Hablan los asistentes a un mitin de Vox: “Te vas de vacaciones y cuando vuelves tu casa está ocupada”
El público explica en Valencia su apoyo al partido cuyo candidato a la Generalitat, José María Llanos, defiende el fin de la autonomía y el anticatalanismo de Unión Valenciana
“Yo ya tengo 18 años y voy a votar por la unidad de España. Me gusta este partido porque defiende España contra el independentismo catalán. En mi instituto de Requena se quedan flipados. Me envían mensajes en Instagram preguntándome cómo puedo ser de Vox. Me dicen que viven en el siglo XI, en una cueva, que aún cuentan en pesetas. Y yo solo les envié un vídeo de Vox pidiendo la cadena perpetua para los que matan mujeres. Me gusta que mi idioma se llame valenciano, y no me gusta que se le llame catalán como sucede en los institutos, aunque la primera lengua es el español”. Miguel habla con tranquilidad, cada vez con mayor seguridad, superando su timidez inicial. Está acompañado por su amigo Pedro: “Yo he venido a ver, porque hasta agosto no puedo votar”. Ambos están a punto de entrar al gran vestíbulo del Museu de les Ciències de Valencia, donde el péndulo de Foucault y la hélice del ADN están rodeados de banderas de España y expresiones ansiosas, expectantes.
Quedan unos minutos para que haga su entrada triunfal este jueves el líder de Vox, Santiago Abascal, que recorrerá de atrás adelante el amplio espacio del museo para saludar y darse un baño de seguidores antes de subirse al escenario. Hay entre 4.000 y 6.000 personas, sumando a lo que se han quedado fuera, que también escucharán unas palabras de Abascal megáfono en mano. Es el mitin más concurrido de los celebrados en la Comunidad Valenciana esta campaña.
Osace, de 62 años, espera en la amplia terraza recayente al jardín del Turia a que comience todo. “Vox es un partido que España necesita. Solo hay gentuza que está intentando destrozar el país. Solo les importa el sueldo a partidos como Podemos. Los que vienen de fuera están cobrando más que nuestros hijos. Yo tengo dos hijos, que nunca han tenido las ayudas que reciben los de fuera, como el comedor gratis”. ¿Y qué opina de los que consideran a Vox un partido nostálgico del franquismo? ¿Usted se considera así? “El franquismo ya pasó. Fue una transición del país. Luego Felipe [González] lo hundió y vino otro partido para levantarlo. Y ahora las cosas están llegando a un punto… Se meten cuatro en tu casa y si te defiendes vas al juzgado. Y luego te vas de vacaciones y cuando vuelves tu casa está ocupada. La gente se está hartando. Hay mucho voto, no sé si oculto, pero el domingo va a salir. Yo lo noto en el trabajo. Valencia ya tiene una lepra de rupturistas, de independentistas catalanistas”.
Ascensión y Amparo pasean por la terraza antes de entrar. “Yo era votante del PP y ahora votaré a Vox por los valores. Sobre todo por el problema de desigualdad que generan las autonomías. Coincido con su posición contra el estado autonómico. Además, soy Provida, católica y defiendo la familia”, comenta Ascensión. “Yo he venido a ver, a analizar lo que dicen. Pero es verdad que aquí hay un problema grave. Yo no quiero acabar como en Cataluña. Hay un riesgo total de contagio. Ahora ha salido publicado que se han dado ayudas, dinero, de manera irregular a asociaciones catalanistas”, apunta Amparo. “Lo que está pasando en Cataluña va a llegar a aquí. Si todos los formularios de la conselleria van en catalán, incluso la tarjeta censal…”, interviene Ascensión, de 44 años. Pero el valenciano también es una lengua oficial, ¿no? “Pero es demasiado”.
Comienza el mitin. Una buena ocasión para escuchar en directo al candidato a la presidencia de la Generalitat y líder de Vox en la Comunidad Valenciana, José María Llanos, que ha declinado conceder una entrevista a EL PAÍS o un encuentro en cualquier otro formato en esta campaña. “Qué maravillosa locura”, arranca este profesor de Derecho Romano de la Universitat de València y a continuación desarrolla un discurso que recoge muchas de las constantes vitales de la extinguida formación regionalista Unión Valenciana, que llegó a gobernar en los noventa con el PP en el Ayuntamiento de Valencia y en la Generalitat, empezando por el anticatalanismo y por su defensa de que el valenciano y el catalán son dos lenguas diferentes, en contra de los postulados académicos de la romanística nacional e internacional.
“Valencia se viste de gala para honrar a la España viva, porque Valencia, orgullosa, es pieza fundamental de la unidad nacional, indisoluble unión de la patria en la que ha participado desde tiempos pluriseculares”, sostuvo. “Desde nuestro histórico Reino de Valencia vamos a recuperar nuestras señas de identidad, nuestras tradiciones, creencias, cultura, nuestras lenguas, el español que es de todos y también es nuestro. Todo valenciano, todo español tiene derecho a usar el español en todos los ámbitos de la vida. También nuestros niños y nuestros jóvenes. También amparamos la otra lengua, el valenciano, el único que existe, que tiene un Siglo de Oro propio, una gramática propia, la de las Normas del Puig [reglas secesionistas no reconocidas por la universidad ni la Generalitat], no hay otro valenciano”.
También cargó contra “el adoctrinamiento” y contra el ministro José Luis Ábalos por haber rendido homenaje el pasado 1 de noviembre, el día de Todos los Santos, a “una fosa común” en Paterna, “dando la espalda a otros españoles caídos por España”. Y añadió: “Es un cínico”. El candidato a la Generalitat incidió, como Abascal, en que desde “el Reino de Valencia vamos a acabar con el engendro, el experimento fallido del estado autonómico, es un foco de corrupción y despilfarro”. Colocó a la vicepresidenta y consejera de Igualdad e Inclusión, Mónica Oltra, en su diana verbal y anunció que, una vez ganen: “Vamos a hacer una auditoria empezando por la señora Oltra. Vamos a acabar con el sectarismo y el totalitarismo, con las leyes que nos quieren confrontar a hombres y mujeres”.
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