La voz indómita de José Menese se niega a extinguirse
Un nuevo documental aborda las múltiples caras del músico conocido como último exponente del cante jondo más puro y ortodoxo
Nunca nadie pudo someter a la voz del cantaor José Menese. Ni los flamencos que renegaban de su purismo, ni el franquismo que lo acechaba por revolucionario. El cante de Menese era como un trueno: libre y salvaje. Tanto que, después de tres años de su muerte, el eco indomable de su garganta sigue resonando en su pueblo natal, La Puebla de Cazalla (Sevilla), en el barrio madrileño que lo vio nacer como artista, Puerta del Ángel, y en los recuerdos de la gente que le rodeó durante 73 años. Así lo recoge Menese, un nuevo documental que aborda las múltiples caras de este artista a través de su viva voz y la de sus más allegados.
En el centro de estos últimos se sitúa Encarna Gil, viuda de Menese que, con voz sincera y emocionada, narra las alegrías y los miedos que rodearon la lucha de este músico inconformista con el flamenco y la sociedad que le tocó vivir. “No siempre era fácil. Había momentos duros. La Guardia Civil iba con metralletas a sus recitales para ver qué cantaba”, cuenta Gil. Y es que, además del purismo recio de la voz de Menese, el contenido de su cante era un jarro de agua fría para el franquismo.
La historia de un fusilamiento en el cante Romance de Juan García es un ejemplo claro. Entonaba Menese: "Fue sentenciao / Juan García a golpes de mosquetón. / Primera noche de agosto / sin jueces ni defensor. / No era por miedo su llanto, / porque llorando salió. / Lloraba porque dejaba / lo que en su casa dejó. / Ay, ay… / Lo sacaron amarrao / y amarraíto quedó. / A dos pasos del camino / y en el camino amoró. / Así murió Juan García. / Testamento no escribió, / pero lo que Juan dejaba / el pueblo lo arrecogió".
En una grabación antigua que aparece en el documental, el artista reconoce cómo le tacharon de rojo y de subversivo. "Me daba igual, de hecho, me afilié al Partido Comunista y ahí sigo", cuenta el protagonista mientras se intercalan imágenes de este con el poeta Rafael Alberti, al que visitó en varias ocasiones a Roma. Su fuerza en el escenario se intercalaba con frases rotundas y llenas de reivindicación. Como aquella vez que se le escapó un "viva Mao" en lugar de un "olé".
Las letras, otro de los sellos de identidad del artista, eran obra del que fue su mentor y paisano, el pintor Francisco Moreno Galván (1925-1999). Personaje con una presencia omnipresente en el documental, que narra cómo Moreno vio en Menese lo que al él le hubiera gustado tener: la fuerza de una voz indómita sobre los escenarios. El cantaor, por contra, cogió la identidad de un cante reivindicativo. "Los dos supieron encontrar en el otro lo que le faltaba", comenta Antonio Moreno, íntimo de Menese y amigo de Moreno, con el que editó un libro de sus letras con ilustraciones del artista.
El documental no es una obra puramente biográfica. Es un análisis de 80 minutos que aborda, a modo de fogonazos, la búsqueda eterna de Menese por encontrar el origen más puro de una saeta, una soleá, una siguiriya o una toná. Ahí entran los que le conocieron, que relatan cómo recorría esos caminos hacia el pasado para preservar celosamente ese patrimonio musical."No podía aceptar que se desvirtuara la esencia del flamenco. No lo soportaba y para él era muy duro”, cuenta Gil. Esa protección del cante jondo le llevó a ser el primer artista flamenco en actuar en el Teatro Olympia de París (Francia) en 1973 o en el concierto anual de la ONU de 1985 en Nueva York (EE UU).
Pero no eran sitios donde más cómodo se sentía. En el documental, sus allegados narran cómo los espacios íntimos era donde mejor sonaba su voz. Uno de esos sitios era el Bar Central de Puebla de Cazalla, regentado por su íntimo Fernando Guerrero, que no deja de alabar la voz y la personalidad humilde de Menese.
Remedios Málvarez, directora del documental y especialista en flamenco, no duda en subrayar que Menese es el artista que cantaba "por derecho" los temas que marcan el flamenco más jondo. No obstante, Málvarez ha incluido tres actuaciones de tres cantaoras actuales que reinterpretan la fuerza y espíritu indomable del artista sevillano: Rocío Márquez, Laura Vital y Rosario La Tremendita. "Nos parecía muy bonito cantar Menese en femenino. Es un grito de libertad contra el machismo", comenta la directora. A partir de enero, este trabajo recorrerá festivales de cultura y cine de países europeos como Francia y Luxemburgo.
Las anécdotas de la voz de Meneses son inabarcables. La mayoría aún resuenan en la memoria de sus conocidos, pero también en las de sus seguidores y en los que tuvieron la suerte de cruzarse con él en un bar, en una esquina en el barrio de Puerta del Ángel o ahora, desde su muerte, en sus discos. El hombre que gritaba aquello de "no se puede cantar con medias tintas" acabó pronosticando lo que, en la barra del Bar Central, le decía a Guerrero: "Yo, Fernando, soy inamovible"
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