_
_
_
_
Tentaciones
Critica discos Folk

Billy Bragg & Wilco, 'Mermaid avenue, the complete sessions'

Los nuevos temas tocados por Wilco, aquí incluidos son el eslabón perdido entre la banda que eran y los renovadores del rock que han sido después.

A mediados de los noventa, Nora Guthrie, la hija del mítico Woody Guthrie, encontró 3000 letras a las que el pilar de la canción protesta nunca puso música. El descubrimiento le desborda: No solo por la ingente cantidad de material, sobre todo porque esos textos, escritos entre 1939 y 1967 cuando muere por causa de la enfermedad de Huntington, dan una visión compleja de su progenitor. Versos que hablaban de sus obsesiones, sus amores o sus debilidades. Como ella misma dice en la introducción de este disco: “Era más de lo que ningún niño debería saber de sus padres”.

Género: folk rock

Título: Mermaid avenue, the complete sessions

Sello: Warner

Año: 2012

Puntuación: * * * * 1/2

Decidida a dar una salida a esas canciones sin música se pone en contacto con el cantautor inglés Billy Bragg, uno de los primeros punks que reivindicó a Guthrie. También, asegura ahora en el mismo texto introductorio, con el grupo de Chicago Wilco. Ellos serían los encargados de seleccionar las letras a las que dar nueva vida, de grabarlas y publicarlas.

De aquellas sesiones salieron dos discos con 15 temas cada uno: Mermaid Avenue I, (1998), y Mermaid avenue II, (2000). Consiguieron muy buenas reseñas y ventas más que respetables. Sobre todo el primero, más de un cuarto de millón de copias colocadas, candidato al Grammy a mejor disco de folk contemporáneo (que finalmente ganó Lucinda Williams) y que dio a Wilco el primero de sus éxitos, California Stars.

Pero, sorpresa, al parecer se registraron otras 17 canciones que nunca vieron la luz y que ahora, cuando se cumple el centenario del nacimiento de Guthrie, se editan como Mermaid Avenue III en una caja con los otros dos volúmenes y un dvd con el documental Man in the sand, the making of Mermaid Avenue.

El producto final es Billy Bragg & Wilco: Mermaid avenue, the complete sessions, que se pone a la venta estos días. Un triple cedé, uno por álbum, más el dvd y un completo libreto, que incluye fotos inéditas de Guthrie y su familia en los años cincuenta y las letras de las canciones.

En principio solo debería tener interés para completistas. La primera impresión es que Mermaid avenue III debería ser un álbum de sobrantes. Piezas descartadas por ser de inferior calidad, pero no es así. No es que el nivel sea alto, es que en muchas canciones supera el de los dos anteriores.

Estas canciones son las víctimas de un desencuentro. Aunque en el texto de esta caja Nora Guthrie retuerce la historia asegurando que ella contactó a Bragg y Wilco, la versión primera (bastante más creíble y apoyada además en el documental en el que el gran protagonista es Bragg) decía que Norah solo llamó al inglés y que fue este el que buscó a Wilco. No se trataba de una colaboración a nivel de igualdad, Bragg se sentía el albacea y los de Chicago debían de ser simplemente sus ayudantes.  Pero Jeff Tweedy, el líder de Wilco, no es alguien que se sienta a gusto ejerciendo de comparsa.

En su crítica de Mermaid Avenue I, Robert Christgau, definía perfectamente ambas personalidades.   "Está ese cantante folk británico, punk por herencia y pop star por ambición, cuyo talento más destacado es con que poco sentimiento de culpa auna las tres características. Y está esta banda alternativa del interior de Estados Unidos, de sensibilidad folkie y profesionales del pop por ambición cuyo talento más destacado es una musicalidad con la que no saben qué hacer".

Fue un choque de trenes. Billy Bragg y Tweedy  no tardaron mucho en ver que tenían poco en común. En 1998 Bragg era un ex-punk de 41 años cuyos mejores tiempos eléctricos habían quedado atrás y buscaba su hueco en una revisión de lo tradicional como arma política. Tweedy, diez años más joven, empezaba a impacientarse. Había disuelto Uncle tupelo en 1994, para hacerse con las riendas del nuevo proyecto, pero no parecía acercarse a su objetivo. Atascado en el alt.country que había ayudado a crear, estaba más interesado en investigar otras vías que en empecinarse en repetir el pasado.

En los primeros volúmenes, los ya conocidos, se intentó disimularlo. Se mantuvo la ficción de que todos los implicados en este proyecto, (y eso incluía a Natalie Merchant o Corey Harris) habían funcionado como un todo.

Estas que se publican ahora son aquellas en las que no hubo ningún acuerdo. Incluso en las que tocan juntos como Be kind to the boy on the road o Give me a nail,  unos Wilco (más bien desganados) secundan la voz del británico que, además, firma la música.

Pero lo mejor del álbum, y casi lo mejor de toda la caja, son aquellas canciones en las que no hubo colaboración. Por un lado las más puramente Guthrie de los tres discos, casi todas cortesía de Billy Bragg. Bugeye Jim o Union prayer en la deja la guitarra y coge el banjo.

Después están las curiosidades: Gotta work y Tea bag blues dos impresionantes blues compuestos e interpretados por Corey Harris y The Jolly banker, una letra de protesta contra los banqueros que Wilco registró hace solo dos años a petición de Norah.

 Pero lo realmente interesante es la aportación de Wilco. Los temas aquí incluidos son el eslabón perdido entre la banda que eran y los renovadores del rock que han sido después. De hecho Listening to the wind that blows es una canción que podría estar en cualquier álbum posterior. Aun más, es la primera vez que la banda de Chicago se adentra en el camino que tres años más tarde con la publicación de Yankie hotel Foxtrot les colocó en cabeza de un pelotón del que nunca han bajado. Aquí están todos los elementos que después cristalizarían.

Aclaremos una cosa, el Wilco que graba este disco no es el que conocemos hoy. Está la sección ritmica actual, con Ken Coomer a la batería y John Stirrat al bajo, pero aun sufría de la bicefalia de tener dos líderes, Jeff Tweedy y Jay Bennett, que sería expulsado en 2001, dejando el camino expedito al primero para construir un nuevo equipo a su voluntad. El camino que emprendió entonces y que completó con la llegada del guitarrista Nels Cline está aquí amagado. Este disco es la hoja de ruta.

Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_