Líneas depuradas
El diseñador Moisés Nieto y el arquitecto Valerio Canals están detrás de la firma madrileña Dos Studio
Comenzaron con la firma hace dos veranos. Presentan una colección cada temporada, pero sin seguir el calendario habitual en la moda de hacerlo seis meses antes. El diseñador Moisés Nieto y el arquitecto Valerio Canals están detrás de Dos Studio. Tienen su taller en Carabanchel, en un espacio de techos altísimos lleno de plantas. Ficus y costillas de Adán conviven con patrones y prendas en desarrollo. “Moisés tiene muy buena mano para las plantas”, alaba Valerio. Las riega y cuida con atención. “Si por mí fuera, tendría un vivero”.
Interés latente. Al principio de su trayectoria, el diseñador hacía algunas cosas de chico. Tenía en mente desde hace tiempo volver a diseñar ropa que él pudiera ponerse. “Además, había observado que el 60% de las visitas a mi web y a las redes sociales eran de chicos. Pensé que había un interés latente”. El arquitecto le empujó a trabajar en ello. “A mí siempre me había apetecido involucrarme en un proyecto común. Tenía muchas ganas de que trabajásemos juntos, no inmiscuyéndonos en el trabajo del otro sino haciendo algo de la mano”. Pasaron de fantasear con la idea a desarrollarla. “Los dos queríamos hacer algo que además trascendiese la moda, que fuese también diseño industrial. Aunque ninguno de los dos somos diseñadores industriales, nos apetecía probar con objetos, sin ninguna pretensión. No queríamos ser solo una marca de moda”. Prendas y objetos se alternan en su web.
Vender online. “Es maravilloso controlar quién compra, cuándo y dónde”. Con cada compra les llega un aviso al móvil. “De repente estamos en casa y nos salta la notificación. Es muy guay estar cenando y de repente enterarte de que te acaban de comprar dos chaquetas en Nashville”. El ejemplo de la compra desde Tennessee es real. “Nos pasó el otro día”. Venden más fuera de España que aquí. “El español compra más en rebajas y prendas menos arriesgadas. Ahora Internet te coloca en igualdad con firmas de todo el mundo. Te da una visibilidad que antes era impensable”. Controlan toda la producción. “Sabemos qué tipo de prendas funcionan geográficamente, hacemos unas u otras en función de la demanda”. No dependen de encargos de tiendas. “La relación con el comprador es de mucha proximidad, mucho más personal. Estableces un vínculo de tú a tú”. Tienen como inconveniente las devoluciones. “Por suerte no tenemos muchas. Son gratuitas, por lo que cada devolución nos supone una pérdida”.
Ecos de la Ivy League. Su nueva colección de ropa se inspira en el Japón de los años 60, cuando la juventud tomó la estética de la Ivy League, la exclusiva liga universitaria americana. Incorporaron sus reconocibles prendas al día a día. “En nuestro último viaje a Japón nos fascinaba ver a algunas personas mayores cómo vestían. Iban impecables de arriba a abajo. Tenían un estilo muy pulcro, con colores como grises y verdosos. Investigamos y descubrimos que era la misma ropa que habían comprado en los 60. Han mantenido su ropa toda la vida. Un señor con 70 años lleva la bómber que llevaba cuando estudiaba. Ahora eso no ocurre. Queremos que nuestra ropa dure, que puedas tener una pieza toda la vida contigo”. A la hora de diseñarla han hecho un ejercicio de depuración. “El patronaje ha sido realmente complejo. Un patrón aparentemente sencillo es mucho más difícil de hacer. Lo fácil es llenar una prenda de historias, lo complicado es restar”, comparte Moisés. La colección se compone esencialmente de camisas, sobrecamisas y pantalones.
Sostenible y local. “Estamos hartos del consumo rápido y de low cost que se ha generalizado. Nosotros tenemos una conciencia ecológica, sostenible, que incluso prima sobre del diseño. Todos los materiales que usamos son naturales o tecnológicos reciclados”. Siempre trabajan con materiales libres de PFCs o con certificado New Life. Toda su producción es exclusivamente local, tanto los materiales como la manufactura y fabricación. “Hacemos escalas muy pequeñas, siempre producimos de manera limitada”. Se alían con artesanos para determinadas piezas. “Para las alpargatas encontramos a un artesano en La Rioja, el punto lo hacen en un taller de Béjar, uno de los pocos talleres que quedan de punto, los paños de lana son de León…”.
Alentadores premios. Nacido en Úbeda, Moisés Nieto llegó a Madrid en 2007. Estudió en el IED. Disfrutó mucho con las profesoras más mayores, las de costura. Iba a todas las clases y se presentaba a todos los concursos que salían. “A mis padres les costaba mucho dinero darme esos estudios y no podía defraudarles”. Entre los certámenes a los que se presentó, ganó el premio a la mejor colección de mujer de My Own Show, impulsado por Franca Sozzani. “Al estar apoyado por el grupo Valentino estuve en Milán unos meses y me hicieron la producción de ocho looks”. Después ganó EGO, la plataforma joven de la antigua Cibeles. Los 6.000 euros que le dieron los gastó en crear la empresa y pagar proveedores. Después pasó a la pasarela más veterana de España y hace dos años ganó el Premio Nacional de la Moda, que le entregó la Reina Letizia.
Discípulo de Moneo. Valerio Canals desde pequeño quería ser arquitecto. “Igual que Moisés en el colegio ya sabía que quería ser diseñador de moda, yo tenía clarísimo lo que quería hacer”. Otro rasgo común es que ninguno de los dos tienen antecedentes familiares en sus respectivos oficios. “No tengo nadie en la familia que se dedique a la arquitectura, pero era lo único que quería hacer”. Estudió en la ETSAM de la Universidad Politécnica de Madrid, donde se tituló. Trabajó varios años en el estudio de Rafael Moneo. “Una enseñanza total en lo profesional y en lo humano”. Desde 2007, el madrileño tiene estudio propio, Canals Moneo, junto a Clara Moneo. No les falta trabajo.
Entre Conde Duque y Carabanchel. Juntos desde 2012, Moisés y Valerio viven con su perro Agustín en Conde Duque, en un piso que el arquitecto reformó hace 16 años. A diario el diseñador va en metro a su estudio en Carabanchel, a un minuto de la estación Urgel. “¿Cómo voy a venir, en limusina? En 20 minutos en metro estoy en casa”. Le gustan mucho los dos barrios. “Son como dos ciudades diferentes. Tanto Conde Duque como Carabanchel tienen su vida de barrio de siempre. Ojalá siga siendo así mucho tiempo, que esto va a peor”. Valerio coincide. “Madrid tiene oferta de escala internacional, pero una maravillosa vida de barrio, muy de pueblecito. El Ayuntamiento actual ha hecho mucho por la pacificación de la ciudad. Creo que ha hecho una ciudad más para el ciudadano”. Ellos la disfrutan todo lo que pueden.
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