Con la Sinfónica en danza
La orquesta y la Compañía Nacional de Danza presentarán en noviembre su primera colaboración, la ‘Carmen’ de Johan Inger
La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) y la Compañía Nacional de Danza han presentado su primera colaboración. Esta consistirá en dos representaciones de Carmen, un ballet de Johan Inger (n. 1967) basado en la ópera Carmen de Georges Bizet (1838 - 1875) y más concretamente en la obra original de Prosper Merimée (1803 - 1870). La presentación tuvo lugar en el Ayuntamiento de A Coruña y estuvo a cargo del concejal de Cultura, Jesús Javier Celemín; Carlota Ojea, responsable de la productora Qué Arte Producciones; el director artístico del la CND, Joaquín De Luz, y el gerente de la Sinfónica, Andrés Lacasa.
Celemin dio la bienvenida a los responsables de la producción y dijo “al público que va a ser un espectáculo único de luz, de color, de buen hacer, como no hemos tenido en mucho tiempo en la ciudad de La Coruña. Por lo tanto, animo a todos los coruñeses y coruñesas a que se acerquen al Palacio de la Ópera para ver Carmen de Bizet”. Tras lo que dio paso a los responsables de la producción que podrían explicar mejor sus características.
Carlota Ojea, “como promotora en coproducción con la Orquesta Sinfónica de Galicia”, expresó su “agradecimiento al concejal de Cultura y a Andrés Lacasa porque desde el minuto uno han visto claro el programar a la Compañía Nacional de Danza y a la OSG juntas por primera vez, teniendo en cuenta, además, que en La Coruña tenemos un conservatorio profesional de danza” que permite “ver mejor la importancia de este proyecto”.
Joaquín De Luz, que este mes de septiembre ha tomado posesión de su cargo como director artístico de la CND, declaró que Carmen es “un trabajo muy importante dentro de la ópera y está mirado bajo el punto de vista de un niño que entra en la consciencia de Don José. Yo creo que Carmen siempre ha sido un trabajo muy importante como reivindicación de la mujer, de esa mujer libre. Esta es una Carmen un poco diferente porque el segundo acto se mira dentro de la mente de Don José”. Destacó también la importancia de que sea “con música en directo porque unir varios elementos dentro de la cultura es muy importante y da valor a cualquier obra”.
Preguntado por este periódico sobre cómo se conjuga un canto a la libertad de la mujer con verlo desde la consciencia de Don José, que no es precisamente un paradigma de feminismo, De Luz respondió que “no es que la conciencia de Don José te justifique lo que pasa, simplemente te lo explica; contar una historia no es necesariamente estar de acuerdo con lo que está pasando. El coreógrafo se introduce en la mente de Don José. Pero Carmen es una mujer totalmente libre, que toma sus decisiones; como eso no es aceptado por la sociedad machista, Don José tiene la reacción: el odio, luego el crimen. luego, el arrepentimiento…Lo que se hace es contarte el proceso que tiene este personaje para llegar aquí”.
Andrés Lacasa valoró que “el proyecto que inauguramos con la Compañía Nacional de Danza es realmente extraordinario y es posible al trabajo y el empeño de Carlota Ojea, sin la cual habría sido imposible dar este primer paso. Es fundamental, creemos, que en esta ciudad demos un paso a favor de la danza”, arte muy imbricada “en su tejido social”, paso que beneficiará a todas las academias, Conservatorio Profesional de Danza y demás interesados en esta arte. Expresó su esperanza de que “este primer paso” se consolide en el futuro con los adecuados “acuerdos institucionales”.
El ballet, que tendrá dos representaciones los días 22 y 23 de noviembre, es obra del coreógrafo sueco Johan Inger y corresponde a un encargo de la propia CND. Además de música original de la ópera de Bizet, contiene piezas de la Carmen de Rodion Shchedrín (n. 1932) y otras de Marc Álvarez creadas ex profeso para esta nueva coreografía. Acerca de su obra, Inger declara: “Mi Carmen parte de la historia original de Merimée, en la cual Don José es el auténtico protagonista que, incapaz de soportar la libertad de su amada, inicia un descenso a los infiernos, llevado por los más primitivos instintos del hombre: la pasión y la venganza”.
Johan Inger ideó un nuevo personaje: el de un niño que no figura ni en la obra original de Mérimée ni en la de Bizet. El coreógrafo lo utiliza como una aproximación a la violencia bajo un punto de vista sin contaminación por experiencias ni prejuicios sociales. Y es Inger mismo quien dice que podríamos ser cualquiera de nosotros, con bondad la bondad priomigenia herida por cualquier experiencia de violencia que hubiera podido influir de forma permanente y negativa en nuestras vidas y en nuestra capacidad de relación con los demás.
La Carmen de Inger fue premiada como mejor coreografía en 2016 en los premios Benois de Danse, considerados como los óscares de esta arte. Fue una edición teñida de color español, ya que en ella también fue premiada como mejor bailarina la donostiarra Alicia Amatriaín.
La dramaturgia está firmada por Gregor Acuña-Pohl, formado en el Instituto del Teatro de Sevilla, el Teatro de la Abadía de Madrid y la École Philippe Gaulier de Londres. El espacio escénico es obra de Curt Allen: una escenografía “clara y limpia de formas sencillas y rotundas”, compuesta por tres materiales –hormigón, espejo y “Onduline” negro- y “se sintetiza en 9 prismas móviles con tres caras cada uno, conducidos por los bailarines a través de la coreografía”
De gran importancia para la danza, para facilitar y resaltar el trabajo delos bailarines, ha sido siempre el vestuario. El de esta Carmen, concebido por el diseñador David Delfín, ha seguido “las pautas marcadas por el director de la pieza: “sobriedad, atemporalidad y un sutil acercamiento a la década de los 60, huyendo de los estereotipos en un simbolismo reforzado por personajes metafóricos”. La importancia de su adecuación al uso se materializa en unos tejidos que fueron elegidos “contando con su mantenimiento y conservación”, condicionamientos entre los que destacan el lavado y planchado, figurando en su composición sobre todo una mezcla de algodones y poliésteres con un pequeño porcentaje de elastano.
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