Las dos Barcelonas que votan a Vox
Abascal obtiene su mejor resultado en Barcelona en los distritos con las rentas más altas (Sarrià - Sant Gervasi, 7,9%) y más bajas (Nou Barris, 7,1%)
Vox obtuvo el domingo un escaso apoyo en Barcelona: un 5%, apenas un tercio de la media del 15% que logró en el conjunto de España. Con todo, dos distritos sobresalen con apoyos a Vox superiores al 7% del voto. Son el que concentra las rentas más altas de la ciudad, Sarrià-Sant Gervasi (7,9%); y el que agrupa a las más bajas, Nou Barris (7,1%). Los vecinos más ricos (votantes de Convergència y sus sucesivas marcas o del PP) y los más pobres (fieles a la izquierda o a Ciudadanos cuando se imponía el debate nacional) son los que más apoyaron a la ultraderecha.
“¿Por qué Vox? Porque esto es acción-reacción. Después de lo que estamos viviendo, yo quiero orden: hacer limpieza de políticos inútiles que cobran y no hacen nada”. Habla Elvira: “Diez apellidos catalanes”, subraya en la esquina entre las calles de Vergós y Doctor Roux, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Votante hasta estas elecciones de PP y Ciudadanos, el domingo Elvira —artista plástica de mediana edad con dos licenciaturas— fue una de las tres apoderadas de Vox en el colegio electoral ubicado en la sede de la Agencia Catalana de Residuos.
“Vox no es ultraderecha, los otros sí que son fascistas totales, llevan 30 años lavándonos el cerebro”, responde Elvira a la pregunta de si se identifica con el discurso más duro de Abascal. A su lado, su prima Núria enumera “el daño, horroroso, que ha hecho el independentismo: a la economía, a las empresas que se han ido, la fractura social…”.
El apoyo a Vox en Sarrià -SantGervasi no ha hecho sombra a los dos partidos que tradicionalmente ganan las elecciones en la zona: Junts per Catalunya (19,9% de los votos) y el PP (18,3%). A continuación se situaron ERC (16,9%), PSC (14,4%) y los comunes (8%). Los neoconvergentes son los votantes mayoritarios entre los paseantes la mañana siguiente a las elecciones. También en la plaza de Artós, punto de encuentro de movilizaciones de signo españolista lideradas por el colectivo ultra Los de Artós. Aquí, María pasea con su madre y asegura que “desde la Guerra Civil la plaza de Artós ha sido siempre de los nacionales”, y señala un edificio donde, explica, “antes vivían policías”.
También aquí, en un comercio con décadas de historia Tere y Xavier atribuyen el éxito de Vox, que cerró la campaña en la plaza, al procés. “Aquí siempre se ha votado de forma conservadora, pero no extrema”, apuntan y reconocen que “Vox habla de cosas que la gente piensa, apelando a las emociones”, además de considerar un error que Pedro Sánchez decidiera exhumar a Franco antes de la campaña: “Despertó a la bestia”.
Fuera del casco antiguo de Sarrià, hacia Tres Torres, los porteros conocen como nadie a los vecinos y tienen su versión del comportamiento electoral: “Gente pudiente, aquí los pisos tienen 220 metros cuadrados y en lo alto hay dos piscinas”, señala Josep el edificio donde trabaja. “Son gente de derechas, y de la derecha a la extrema derecha hay poca distancia, el procés ha sido combustible para Vox”, asegura. “Yo conservadora, sí; tengo dinero pero soy catalana”, replica Dolors, abrigo con el cuello de piel: “Siempre he votado a Convergència, menos una vez que voté a Ciutadans y me arrepiento”.
Con un perfil distinto, también votó a Vox Pere, de 27 años. Explica sus argumentos mientras pasea el perro por la calle de Mandri. “De Vox lo que más me gusta del programa es la bajada de impuestos, la oposición a las duplicidades administrativas y el control de fronteras; pero no comparto sus ideas en materia de políticas LGTBI o los toros. Tampoco soy religioso”. “Vox no es mi partido ideal”, reconoce, pero explica que le vota “desde que eran cuatro gatos, con Alejo Vidal Cuadras”. Sobre la cuestión nacional, Pere apunta que la actitud del independentismo le disgustó “cuando cruzaron líneas rojas, saltándose leyes sin tener mayoría”.
Desde la Coordinadora de Entidades de Nou Barris Albert Recio, analiza el resultado y entiende que el nexo entre dos zonas tan distintas “es el eje nacional, muy emocional, porque el programa social de Vox es inexistente”. Recio concluye que el voto al partido de Abascal “es el de la derecha que siempre ha tenido apoyo en el distrito”, que en otras convocatorias vota al PP o a Ciudadanos. Explica el apoyo a Vox así: “El voto en clave nacional, el ruido sobre la delincuencia en Barcelona —aunque los datos de victimización muestran que Nou Barris de los distritos más seguros de la ciudad—, y los datos migratorios”. “Hay un sector conservador que se activa y tiene miedo”, mantiene y cree que Ciudadanos “ha abierto el camino a Vox con su discurso nacionalista cerrado y sobre la seguridad”.
Al representante de las entidades le preocupa “si el resultado electoral de Vox da lugar a un espacio organizado”. “El movimiento electoral moviliza a gente pasiva, pero no siempre tiene traducción en la vida cotidiana. Lo que puede desestabilizar es que más allá de este voto en caliente VOX estructure un espacio social. Esto nos obligaría a las entidades a ponernos las pilas”, alerta.
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