Finlandia, sin ir más lejos
Lo que importa es el quién y el cuánto. O sea: quiénes van a ser los 'consellers' del futuro gobierno autonómico, quiénes el resto de altos cargos y a cuántos salimos cada uno
Perdidos en un mar de pronombres y adverbios interrogativos -qué, cómo y quién-, los negociadores del PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos trabajan estos días a destajo para anunciar fumata blanca y llegar al día 12 de junio -fecha designada para el debate de investidura del futuro presidente de la Generalitat- con los deberes hechos.
En el lenguaje taurino se suele decir que cada toro tiene su lidia, para significar que no hay dos astados iguales y que corre a cuenta del torero saber cómo entrarle al animal para evitar que su sangre -la del matador- manche de rojo el ocre albero. Cada pacto tiene también su lidia, tal y como estamos contemplando desde el cierre de las recientes urnas en toda España. Una lidia fraguada a base de palabras grandilocuentes que, en el fondo y en las formas, pretenden esconder los motivos que mueven a cada uno en las mesas negociadoras.
Empeñados los sherpas valencianos en trasladar al respetable que lo de menos es el quién y lo importante es el qué, su empeño casi provoca ternura. No es verdad: lo que importa es el quién y el cuánto. O sea: quiénes van a ser los consellers del futuro gobierno autonómico, quiénes el resto de altos cargos y a cuántos salimos cada uno. Una vez se resuelvan estas tres incógnitas, el resto es pan comido. Bastará con que no se les vaya de las manos la suma y acabemos reduciendo las cifras del paro valenciano a base de conselleries, secretarías autonómicas y direcciones generales. Por otro lado, no olviden los apóstoles del “quién” que el primer barómetro del Consell dado a conocer en la pasada legislatura (febrero 2018) indicaba que el 82% de los valencianos admitía no saber quién gobernaba en la Comunidad Valenciana.
En cuanto al “qué”, siempre con ánimo constructivo y desde la más absoluta de las modestias, apuntamos una sugerencia: Finlandia. Si hay algo que une a PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos es la continua referencia en positivo a este pequeño país -5,5 millones de habitantes- del noreste de Europa. En un arrebato de optimismo que es de agradecer, Ximo Puig (PSPV) ha llegado a decir que la Comunidad Valenciana “va a ser la Finlandia del Mediterráneo”; el consejero Vicent Marzà (Compromís) regresó feliz de su viaje a Helsinki, hasta donde se desplazó en 2017 para analizar las claves del éxito educativo finlandés e importar el modelo a tierras valencianas; Unidas Podemos alude al país norteño para recordar que su gasto público y social por habitante es del 55% del PIB, frente al 44% español. Clasificada por varios índices como la nación más estable, segura y mejor gobernada del mundo, parece lógico y saludable que ese minúsculo estado, con una población similar a la de la Comunidad Valenciana, condense en su esencia el “qué” y el “cómo” gobernar en este rincón del Mediterráneo.
El finés tiene dos palabras mágicas que parecen estar tras el éxito envidiable del país: sisu, sinónimo de tenacidad y persistencia; y talkoo, que significa trabajar juntos a favor de un objetivo común. Sobran más palabras.
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