La venganza tiene nombre de mujer
La serie 'Revenge', una versión moderna, femenina y sofisticada de 'El conde de Montecristo' llega en abierto a las tardes dominicales de Telecinco
Las soap operas están de vuelta. En la nueva edad de oro de la televisión, en la era de los Boardwalk Empire, Juego de Tronos o Homeland, un género de toda la vida como el culebrón no se podía perder. Y si sagas como Dinastía, Dallas o Falcon Crest reinaron durante la década de los 80 y 90, el 2012 tiene su Downton Abbey, su nueva versión de Dallas y, sobre todo, Revenge, esa reinvención de El conde de Montecristo en este milenio, que se desarrolla en medio del lujo y la riqueza de los Hamptons y donde quien busca venganza es una mujer. La serie, que en Estados Unidos emite la cadena ABC, es una de las que mejor índices de audiencia está cosechando esta temporada. En España, Revenge ya se puede ver en Fox (Dial 21 de Canal+) pero mañana aterriza en Telecinco a las 16.00, un horario un tanto inusual para este tipo de producciones, destinadas casi siempre a la franja del prime time nocturno.
"Emily tiene las cosas muy claras y su justificación segura: Quiere vengar a quienes se aprovecharon de su padre. Son los espectadores quienes tendrán que lidiar con su conciencia", asegura Emily VanCamp de su tocaya en la pantalla. El público no parece tener ningún problema con ello como demuestran los más de 10 millones de espectadores que de manera regular convirtieron en EE UU este episódico en el éxito de la última temporada televisiva, un grupo entre los 18 y 34 años que también incluye a la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood que premió a la actriz Madeleine Stowe con una candidatura al Globo de Oro.
No hay mejor imán a la hora de sentarse delante de la televisión que el placer de sentirse culpable. Y las ganas de escapar. Esos son los ganchos de esta serie donde siguiendo la buena escuela de los mejores culebrones, todos parecen ser terriblemente malvados y podridamente ricos. "Y vivimos en un momento en el que son muchos los espectadores que desean ver caer a los más poderosos", apostilla Stowe, la mala por excelencia.
Según admite su creador y productor, Mike Kelley, la idea original era hacer un Arriba, Abajo de los Hamptons, esas playas de Long Island (EE UU) donde se congrega lo más granado de la alta sociedad neoyorquina. La venganza no fue más que el motor dramático de la historia y la cadena ABC, detrás de la serie, sugirió que la protagonista fuera mujer siguiendo la línea ya marcada por otros de sus éxitos como Mujeres desesperadas, una serie que se despide este año tras ocho temporada en antena.
Revenge es un drama centrado en el impenetrable mundo de la riqueza, de ese 1% tan odiado pero del que siempre vende conocer hasta el último de sus pecados. "La venganza no es más que la piedra que cae en el lago y la serie se encarga de seguir las ondas que genera", añade VanCamp. Un oleaje que se podría describir como un tsunami a juzgar por lo mucho que ha enganchado, forzando a los creadores a mantener los guiones en secreto y filmar diferentes escenas en las localizaciones más remotas para despistar a los paparazzi. Los guionistas también quieren mantener todas sus opciones abiertas y en plena tradición JR nunca hay que dar a los muertos por muertos.
"Nuestro deseo es cerrar todas las incógnitas abiertas en el primer episodio a lo largo de la primera temporada pero dando todas las vueltas posibles", añade el creador con la seguridad de una segunda temporada en las manos y con un esquema que incluye venganzas puntuales en cada episodio a la vez que construye un arco más amplio en la temporada.
Con un pedigrí de cine donde Stowe es la nueva versión de lo retorcido televisivo pero de tiros largos y Phillip Noyce trata el material "con ojos y mente cinematográfica" como director, lo complicado fue encontrar a esa versión en mujer del conde de Montecristo. Alguien con aire de buena chica, inocente y de alta sociedad, pero capaz de conectar con su lado más oscuro. "Alguien capaz de matar. La venganza es lo único que le queda. El último vínculo con su padre. No le queda más", afirma VanCamp. Los guionistas se encargarán de complicar su vida y meterla en ese triángulo de relaciones donde la planeada venganza interfiere con sus propios sentimientos en más de un sentido a juzgar por el supuesto romance que se dio en la realidad entre la actriz y Josh Bowman, el niño rico, hijo de Stowe en la serie. Pero como confiesa con humor Connor Paolo, también parte de la serie y con experiencia en el género tras su participación en Gossip Girl, "el público adora a las chicas malas".
Su personaje y el de Nick Wechsler se encargan de acercar esta serie de ricos y ostentosos al espectador medio, con papeles de ese 99% al que pertenece el resto de los mortales. Porque como admite Kelley, el éxito de Revenge reside en su conexión con el público, entretenido con las maldades del 1% pero compartiendo con ellos un fragmento de su riqueza, sacando a la venta, por ejemplo, esa línea de productos de bajo coste, réplicas de los lujos utilizados en la serie, o mostrando al mortal de a pie un mundo de otra forma impenetrable, el de la llamada realeza de la costa este estadounidense.
Una visión virtual porque si la mansión de los Grayson es una creación digital, los exteriores están rodados en diferentes playas californianas ante la imposibilidad de rodar en los Hamptons. "Además, aquí hace sol todo el año", añade Stowe antes de lanzar con humor eso de "la venganza es un plato que se puede servir en cualquier temporada".
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