordenador que tiene la almohadilla, pongo el de Metronomy. ‘Trato. Aparta esa cabeza, que voy’.
Pista 12: ‘Esta es mona y romántica’. Pues sí. ‘¿Quieres casarte conmigo?’ ¿Pero esto no lo habíamos hecho ya? Lo que nos falta es lo del puenting. ‘Jo, molaría que pusieran esta mientras entro en la iglesia vestida de merengue’. Se llama Beautiful goodbye, insensata.
Pista 13: Ui, qué mal empieza esto… ‘Quita eso ahora mismo, o llamo a mis abogados’. Va, 20 segundos más, por el periodismo musical y tal. ‘20, 19, 18…’. Vale, vale. (Especie de power ballad traicionera que luego se convierte en un ente pop indefinido, pero ciertamente capaz de dejar un rastro de muerte y destrucción a su paso. En el estribillo, Levine dice que está aquí para secarnos las lágrimas. A buenas horas. Adam, como dijo Mark Twain: El perdón es la fragancia que derrama la violeta en el talón que la aplastó)
Pista 14: ‘¿Recuerdas aquello de que me gusta el funk?’ Y casi todos los episodios de Friends, cómo para olvidarlo. ‘Pues olvídalo… Tengo hambre’. Coño, el cordero… ¿Puedes decirles tú a esta buena gente qué te parece esta canción, mientras saco al animal del horno? ‘Estimados lectores de EL PAÍS, está canción me recuerda a una de Craig David de la que no recuerdo el título…’. Aquí estoy. ‘Oye, tú trabajo es demasiado fácil’.
Pista 15: No, Adam, no me hagas esto…. ‘¡Noooooooooooo!’ Lo sé, lo sé, cariño, no pasa nada… ‘Por favor, te lo pido; por favor, quita eso. Haré todo lo que me pidas…’. ¿De verdad? ‘¡¡¡Quítalo ya!!!’ Voy, voy… ¿Cómo se para esta mierda del Spotify? ‘Nada, olvídalo… ¡¡¡arranca los fusibles!!!’. (El disco de Maroon 5, antes de sus preceptivos remixes, se cierra con una versión blues rock estilo ochenteno –si tienen lo que hay que tener, imaginen al ciego que sale en De profesión: duro acompañando a Gary Moore- del Kiss de Prince. Así, como lo oyen)
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