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Santi Vila propone que el catalanismo entre en el Gobierno de España

El exconsejero arremete contra el independentismo radical en su último libro y ensalza la figura de Puigdemont

Camilo S. Baquero
El exconsejero de la Generalitat Santi Vila
El exconsejero de la Generalitat Santi VilaGianluca Battista

A la lista de libros sobre el juicio al procés se suma desde este martes el de Santi Vila. En Vencer y convencer (Pensínsula), el exconsejero recoge sus impresiones de aquella causa y carga contra el independentismo radical. Al tiempo, hace una defensa cerrada de Carles Puigdemont y propone algunas ideas para reconciliar a Cataluña y España. La más heterodoxa, que el espacio catalanista moderado abandone el tabú de entrar en el Gobierno.

Vila aboga por dar cuerpo a un catalanismo no independentista, con una “nueva agenda motivadora” y que sea la punta de lanza en temas como la equidad de género, la eutanasia o el respeto al medio ambiente. Y que “corrija el prejuicio pujoliano históricamente comprometido con la gobernabilidad de España pero siempre absolutamente contrario a implicarse de manera explícita en su gobierno”.

Condenado a 20 meses de inhabilitación por un delito de desobediencia, Vila está fuera de la primera línea de la reconstrucción del espacio político que ocupó CDC pero su libro, sin proponérselo, llega en un momento crucial del debate sobre la forma como el PDeCAT, Junts per Catalunya y la Crida (el partido de Puigdemont) han de convivir. El adelanto electoral en Cataluña ha acelerado el debate.

El exconsejero hace el símil de un accionista “del 19% de la propiedad de una empresa” (el peso del PIB catalán en el conjunto del España) que se desentiende de las decisiones estratégicas de la compañía. “Es inimaginable e irresponsable”, agrega. “El catalanismo debe dejar atrás la tesis que explica que Cataluña es la nación y que España es tan solo Estado. ¡Falso! Cataluña es nación, y España ¡también! Nación de naciones, si se quiere, pero nación al fin y al cabo”, agrega.

Ese catalanismo del siglo XXI, dice Vila, tiene que tres caminos. El primero, que los cuadros centristas de la extinta CiU vuelan a su espacio político primigenio. El segundo, una refundación del centro catalanista, con la idea de que Cataluña es una nación pero “sin condenarnos ad aeternum a los debates bizantinos sobre cuestiones identitarias o girar permanentemente en la tediosa ruda de la forma de Estado”. La última receta, de corte maragalliano, es “articular un movimiento satélite del espacio socialista, pero con personalidad jurídica propia y mayor libertad de acción”.

No desaprovecha párrafo para embutir alguna cita de teoría política o hasta de Rosalía, y algún reproche. Por ejemplo, que la caja de solidaridad de las entidades independentistas no se hiciera cargo de su fianza. Jordi Cuixart fue el único preso que le escribió para disculparse.

Puigdemont es el personaje más citado en el libro y describe su relación de amistad como la que mantuvieron Don Quijote y Sancho Panza. Desde que huyó a Bélgica, confiesa Vila, solo se escribieron dos cartas. A finales del año pasado se vieron en Waterloo. “Sincerados el uno con el otro, las discrepancias políticas se hicieron pequeñas y la empatía y mi admiración por él no hicieron sino acrecentarse”, afirma.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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