Y las mujeres hicieron tecno
El festival She Makes Noise rompe en La Casa Encendida estereotipos en la música electrónica con un programa enteramente femenino
Hibotep nació en 1992, es musulmana de origen somalí y ahora vive en Kampala, capital de Uganda. Pero no encaja en ninguno de los estereotipos que, de entrada, le pueden venir a la cabeza a un occidental al escuchar esta descripción inicial. Al contrario, ella es DJ, productora musical, cineasta, rapera y diseñadora de moda. “Cada actuación es una lucha. Contra los prejuicios. Contra las ideas preconcebidas. Contra las prohibiciones. En mi país no se permite que una mujer se exhiba ante el público. Así que cada vez que yo lo hago estoy mandando un mensaje a mis hermanas”, explicaba ayer a este diario en la Casa Encendida, donde esta noche ofrecerá un concierto dentro del festival de música electrónica She Makes Noise, protagonizado enteramente por mujeres que cultivan el género.
Hibotep, que se presenta por primera vez en Madrid después de pasar por el Sónar en verano, es una especie de encarnación perfecta del espíritu de este festival que nació hace cinco años para dar visibilidad a las mujeres dentro de la música electrónica y, de paso, explorar más allá del tecno comercial y la cultura de discoteca. Un género en el que las diferencias se acentúan por sus especiales características. “La industria musical ha colocado siempre a la mujer como un objeto bello en el escenario, es muy típica la imagen de la cantante pop adornando el centro del escenario, con una guitarra como mucho. Muy pocas veces como compositora o creadora. Y mucho menos escondida en una cabina oscura como DJ”, explica su comisaria, Natalia Piñuel. “Otro estereotipo que hay que romper es el que asocia las máquinas a los hombres. Como la música electrónica se hace con máquinas, se deduce que son los hombres los que deben hacerla”, añade Piñuel.
Historiadora del arte y productora cultural, hace casi una década Piñuel se dio cuenta de que las mujeres prácticamente no existían en las programaciones de los festivales de música electrónica. Con esta “rabia” dentro del cuerpo, admite, en 2013 decidió montar una página web llamada She makes noise para difundir el trabajo de las creadoras. “No es que no hubiera, es que estaban en la sombra. Lo demuestra el hecho de que enseguida mi web se convirtió en una plataforma de encuentro entre ellas”, recuerda. Dos años después la Casa Encendida le propuso materializar todo aquello en un festival.
Este año la comisaria ha tirado la casa por la ventana para celebrar el quinto cumpleaños del proyecto. Por un lado, Piñuel ha invitado a figuras de gran proyección como la austriaca Electric Indigo, pionera de la música electrónica y creadora de una base de datos internacional de mujeres en este campo, así como Juliana Huxtable, una DJ transgénero estadounidense muy conocida por su activismo. Pero además el programa incluye nombres emergentes y artistas procedentes de países que están fuera de los focos de producción clásicos de la industria: la colombiana Poison Arrow, que mezcla el tecno con la música carrilera y de cantina; la griega Abyss X, que combina el folk tradicional cretense con el jazz, el noise y la música industrial, y la propia Hibotep, que experimenta con sonidos de trap, hip hop, house y ritmos propios de Tanzania o Kenia.
Abyss X fue la encargada de inaugurar anoche el ciclo de conciertos del festival (en el programa también hay talleres, conferencias y una muestra de cine). La griega, que procede del mundo de las artes escénicas, ofreció una sesión muy visual que incluía una coreografía de pole dance (baile en barra muy asociado a los clubes de striptease). ¿Provocación? “La provocación está en los ojos de los hombres. Es un tipo de baile muy difícil, deportivo, que requiere un gran equilibrio. Por otra parte, nada de lo que yo hago me parece provocador”, comentaba ayer antes de salir al escenario. “Simplemente me gusta introducir todo tipo de elementos en mis actuaciones, aunque no sean los típicos de la música electrónica. Mi voz, mi cuerpo. Y también vibraciones o sonidos de otras culturas, asiáticos y más orientales. Porque en realidad todo eso forma parte de mi idiosincrasia, Grecia es todo eso, siempre ha estado en medio de civilizaciones muy diferentes”, resume la artista.
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