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Casi 150 personas condenadas cada día a instalarse en un “campamento”: Chile cuadruplica sus barriadas informales en 12 años

Unos 114.000 hogares, un tercio de ellos migrantes, habitan en asentamientos irregulares desplazados por una profunda emergencia habitacional

Una cometa entre los pasillos de un campamento en San Bernardo, en las afueras de Santiago de Chile.
Una cometa entre los pasillos de un campamento en San Bernardo, en las afueras de Santiago de Chile.sofia yanjari
Antonia Laborde

La profunda crisis habitacional que atraviesa Chile está empujando a unas 150 personas todos los días a instalarse en asentamientos irregulares. Casi 114.000 hogares –un tercio de ellos migrantes– habitan sitios con alcantarillado deficitario y acceso informal a agua potable y electricidad, cuatro veces más que en 2011. Lo hacen empujados por la necesidad de independencia en el caso de quienes viven de sus allegados, por el alto coste de los alquileres o por los bajos ingresos económicos. La cifra, publicada esta semana por el centro de estudios de Techo Chile, una organización dedicaba al problema de la vivienda, es la más alta desde que la fundación comenzó el registro a comienzos del milenio. Y es un 39,5% mayor que en el periodo anterior (2020-2021).

“Más allá de los datos, esto es el reflejo de que los campamentos [como se les llama en Chile a las barriadas o los grandes asentamientos irregulares] se están transformando en la alternativa habitacional informal para gran parte de la población”, apunta Sebastián Bowen, director ejecutivo de Déficit Cero, una iniciativa que pretende eliminar las carencias habitacionales en Chile para el 2030. En el país sudamericano, de 19 millones de habitantes, unas 650.000 familias no tienen una vivienda digna, un dato similar al de la crisis habitacional de comienzos de los años noventa, después de la dictadura.

Un niño trepa una barda en un asentamiento a las afueras de Santiago, en mayo de 2020.
Un niño trepa una barda en un asentamiento a las afueras de Santiago, en mayo de 2020.sofia yanjari

La tendencia al alza de familias trasladándose a asentamientos viene desde 2014, cuando cada año se sumaban entre 2.000 y 3.000. “El gran salto se produce entre 2019 y febrero de 2021, cuando el aumento es de 73% en dos años”, apunta Pía Palacios, directora del Centro de Estudios Techo, quien explica que durante el periodo post estallido social de octubre de 2019 y la pandemia se profundizó la crisis económica, sobre todo en los hogares más vulnerables. El abrupto crecimiento registrado entre 2019 y 2021 se volvió a repetir entre 2021 y 2023. “El aumento sostenido en la última década coincide con que el precio de la vivienda comenzó a aumentar a un ritmo mucho más acelerado que las subidas salariales”, añade Palacios.

De los 1.290 asentamientos que existen hoy en Chile, un 45,7% se levantaron entre el 2010 al 2020 y un 14,6% desde el 2020 a la fecha. El Gobierno de Gabriel Boric se ha puesto como meta la construcción de 260.000 viviendas en los cuatro años de Administración, hasta marzo de 2026. En el primer año de mandato entregó 39.000 y hay otras 136.000 en construcción, según el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. La subsecretaria de la cartera, Tatiana Rojas, sostuvo en la publicación del catastro de Techo Chile que dentro del plan están privilegiando la radicación de las familias que habitan asentamientos donde se pueden construir: “Vamos a reconocer la historia y la voluntad de las familias de poder quedarse ahí, y el resto lo vamos a atender reubicándolos en terrenos y proyectos habitacionales seguros”.

Para hacer frente a este complejo escenario, Bowen, de Déficit Cero, plantea tres medidas claves: identificar los asentamientos más antiguos y asentados para regularizarlos. “Hay que asumir que gran parte de los campamentos son en la práctica parte de la ciudad. El Gobierno está haciendo algo en esa línea y me parece acertado”. La segunda, implementar políticas de barrios transitorios o arriendo público para las familias que no consiguen un subsidio habitacional y se ven obligadas a vivir en la informalidad. Y la tercera, aumentar la oferta de soluciones habitacionales. “El Estado ha tardado en adaptarse a la nueva demanda urbana habitacional que tiene el país”, señala Bowen, y plantea agilizar los procesos de entrega, facilitar y disponibilizar el suelo para todo tipo de vivienda y flexibilizar los subsidios que existen.

El terreno 'Nuevo Amanecer' de Cerrillos, en Santiago, en donde viven cerca de 10.000 personas, el 13 de abril de 2022.
El terreno 'Nuevo Amanecer' de Cerrillos, en Santiago, en donde viven cerca de 10.000 personas, el 13 de abril de 2022.sofia yanjari

El catastro de Techo Chile identificó que un tercio del total de familias que viven en asentamientos son inmigrantes. Entre 2020-2021 y 2022-2023 representaron un 45,3% del total de aumento de familias, aunque solo un 6,2% de las familias extranjeras llegan directamente a vivir a un campamento, según el estudio. “Esto quiere decir que las familias buscaron una solución habitacional formal, pero vivieron la exclusión habitacional y acabaron en campamentos. Hemos constatado que los arriendos abusivos suponen una situación crítica: se sube el precio del alquiler unilateralmente y se cobra más que en el mercado regular por habitaciones irregulares donde existe hacinamiento”, afirma Palacios.

En la región norteña de Antofagasta, casi un 73% de las familias que viven en asentamientos son migrantes, seguido por la Región Metropolitana de Santiago, donde representan un 59%. La población extranjera en Chile ha aumentado progresivamente en los últimos años hasta alcanzar 1,5 millones, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Departamento de Extranjería y Migración, lo que implica un desafío a las políticas públicas para enfrentar las diferentes necesidades en distintos ámbitos, entre ellos, el habitacional.

El asentamiento en San Bernardo a las afueras de Santiago frente a los Andes chilenos, en julio de 2020.
El asentamiento en San Bernardo a las afueras de Santiago frente a los Andes chilenos, en julio de 2020.sofia yanjari

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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