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Dustin Hoffman hace su debut en televisión con 'Luck'

Canal Plus estrena la última producción de la cadena estadounidense HBO, una ambiciosa serie centrada en las carreras de caballos

Dennis Farina y Dustin Hoffman en una escena de 'Luck'
Dennis Farina y Dustin Hoffman en una escena de 'Luck'

Si Dustin Hoffman escribiera sus memorias, su título sería “accidente de la naturaleza”. Esa es la visión que tiene de sí mismo el comúnmente llamado “el mejor actor de su generación” que se considera un ganador por el mero hecho de estar vivo. “Cuando nací no me daban ni tres semanas de vida”, recuerda con su tono nasal, entre sarcástico y socarrón, el que celebra los 74 años como un debutante, al frente de su primera serie de televisión, Luck, (que estrena el Canal + esta noche a las 22.00). Parafraseando el título de esta serie centrada en el mundo de las carreras de caballos, Hoffman admite su suerte al recuperar en este trabajo junto al guionista y creador David Milch y a las órdenes de Michael Mann su fe en un arte que ama como es la interpretación. “Porque si me hice actor no fue buscando el éxito sino para poder hacer lo que quisiera”, se sincera el ganador de dos Oscar y con otras cinco candidaturas al mismo premio. En el cine ya no le dejan porque como señala el intérprete de El graduado o Tootsie, el cine se ha bastardizado. “No te dejan seguir trabajando hasta que te quedes satisfecho. ¿En qué otro trabajo artístico te hacen eso?”, se queja.

De ahí el cambio de medio en cuanto Milch le ofreció el papel de Ace Bernstein, un empresario recién salido de la cárcel y que desea hacerse con el mundo de las carreras utilizando a su conductor como tapadera. “Uno de los regalos que recibes al contar con Hoffman es que su espíritu domina incluso cuando no está presente”, dice el creador de la serie, conocido junto con Steven Bochco por NYPD Blues. Por su parte Mann describe a su estrella como “más que un actor, un reactor, alguien cuya respuesta siempre es espontánea porque actuar es en gran medida reaccionar”. Y sin embargo, entre tanta alabanza y con una campaña publicitaria que pone todo el peso en Hoffman, la serie Luck cuenta con un reparto coral donde Nick Nolte, Farina, Michael Gambon, John Ortiz, Ian Hurt, Kevin Dunn y Jill Hennessy, entre otros, pueblan un universo de jockeys, entrenadores, camareros, vigilantes, capataces, veterinarios o “degenerados”, como se llaman a si mismos un grupo de ludópatas, con el que da vida al hipódromo de Santa Anita, en California (EEUU). “Yo prefiero utilizar la metáfora del jazz, donde todos improvisamos de algún modo tocando la misma melodía”, añade el actor.

Se trata de una melodía salida de la mente de Milch y de su experiencia en el mundo de las carreras de caballos. Como dice el creador y productor ejecutivo no sin falta de sarcasmo, ha sido una inversión de 25 millones de dólares perdidos en 60 años de preparación. Por el contrario, Hoffman nunca ha perdido un duro en las carreras. Ni entiende ni lo cree necesario. “Y está afligido por unos genitales demasiado grandes como para montar a caballo”, le toma el pelo el guionista. Hoffman se defiende echando mano de su tradición teatral, esa por la que no necesita ser mujer para interpretar a una mujer, dice. Una escuela artística que le viene muy bien en Luck porque la serie no introduce al espectador de manera progresiva en su trama sino que lo lanza en paracaídas al centro del hipódromo. “Como cuando se abre el telón en una obra de teatro, sin contexto, sin preludio a lo que se va a desarrollar delante del espectador”, revive el actor.

Riesgo y ambición

ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA

Luck es ambiciosa de la forma en que lo era The wire, la serie estrella de la HBO. Intenta abarcar todos los aspectos del tema que trata y para ello no se centra en un personaje, sino que sigue al mismo ritmo a una decena de ellos. Desde el cuidador de los caballos hasta el mafioso que quiere hacerse con el dominio del hipódromo pasando por los apostantes y los jockeys. Y no se preocupa en explicar hasta el último detalle al espectador.

El creador de la serie, David Milch (Deadwood), no ha escatimado recursos para retratar un mundo que le apasiona y obsesiona y ha contado con Michael Mann (que también produce la serie) para dirigir el episodio piloto, una pequeña joya cinematográfica. El apabullante reparto coral, muy veterano, está encabezado por Dustin Hoffman, Nick Nolte, Dennis Farina, John Ortiz, Ian Hart y Kevin Dunn.

La apuesta de la HBO ha sido casi siempre anteponer la calidad a lo comercial y fácil. Sus grandes éxitos son productos que se han asentado con el tiempo, con la paciencia de los espectadores, que han ido enganchándose poco a poco a las densas historias que ofrecen. Con Luck la apuesta es aún más arriesgada, por lo complicado e inaccesible que resulta el mundo de las carreras de caballos y la jerga que se utiliza (en las página web de Canal + y HBO hay un diccionario de términos que conviene consultar si no se está familiarizado el mundillo).

Milch no lo pone fácil al sumergir al espectador de lleno en el centro del hipódromo, sin explicaciones previas y con la cadencia que caracteriza las series de la cadena. Los diálogos, el montaje, la belleza de las carreras de caballos, la fotografía, la banda sonora y el ritmo están extremadamente cuidados.

En el caso de Luck las diferentes tramas se irán desarrollando encontrando sus puntos de encuentro con una realización donde Mann además de ser el director del piloto coordina un equipo de realizadores que completan Terry George, Phillip Noyce o Mimi Leader entre otros. “Y HBO le ha dado a Michael suficiente cuerda para que consiga las tomas que sean necesarias. Nunca he confiado tanto en un director como esta vez en Michael”, se confiesa Hoffman, conocido por su exceso de profesionalidad y sus enfrentamientos con anteriores directores como Sydney Pollack.

No todo han sido rosas en una serie con tres cabezas visibles a cual más centrada en su trabajo. Si bien ahora que existe un acuerdo de renovación por una segunda temporada todo son buenas palabras entre los tres, circulan informaciones de serios enfrentamientos entre Milch y Mann y durante la presentación de la serie en Los Ángeles ambos apenas se cruzaron palabra. Hoffman hace de mediador entre estos dos talentos y si en Mann depositó la confianza con Milch trabajó “en cada palabra y en cada sílaba” hasta construir un personaje como el de Ace, inspirado según dice en varias personas pero sobre todo en el padre del propio guionista. “Digamos que es un empresario que ha visto mundo y con el que mejor no te metes”, describe el actor.

Rodada en seis meses y alternando entre cámaras digitales para las tomas de las carreras de caballo y cine en el episodio piloto, la experiencia televisiva no ha podido ser mejor para Hoffman. Y no lo dice a la ligera porque como admite la televisión nunca fue un medio que le interesó. “Veo las noticias, los deportes, documentales pero siempre he rechazado el mundo de la tele. No veo ninguna serie. Soy de los que prefiere abrir un libro cuando se va a la cama”, admite con honestidad. Tampoco será su trabajo de por vida, de vuelta al cine y dedicado en la actualidad a su primer trabajo como realizador, dirigiendo a Maggie Smith y a Gambon en Quartet. Porque al final, en cine o en televisión, Hoffman sigue haciendo lo que quiere. “Lo que quiero y lo que amo. Puedo enfadarme, deprimirme, mandarlo todo a la mierda pero una cosa está clara. Como actor nunca me aburro”, resume con orgullo de su último trabajo.

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