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Un (nuevo) intento de arreglar el futuro

La segunda edición de ‘Fixing the future’ reúne a 50 ponentes en el CCCB

A la izquierda, el cocinero Alex Atala, la escritora Bee Wilson, el chef asutraliano Jock Zonfrillo y la también chef Maria Solivellas.
A la izquierda, el cocinero Alex Atala, la escritora Bee Wilson, el chef asutraliano Jock Zonfrillo y la también chef Maria Solivellas.Margaret Stepien

Un año después, el título volvía a ser tan ambicioso que abrumaba. Nada menos que arreglar el futuro es lo que empezaron a intentar hacer ayer en El Raval la cincuentena de ponentes nacionales e internacionales que durante dos días debaten sobre una amalgama de asuntos relacionados con la sostenibilidad y el medioambiente. Desde chefs hasta expertos en agricultura, residuos, urbanismo o calentamiento de los océanos compartieron experiencias ante decenas de asistentes, muchos de ellos jóvenes, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB).

Es la segunda edición de Fixing the future, tras la del año pasado, que agotó entradas, organizado por la entidad catalano-británica Atlas of the Future y la empresa de energía verde Holaluz. Los asistentes recibieron unas bolsas blancas de tela con el mensaje: “Estoy arreglando el futuro. ¿Tú?”. Y la apasionada Jyoti Fernandes, una activista de agricultura ecológica en Reino Unido, les imploró que se dedicaran al campo. “Necesitamos más granjeros”, vociferó al público, que respondió con un sonoro aplauso. Es imposible saber si alguno seguirá esa recomendación, pero Fernandes articuló un discurso esperanzador sobre cómo sería posible reducir el uso de químicos y plásticos en la cadena de alimentación porque, sostuvo, estos no se empezaron a usar hasta 1960.

El qué puedes hacer tú por el medioambiente estuvo presente en la mayoría de intervenciones. Algunos ponentes celebraron con sorna que la vitalidad de la adolescente sueca Greta Thunberg, convertida a sus 16 años en una superestrella ambiental, haya logrado en los últimos meses, junto a las protestas de estudiantes, sonrojar a políticos y dar un nuevo impulso a la causa ecologista. Los debates en el CCCB coinciden con la semana del día mundial del medioambiente y el de los océanos.

El renombrado chef brasileño Alex Atala, que tiene una fundación que promueve ingredientes indígenas, definió la comida como la “mayor red social del mundo” y esgrimió que la sostenibilidad depende de acciones diarias. Desató carcajadas cuando expuso cómo la alimentación es una interpretación cultural: muchos no podrían comer gusanos, pero cuando consumen miel, no piensan en que es “vómito de abeja”.

La británica Carolyn Steel, una experta en alimentación y urbanismo, defendió su concepto de sitopia sobre los desequilibrios en la distribución de comida: la paradoja de que 1.000 millones de habitantes tienen problemas de acceso a alimentación mientras otros 1.000 millones tiran la mitad de su comida. Mientras el experto en innovación Geoff Mulgan, que fue asesor del ex primer ministro británico Tony Blair, defendió el big data como herramienta para medir la reducción del uso de plásticos por parte de vecinos.

También hubo charlas inesperadas. En vez de mostrar diapositivas de Power Point como la mayoría de ponentes, el biólogo Jochen Scheere sacó una botella de un litro y vertió agua en tres vasos para mostrar el porcentaje que usamos al día en ducharnos y usar el inodoro. Scheere es el autor del mayor jardín vertical de España, en Tarragona, a partir del uso de agua en cloacas. Por ejemplo, destacó, todo el agua residual de Barcelona serviría para cubrir el 40% de la ciudad con espacios verdes.

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Canoa africana con botellas de plástico

El camerunés Ismaël Essome Ebone, ganador de un premio de limpieza marina de la ONU, presentó en las jornadas su organización sin ánimo de lucro que construye canoas con botellas de plástico. El proyecto es un ejemplo de la llamada economía circular (basada en la idea de reutilizar al máximo productos como desechos, con fines medioambientales) y antídoto a la creciente contaminación de plásticos en los océanos, lo que afecta especialmente a países en desarrollo y costeros, como Camerún. Ebone, vestido con ropa tradicional africana, denunció cómo los países en desarrollo carecen de sistemas adecuados de reciclaje. Sus canoas se han convertido también en una iniciativa de ecoturismo y de apoyo a pescadores locales.
Hubo también otras voces africanas. Prudence Ayebare explicó su experiencia como responsable en Uganda de una red de granjeros en 22 países en África que promueve aumentar el número de hectáreas verdes con el objetivo de apaciguar los efectos del calentamiento global.

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