El archivo fotográfico de EL PAÍS, donde duermen algunos de los mejores retratos de la historia
Los fondos del diario, que comenzaron a fraguarse 1976, recogen el material gráfico publicado por el periódico y también imágenes inéditas
El Golpe de Estado se guarda en un cajón encima de los atentados de ETA. “Hemos crecido en la sangre, esto era el día a día del periódico”, reflexiona Anabel Serrano mientras acaricia el lomo de las carpetas que guardan todas esas imágenes. Es la responsable del archivo fotográfico de EL PAÍS, una hilera de cajoneras de dos cuerpos de alto que duermen en los sótanos de la madrileña redacción del diario. Su valor sobrepasa lo informativo. “Esto es un patrimonio en sí mismo”.
El archivo de imágenes del diario se remonta a antes del propio periódico. En los primeros meses de 1976, año en el que nace EL PAÍS, se comenzó el acopio de imágenes. La compra a agencias quería asegurar unos fondos mínimos a la salida del periódico, que se produjo el 4 de mayo. Desde ese año hasta el 2004 las imágenes llegaban al periódico en un rollo que pasaba al laboratorio. Allí se hacía lo que se llama hoja de contactos, una lámina en la que se examinan las imágenes capturadas. Sobre esa hoja se elegía la foto que iba a ser publicada. Solo esa era filmada y archivada de manera independiente. En el lateral de esas fotos o en la parte trasera se puede leer en qué año se publicó, la página en la que se imprimió e incluso cuánto espacio del papel ocupaba. “Esta fue a cuatro columnas”, comenta Serrano, que es capaz de clasificar las fotos que pertenecen a la casa solo por el papel en el que fueron impresas.
En la configuración de este archivo y en la publicación de estas fotos han tenido mucho que ver los taxistas madrileños. Los fotógrafos les confiaban a ellos los rollos desde el lugar de la noticia. Los taxistas conducían hasta la calle de Miguel Yuste 40, dirección de EL PAÍS, para entregar el material. Los fotógrafos que no estaban en Madrid se llevan sus líquidos de revelado, montaban el laboratorio en el hotel y las hacían llegar por mensajería urgente.
Serrano lleva “toda la vida” en el diario, y aunque no empezó trabajando en el archivo, sino “picando” en la máquina de escribir lo que los periodistas le dictaban por teléfono, el archivo es su casa. Para el visitante los pasillos son un laberinto, pero ella los conoce de memoria y retiene nombres, fechas y ubicaciones. No revisa las etiquetas de cada archivador, va directa a lo que viene a buscar. Hoy son fotos de los años 70, “pero otro día puede ser una foto del mundial del 82″.
Entre las imágenes figuran todo tipo de personajes y hechos históricos. “Las fotografías tienen un componente documental, pero también patrimonial, incluso las fotos que no son nuestras”, explica Serrano. Aquí se almacenan imágenes de reporteros de diferentes agencias y países, más allá de las tomadas por fotógrafos de EL PAÍS. “Hemos tenido a los mejores de España”, presume Serrano mientras muestra una imagen firmada por César Lucas.
Apunta la archivera que además hay que sumar otro valor, el de la anécdota: “Las fotos tienen vida, una historia detrás, y nosotros no la conocemos, solo los fotógrafos”. Se ha topado con una foto de Montserrat Caballé. Se hizo para una entrevista para El País Semanal y recuerda la popular historia de esa entrevista: la diva de la ópera atendió de manera tosca a Rosa Montero, quien la entrevistaba, queriendo terminar rápidamente el encuentro. Serrano evidencia que tan solo quienes participaron en la entrevista pueden saber qué pasó y en muchas ocasiones el único testigo es el fotógrafo.
El archivo físico se completa con un gigantesco archivo digital. Cada cual tiene su propio lenguaje documental, “un pequeño tesoro” que fue creado en exclusiva para EL PAÍS y que facilita las búsquedas. A primera vista el archivo digital puede parecer menos arcano y meritorio, pero solo es a primera vista. Contiene más de 10 millones de entradas y “es más eficaz que Google”. Como en cada impresión de papel, negativo o contacto, estas imágenes son subidas a la plataforma web siguiendo un etiquetado y una descripción minuciosa. “Va más allá de un pie de foto, hay que darle el contexto preciso a cada una”, subraya Serrano. En la pantalla hay una foto de la infanta Leonor. “Podría ser una foto más, pero es el primer día que en España no es obligatorio el uso de mascarilla en interiores y además es la segunda intervención oficial de la infanta en solitario, recién llegada del instituto de Gales en el que estudia”, puntualiza.
Para dar lustre a algunas de las imágenes que aquí se atesoran, Serrano, junto a Gema García, fotógrafa del diario, creó el blog Un país de archivo. En este espacio han recuperado cómo se votó la Constitución (1978), los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) o cómo transcurrió el último Gran Premio de España de Fórmula 1 que acogió el circuito del Jarama (1981).
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