“En un campamento de verano creas otra familia”
La monitora de la empresa Respira Ocio y Tiempo Libre repasa su experiencia en esta actividad lúdica
Para Rocío Torres (Madrid, 23 años), un campamento de verano “es mucho más que pasar unos días fuera de casa”. “Es una experiencia que te cambia la vida en muchos aspectos y con la que llegas a crear otra pequeña gran familia”, dice la joven, que desde hace seis años trabaja como monitora de campamento en la empresa Respira Ocio y Tiempo Libre. Anteriormente, también fue “acampada”, como se denomina a los niños y jóvenes que acuden a un campamento. “Aprendes a conocerte a ti mismo y haces muchos amigos que no verás hasta el verano siguiente, así se crean relaciones tan especiales”.
¿Cómo acabó siendo monitora?
Yo iba a los campamentos como “acampada” hasta que cumplí los 17 años. A partir de esa edad ya no puedes asistir y fue un pequeño drama para mí, habíamos formado una familia, también con los monitores, y ya no me imaginaba mis veranos sin campamento. Así que decidí hacerme monitora para seguir viviendo esta experiencia desde el otro lado.
¿Qué tuvo que hacer para convertirse en monitora?
Hay distintas modalidades: puedes hacer un curso intensivo en un campamento donde te dan las clases teóricas y, a la vez, estás haciendo la parte práctica; o bien la opción que yo hice, en el que la teoría se da durante el invierno en tres meses y acabas las prácticas en el campamento de verano. En ambos casos, transitas hacia la figura de monitor, pero siempre acompañada de otros monitores, en ese momento todavía no tienes tanta responsabilidad.
Gestionar un campamento ¿es mucho más difícil de lo que la gente se piensa?
Muchísimo más. Ni siquiera cuando acudes a uno como “acampado” te das cuenta de lo complicado y lo riguroso que tiene que ser todo. Desde la preparación de las actividades, que tienen que estar cerradas con mucha antelación, la logística del campamento (dónde se ubicará, material que necesitamos, generar el menor impacto medioambiental posible si el campamento se desarrolla en la naturaleza…), hasta la gestión de los acampados en la que se tiene en cuenta aspectos como la edad, las alergias, sus habilidades para desenvolverse por ellos mismos…
¿A partir de qué edad pueden empezar a acudir a un campamento?
Depende del tipo de campamento. Para los urbanos, en los que no hay pernoctación, la edad empieza en los tres años. Cuando ya es una experiencia más larga, los más pequeños tienen entre seis y siete años.
Y ¿cómo suele ser su adaptación fuera de casa tan pequeños?
Pues al contrario de lo que muchas familias temen, la mayoría se adapta superrápido a la dinámica del campamento y a estar lejos de casa. Los primeros días puede que tenga un poco de mamitis o papitis, pero enseguida pasan a otra fase. Luego hay muchos que, al finalizar el campamento, no quieren volver a casa.
Los campamentos en la naturaleza tienen un valor añadido…
Cualquier campamento es una experiencia muy positiva para el niño o la niña que acuda, pero es cierto que la experiencia de estar en contacto con la naturaleza y, en cierta forma, aislados les enseña muchas cosas. En este tipo de campamentos no permitimos el uso de móviles, solo en horas puntuales para que llamen a sus familias, así se consigue una desconexión absoluta, poniendo en valor la comunicación y la interacción entre los niños.
¿Cómo es esa experiencia para los monitores?
Muy bonita e intensa también. Son días de no parar. Cuando los niños ya se han acostado, nos queda un tiempo para nosotros: comentamos la jornada, preparamos el día siguiente e intentamos relajarnos. A veces se nos hace tarde y a la mañana siguiente hay que madrugar otra vez. Pero estás con la energía del campamento, sabes a lo que vas, estás mentalizado. En el caso de los campamentos urbanos, todo es más tranquilo porque no hay esa convivencia de todo el día.
Y cuando acaba el campamento…
Los acampados lo viven con pena porque han hecho amigos que quizás no vuelvan a ver hasta el verano siguiente. A los monitores puede que nos queden otros campamentos hasta septiembre, luego cada uno vuelve a su otra ocupación durante el resto del año. Yo estoy estudiando el grado de Administración y Dirección de Empresas con la idea de enfocarlo a este sector en un futuro.
Una empresa dedicada al ocio de los pequeños
Ubicada en Madrid, Respira Ocio y Tiempo Libre ofrece, desde hace 10 años, todo tipo de actividades de convivencia para niños y adolescentes. Desde campamentos multiaventura en la sierra madrileña y otras zonas de España, hasta viajes organizados en el extranjero para aprender inglés.
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