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Crónica
Texto informativo con interpretación

Retórica y contraataque

Torra no responde a las críticas de la oposición directamente sino con la fórmula “pues mira que tú”

Manel Lucas Giralt
Quim Torra en la sesión del Parlament del miércoles.
Quim Torra en la sesión del Parlament del miércoles.EFE / Alejandro García

La estrategia parlamentaria de Quim Torra se mueve entre la retórica como afirmación y el contraataque como reacción. En el despliegue retórico se mueve cómodo, nadie le discute la erudición literaria, aunque sea francamente especializada; sus referentes suelen ser autores catalanes del Noucentisme, ese catalanismo de orden y templo griego. Sea como sea, es un salto cultural importante respecto de su antecesor: la primera cita que le escuché a Carles Puigdemont era de Gerard Piqué.

Por eso sorprendió que una persona de tal nivel, me refiero a Torra, soltara ayer un sonoro y plebeyo “fotre” en sede parlamentaria (aunque una diputada me comentara más tarde, “la sede parlamentaria ya no es lo que era”); “el boicot ens el va fotre l'Estat”, fue su respuesta airada a una pregunta sobre el posible boicot que supondría la lista de empresas adictas que ha hecho la ANC, esa asociación paraestatal con capacidad de influencia más allá de su representatividad reconocida. El uso del verbo “fotre” como sinónimo procaz de “hacer” es seguramente la principal ventaja del catalán sobre el castellano en materia de taco y palabra soez. Por eso el exabrupto retumbó en el hemiciclo, y yo creí ver agitarse las lágrimas de las lámparas del techo.

Pero decía que la retórica erudita era solo una de las armas oratorias del president. La otra es el contraataque; no responder a las críticas de la oposición directamente sino con la fórmula “pues mira que tú”. Y si hay que reconocerle una maestría en cuanto a citas de Josep Carner o Carles Riba, en la táctica del contraataque no siempre está tan brillante como debería.

Este miércoles usó la táctica con Comunes, socialistas y Ciudadanos. Y a cada paso se le notaba más forzado. Los Comunes le criticaron que vaya a pagar 120 millones a La Caixa por unos terrenos de Tarragona en que, tal vez, se instale un parque temático (la enésima evolución del Eurovegas catalán), y él respondió recordando el apoyo de Manuel Valls a Ada Colau. A continuación, Miquel Iceta (PSC) le emplazó a pronunciarse sobre el último choque entre JxCat y ERC por una iniciativa parlamentaria sobre la DUI, y Torra transitó entre “el respeto a la voluntad popular” y el recuerdo de las últimas elecciones para aterrizar en un ataque a Meritxell Batet y Manuel Cruz, socialistas y presidentes del Congreso y el Senado.

Y, ya metido totalmente en el modo “porque el Pisuerga pasa por Valladolid” (no conozco un equivalente más nostrat), contestó a la pregunta de Ciudadanos sobre la citada lista de empresas catalanísimas comentando la desbandada de críticos con Albert Rivera. No consigo recordar cómo pasó de un tema a otro, aunque intuyo que llevaba preparada la referencia para soltarla viniera o no a cuento. En el fondo, Torra y Ciudadanos comparten la táctica de plantear un tema en una frase e incorporar la crítica-base en la segunda, así, sin necesidad de hilo argumental. Total, los aplausos de los propios los tienen asegurados por contrato.

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