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Columna
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Equilibrio

David Trueba

No se les cae de la boca la palabra. Equilibrio. Y según ellos todos los esfuerzos están puestos en lograr el equilibrio presupuestario perdido y el equilibrio financiero. Pero después de los meses en que han quedado demolidas todas las expectativas, las alianzas, la credibilidad y hasta los honrados esfuerzos, si alguna certeza transmite la política económica es la de establecer un hondo desequilibrio en la sociedad. La palabra, que nace cogida de la mano al concepto de igualdad, puede ser utilizada hasta cansarla, vaciarla o viciarla, pero la igualdad no asoma por ningún lado. La distancia entre arriba y abajo se alarga, creando una inercia que nadie se atreve a parar. Los que caen en el agujero no tienen perspectiva de subir, mientras que otros disparan su distancia.

La realidad está siendo tratada como una mesa que cojea. Pero en lugar de calzarla se le cortan las patas donde se asienta, buscando terminar con el vaivén de una vez por todas. Pero cualquier sensación de tarea lograda es demolida de nuevo por las dudas, la incertidumbre. Continúa la siega y tras cada pata recortada hay otra que pasa por el serrucho y puede llegar el momento en que confundamos el tablero con el suelo, y no haya patas que cortar, y pese a todo aún no hayan logrado el equilibrio. Algunos advierten de la inutilidad de seguir acortando las patas a la mesa, cuando lo que es inestable, irregular y tramposo es el suelo mismo. El suelo donde está asentada una economía que mira a los juegos en el parqué de la Bolsa sin reparar en la gente. Se recorta el bienestar, la honestidad y el esfuerzo para asentar la desigualdad.

El gobierno está desequilibrado porque se le mueve el suelo cada mañana y ellos creen que bailan, pero lo único que hacen es mover los pies para no caerse. Da cierta pena. Entre sus aspavientos y la cadencia de un Fred Astaire hay la misma distancia que entre sentarse en un balancín tranquilo al caer la tarde o hacerlo en el columpio asesino de un parque de atracciones. Puede que estén buscando el equilibrio, pero parece complicado encontrarlo dentro de la lavadora. Quizá confunden equilibrio con equilibrismo.

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