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L’Hospitalet, el termómetro del PSC

Zonas del exiguo ‘cinturón rojo’, donde los socialistas perdieron votos, pueden determinar las elecciones

Una mujer en el mercato de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat.
Una mujer en el mercato de Bellvitge de L'Hospitalet de Llobregat.ALBERT GARCIA

Un vecino lleva toda la vida votando socialista y lo volverá a hacer. Otro se pasó del PSC a Ciudadanos, pero ahora no sabe a quién votar. Y otra está tan desilusionada que el domingo se quedará en casa. Sanfeliu, un barrio de clase trabajadora de L'Hospitalet de Llobregat, es un buen termómetro de los vaivenes políticos. Y un lugar clave para calibrar el objetivo de los socialistas catalanes de volver a ganar unas elecciones generales, lo que puede ser determinante en que Pedro Sánchez continúe o no en la Moncloa.

El PSC gobierna en L’Hospitalet desde el inicio de la democracia española, pero en los últimos años este feudo socialista lo ha sido cada vez menos según se debilitaba el llamado cinturón rojo del área metropolitana de Barcelona en paralelo al proceso independentista. En Comú Podem ganó en las elecciones generales de 2015 y 2016 en la segunda ciudad de Cataluña, con tres puntos de ventaja al PSC. Ciudadanos se impuso en los comicios al Parlament de 2015 y 2017, en los últimos por diez puntos a los socialistas.

El barrio de Sanfeliu, repleto de carteles electorales, es un espejo de esta realidad mutante. El PSC pasó de ganar siempre —a veces con tanta holgura que sacaba diez veces más votos que el segundo— a caer frente a Ciudadanos en las catalanas de 2017 y los comunes en las generales de 2015.

Francisco, de 75 años, “siempre” ha votado al PSOE en las generales. “Como mis padres”, explica el cocinero jubilado, que a los cinco años llegó a Can Boixeres desde Galicia. “Los veo más moderados, no insultan a la gente, dialogan”, dice sobre los políticos socialistas, a los que volverá a votar. Sin embargo, en las municipales de mayo se decantara por ERC: es contrario a la independencia, pero ve injusta la prisión preventiva a los políticos catalanes.

Según la última encuesta del CIS, ERC ganaría el 28-A en Cataluña, pasando de nueve a hasta 18 diputados, por delante del PSC, que lograría entre 12 y 14, casi doblando sus siete actuales y evolucionando de cuarta fuerza política a segunda. El mayor damnificado sería En Comú Podem, que caería de 12 a entre cinco y siete. Ciudadanos perdería uno: de cinco a cuatro.

Barrios como Sanfeliu determinarán si los socialistas logran recuperar a los votantes que se fueron a Podemos y Ciudadanos. En un guiño a muchos en L'Hospitalet, el exalcalde Celestino Corbacho se integró en la lista que apoya Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona, encabezada por Manuel Valls, y participó en un mitin con Albert Rivera en L’Hospitalet en marzo. Ese mismo mes visitó la ciudad Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno y número dos de la lista del PSOE, que prometió resolver la crisis independentista “con diálogo y ley”.

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Tomás Jiménez, un camionero de 45 años, no decidirá su voto hasta el último día. Tiene claro que no será para el PSC, su partido hasta que en las últimas elecciones catalanas y generales, a raíz del ‘procés’, se pasó a Ciudadanos al considerar tibios a los socialistas. “No hay ningún partido que me represente y Ciudadanos era el menos malo”, explica. Pero ahora recela de que pacte con Vox.

Eugenia, de 70 años, dice que votará al PSC por su “hijo en el paro”. En cambio, Montserrat Caballer, de 59 años y tres hijos, seguirá sin votar. No lo ha hecho nunca. “No me los creo. No te ayudan”, explica la mujer, que trabajaba en un supermercado hasta que fue despedida hace un año. “Estoy muy decepcionada”.

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