“Madrid es muy generosa con el arte”
La cantaora Paz de Manuel es una de las artistas habituales en los tablaos flamencos de la capital
Cada tatuaje es una herida en la piel de Paz de Manuel (Priego de Córdoba, 36 años). Trabajaba de visitadora médica, pero un día descubrió que la música también puede sanar. Se trasladó a Jerez de la Frontera, la cuna del flamenco, para recibir clases con Juan Zarzuela. Sin embargo, su vida cambió al llegar a Madrid. Gracias a María Mezcle se dio cuenta de que podía ser cantaora y vivir de su arte. Desde entonces ha realizado diferentes giras internacionales y su presencia es habitual en los principales tablaos de la capital.
¿Le tocan mucho las palmas?
Atraes lo que proyectas. Tengo los pies en la tierra, nunca he dado lugar a eso.
¿De qué palo va?
Mi religión es el amor, la libertad, la tolerancia y el respeto. Intento seguir esos valores, aunque también me equivoco.
¿Es la última romántica?
Espero que no. Por más heridas que tengas, el amor siempre vuelve a florecer.
¿Por eso canta fatigas?
El arte debe de estar lleno de verdad y la verdad está en lo que tú sientes. La vida es un cocktail emocional explosivo y maravilloso.
¿Cuánto tiempo ensaya usted?
Depende del día, de si tengo espectáculo… También hay un tiempo de estudio personal, de buscar letras, nuevos estilos y otros géneros.
¿Cómo se inició en el jondo?
Crecí escuchando a Lole y Manuel, a Fosforito… Mi madre quería ser bailaora, pero las circunstancias de la época se lo impidieron.
¿Faltan mujeres?
Han existido grandes artistas en la historia, pero las primeras mujeres lo tuvieron mucho más difícil. Era una sociedad machista. Tía Anica, La Piriñaca solo cantó en público cuando enviudó y La Niña de los Peines nunca viajó sola. Eso ha cambiado por suerte. Las mujeres tenemos mucho que decir.
¿De dónde toma el nombre artístico?
Lo eligió uno de mis mejores amigos, el flautista Sergio de Lope. Estábamos fantaseando sobre ello y se le ocurrió que llevara el nombre de mi padre. En el flamenco es algo común.
¿Y su primera actuación?
En mi pueblo. Sergio daba una conferencia sobre el papel de la mujer en el flamenco y me lo propuso como reto. Además, me acompañó una mujer a la guitarra.
¿Cómo es la vida en un tablao?
El escenario es mi lugar en el mundo. Es muy bonito regalar a los demás la oportunidad de emocionarse. La magia del tablao es la improvisación. Siempre pasan cosas.
¿Se ha convertido en un espectáculo para turistas?
No me gusta el concepto para turista. El flamenco es arte y el arte no varía en función del público. Es uno de los reclamos de este país y es lógico que los turistas quieran vivir la experiencia. Si sobrevive es gracias a ellos. Tenemos que estar agradecidos.
¿Se muere el flamenco?
Estamos en un momento bonito. Hay artistas jóvenes con muchas ganas de aportar y mantener la esencia. Gente que quiere dar grandes satisfacciones.
¿El futuro está en la fusión?
El flamenco no es un género musical de grandes masas. Entre los artistas hay un compromiso moral de cuidarlo. Es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La fusión es muy enriquecedora. Nos podemos abrir a otras posibilidades, pero hay que hacerlo con respeto.
¿Por qué triunfa Rosalía?
Ha creado un producto único y es una grandísima artista. Utiliza una base flamenca fusionada con otros estilos. Creo en la libertad del artista para transmitir lo que sienta. Que cada uno ponga la etiqueta que quiera. Tra, tra.
¿Para cuándo su disco?
Un disco es como un hijo, hay que saber cuando es el momento. El mío está al llegar.
¿Qué tiene Andalucía?
Es una historia de amor. El origen está ahí, es la madre del flamenco. Hacemos mucha vida en la calle, se comparte mucho de puertas hacia afuera… Es un arte de transmisión oral.
Y Madrid, ¿es flamenca?
Es uno de los lugares con más tablaos y artistas. Es una ciudad muy generosa con el arte. Te recibe con los brazos abiertos y sin prejuicios.
¿A quién pertenece el flamenco?
A todo el que lo quiera recibir. Da igual donde haya nacido y su color de piel.
Amor de dios, cuna de artistas
Desde que llegó a Madrid, Paz de Manuel es asidua a Amor de dios (calle de Santa Isabel, 5), un espacio emblemático para el flamenco. Su voz forma parte del paisaje que conforman estas 15 salas alquilables para ensayar y dar clases. Dirigida por Joaquín San Juan, aquí no se otorgan títulos, pero se prepara a los mayores profesionales de los escenarios de todo el mundo desde hace 70 años. Por sus estudios han pasado artistas de la talla de Antonio el Bailarín, Antonio Gades, La Tati, Sara Baras, Antonio Canales o Joaquín Cortés.
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