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“Mis alumnos buscan resolver conflictos con sus caderas”

Irie Queen ha llevado el movimiento de glúteos y de cadera a su máxima expresión

Irie Queen, posando en un parque de Carabanchel.
Irie Queen, posando en un parque de Carabanchel.KIKE PARA
Abraham Rivera

La desaparecida revista Interviú la coronó como la reina del twerking hace un lustro. Desde esa fecha, Irie Queen (Madrid, 29 años) ha llevado el movimiento de glúteos y de cadera a su máxima expresión, siempre desde una visión pedagógica. Fue la primera en España en abrir una escuela de baile dedicada al dancehall y en dedicar un tutorial al twerk —baile basado en movimientos pélvicos y que trabaja la libertad sexual de los mismos— para el canal MTV, que lleva medio millón de visionados en YouTube. Ganadora de diferentes concursos de la disciplina dancehall queen, ve el baile como algo “abierto y receptivo”, en la que el físico no es una obligación, sino “una motivación para trabajar y superarse”.

¿Como se pasa de salir a bailar a ser la reina del twerking?

Empecé a salir con 18 años, siempre me había gustado mucho el reguetón. En esa época, la serie Fama a bailar pegaba y se llevaba el rollo funky. Pero yo no me sentía muy familiarizada con ese estilo. Luego descubrí el dancehall. Yo siempre era la que movía el culo y se espatarraba en la pista.

¿Fue a clases?

Fui a clases de hip hop freestyle y a ballet, por coger técnica.

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Estuve tres años en Fortea, un conservatorio de danza. Allí hubo un momento en que me mandaron elegir entre la “danza africana que hacía”, como la llamaban ellos, y el ballet. O hacía solo ballet clásico o no me querían. No les gustaba que hiciera otros bailes.

Ya suponemos qué eligió.

Fue un momento muy jodido. Te machacan a nivel psicológico y dije: “Ya basta. No quiero esto para mí”. Me marché y me fui a hacer una formación de danza moderna, en el Carmen Roche, un centro superior de artes escénicas.

¿Hay que entrenar mucho?

Necesitas mucho tiempo para entender cómo funciona el movimiento y que tu culo te haga caso. Tenemos las caderas muy disociadas, súper rígidas, y no es nada sencillo moverlas.

¿Cuánto tiempo le llevó?

Entre uno y dos años es lo normal para entender cómo funciona. A partir de ahí hay que fortalecer y perfeccionar el movimiento. Es complicado.

Y después vino el empoderamiento...

Estoy molesta con el término empoderamiento. Antes me gustaba, pero ha llegado un momento en que parece que debemos ganar poder porque no lo tenemos. Para mí, la sexualidad y la feminidad del baile es algo muy potente, siempre se ha visto a chicas bailar y nunca se ha hablado en estos términos. Simplemente las admirábamos y no nos planteábamos si lo que hacían estaba bien o mal. Nos gustaban. Da la impresión de que es una excusa para disfrazar algo que no podemos hacer.

El twerking parece que tampoco ha ayudado mucho

El twerking cuando llegó a España pasó de ser un baile empoderador a un escaparate de culos. Dejó de importar el movimiento o tu manera de expresarte. Y empezó a haber un exceso de carnaza porque sí.

¿Qué enseña?

Yo estoy ahora en otro punto. Estoy buscando una herramienta para poder hacer twerk como yo considero válido. Igual que con el dancehall no tengo problemas, con el twerking veo que no somos esas mujeres fuertes y poderosas que podríamos ser. La sexualidad y la feminidad debería de ir mucho más allá. Nos hemos quedado en el producto, en lo comercial del twerking. Nos hemos olvidado del trasfondo que podría tener.

La veo muy crítica.

Hay tantas personas dando clases y en realidad tan poca formación... Se ha puesto de moda hacer cursos de fin de semana para titular a gente que de clases de twerking, pero luego no hay un interés por meter la mano de forma más profunda y decir que estamos haciendo. Por qué nos movemos, qué trasfondo social tiene, de donde viene o qué podemos hacer. Falta información y faltan profesoras que sepan qué mensaje quieren mandar.

¿Qué buscan sus estudiantes?

Mis alumnos buscan resolver conflictos con sus caderas, no son millennials. Tengo un público bastante mayor y estoy muy bien con él. En todas mis clases hablamos de la libertad y de los bloqueos que tenemos con las caderas.

Perrear 'a tope de power'

Jamaica y Estados Unidos son algunas de sus paradas para dar clases esta temporada. Irie Queen disfruta dando clases: "El año pasado, en Matadero, dí una clase donde el objetivo era acercar nuestra sociedad a las caderas. Rompimos muchos tabúes. Al final del taller, hicimos movimientos pélvicos y perreamos los unos con los otros a tope de power. Sin distinguir sexos, ni edades. Fue maravilloso".

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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