La Audiencia condena a seis meses de prisión a una pareja que ahorcó a un gato
El felino pasó por su finca, lo capturaron, lo colgaron de una cuerda y lo metieron en una bolsa, pero fueron sorprendidos
Un delito que muchas veces queda impune, el maltrato animal, tendrá en esta ocasión castigo gracias a que los autores fueron sorprendidos y denunciados, y la Guardia Civil se presentó en su casa cuando menos lo esperaban. Una pareja residente en Tomiño ha sido condenada a una pena de prisión que no llegará a cumplir, porque es inferior a dos años, pero que lleva aparejado un veto que quizás le incomode bastante: la prohibición de tenencia de animales. Sobre todo en las zonas rurales, esta medida sí tiene consecuencias, en caso de que los castigados dependan de la ganadería, o al menos tengan un cerdo, o un corral con gallinas, como parte de su sustento. La sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, después del acuerdo de conformidad alcanzado con la fiscalía al reconocer la mujer y el hombre los hechos, ha condenado a seis meses de cárcel como autores de un delito de maltrato animal a Albertina y Santiago, dos vecinos de Tomiño nacidos respectivamente en 1949 y 1931, ella del otro lado del Miño y él de Tui, por ahorcar inexplicablemente a un gato que deambulaba por su finca.
La escena dantesca tuvo lugar en octubre de 2017, cuando desde casa vieron que su víctima atravesaba la finca. Entonces acudieron, le dieron caza, cogieron una cuerda y se la ataron al cuello. Colgaron al animal, y una vez muerto envolvieron el cadáver en una bolsa de plástico. La condena de la Audiencia Provincial, además del medio año de cárcel para cada uno, implica dos años de inhabilitación para la tenencia de animales o el ejercicio de cualquier profesión relacionada con ellos.
Los acusados reconocieron todo esto: que se encontraban en su domicilio cuando divisaron a un gato en su terreno, "por lo que decidieron atraparlo y ahorcarlo". Después de lo ocurrido, se presentaron por sorpresa los agentes de la Guardia Civil y el ahora condenado trató de sobornarlos para que se olvidaran del tema. Según recoge la sentencia, el jubilado se dirigió “en repetidas ocasiones” a los guardias “con la clara intención de que omitieran su actuación profesional”. Les dijo frases como la de “si hacéis desaparecer el gato y me solucionáis el problema, podéis coger lo que queráis”, tal y como reflejaron los agentes en su informe.
Santiago, según los magistrados que firman el fallo, hacía “alusión a un objeto de cierto valor que se hallaban en el interior del domicilio”. El imputado admitió su propósito de comprar las voluntades de los investigadores, y estos intentos fallidos sí le salieron más caros que la muerte del inocente felino. Además de por un delito de maltrato animal, el anciano es condenado por cohecho a un año y medio de cárcel y al pago de una multa de 1.080 euros. Los 18 meses de la intentona de soborno más los seis del delito de maltrato animal ya suman el tiempo necesario para acabar entre rejas. La Audiencia, no obstante, ha aceptado la suspensión de la pena de prisión de la pareja con la condición de que durante un par de años ninguno de los dos vuelva a delinquir.
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