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Los neumólogos alertan de los pocos diagnósticos de cáncer por amianto

La literatura científica señala que entre el 8% y el 12% de los carcinomas de pulmón son por exposición al asbesto

Jessica Mouzo
Una prueba para detectar enfermedades pulmonares.
Una prueba para detectar enfermedades pulmonares.Joan Sánchez

Las enfermedades por exposición al amianto que se diagnostican en las consultas son solo “la punta del iceberg”. Los neumólogos advierten de que, si bien los efectos nocivos de este carcinógeno son conocidos, a veces pasan desapercibidos en los diagnósticos de las dolencias respiratorias asociadas, a menudo camuflados detrás de otros factores de riesgo, como el tabaquismo. “Hay estudios que dicen que entre el 8% y el 12% de los carcinomas de pulmón son por exposición al amianto sin intervención del tabaco”, avisa el doctor Josep Tarrés. Los expertos alertan de un infradiagnóstico de los tumores causados por el amianto.

El amianto (o asbesto) es un carcinógeno muy utilizado en la industria y en la construcción durante los años sesenta y setenta. Desde la década de 1940 se sabe de sus peligros para la salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró carcinógeno en 1977, pero en España no se prohibió su uso hasta 2002. Este compuesto desprende unas fibras que se incrustan en los pulmones y provocan varias enfermedades respiratorias, desde placas pleurales hasta los mesoteliomas, unos tumores de pleura que solo se producen por la exposición al asbesto y tienen muy mal pronóstico (menos de dos años de vida tras el diagnóstico). El período de latencia de todas las dolencias puede ser de 20 años.

“Pensaba que tenía asma y era asbestosis”

Los abogados del Colectiu Ronda concentra las denuncias contra Uralita por enfermedades laborales vinculadas al amianto. Desde 2011, el despacho mantiene 422 procesos judiciales abiertos contra la compañía, que acumula condenas por valor de 21,2 millones de euros. Es el caso de Julián del Olmo, de 71 años y vecino de Cerdanyola. Estuvo siete trabajando en Uralita. "Pensaba que tenía asma y luego me dijo el médico de la Seguridad Social que era asbestosis", recuerda. Un juez le reconoció la enfermedad laboral y Uralita tuvo que indemnizarlo.

Las enfermedades crónicas relacionadas con el amianto, aunque no son una sentencia de muerte, sí condicionan mucho la calidad de vida del paciente. Por ejemplo, la asbestosis, una dolencia que hace que el pulmón se aprisione y el paciente sufra insuficiencias respiratorias. “La calidad de vida es mala. Sienten ahogo porque tienen el pulmón lleno de microfibras que hacen que el órgano genere cicatrices y se vuelva rígido. Además, hay una sensación de esfuerzo mayor para movilizar el pulmón y también tienen dolor torácico”, refleja Joaquim Gea, jefe de neumología del Hospital del Mar de Barcelona. En 2015 se registraron 361 hospitalizaciones de 245 pacientes afectados por asbestosis, un 83% más que en 2006.

Según la OMS, este mineral provoca más de 100.000 muertes en el mundo. Pero los expertos advierten de que muchos casos de pacientes con enfermedades pulmonares pasan desapercibidos y no se asocian a la exposición al amianto. “Yo creo que el amianto causa más cáncer que el mesotelioma”, valora María Jesús Cruz, neumóloga de Vall d’Hebron. Su hospital es el único de España que dispone de un dispositivo para detectar las fibras de amianto depositadas en el pulmón. “Se saca una trozo de pulmón y se analiza el nivel de cuerpos de amianto por 100 gramos de tejido seco”, explica. En un estudio realizado por su equipo, Cruz constató que la mayoría de la población urbana en Barcelona tiene niveles de amianto en el pulmón de entre 0 y 300 cuerpos de amianto por 100 gramos de tejido seco. Según la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias, la exposición de referencia para reconocer una enfermedad por amianto es 1.000 cuerpos.

Tarrés ha dedicado su carrera a estudiar las enfermedades por exposición al amianto en una de las zonas más castigadas por la presencia de este material, el Vallès Occidental. En Cerdanyola estaba ubicada la fábrica más grande de Uralita, una empresa que empleaba el mineral cancerígeno para producir fibrocemento. La compañía cerró en 1997, pero la ciudad sigue detectando un caso de enfermedad por amianto cada semana y es el municipio de España con mayor prevalencia de mesoteliomas. “Entre 1976 y 2016, he registrado 1.131 pacientes con patología por amianto. De ellos, 875 son enfermedades crónicas (placas o asbestosis) y 256, patologías malignas”, explica el neumólogo. Tarrés ha contabilizado 353 muertes relacionadas directamente con el amianto, pero avisa de que todas las cifras que maneja son inferiores a las reales. “He visto más del doble de casos, pero como me falta documentación, los excluyo de mi investigación. Esto es la punta del iceberg”, apunta. Según el médico, además del mesotelioma pleural y del cáncer de pulmón, el amianto también se asocia a tumores de laringe, ovario y testículos. De hecho, un juez llegó a reconocer por primera vez el cáncer de esófago como una enfermedad laboral por exposición al amianto.

Gea coincide en que las enfermedades intersticiales (las que causan cicatrices en los pulmones) pueden pasar desapercibidas también. “Sobre todo en el primer nivel, en medicina de familia. Si tienes un tumor pleural ya te sugiere que puede haber una exposición al amianto, pero una enfermedad intersticial, solo si el médico de familia se da cuenta, la envía al especialista, que ya pregunta por la exposición a estos elementos”, apunta el neumólogo del Hospital del Mar.

Los expertos aseguran que ya están alcanzando el pico más alto de diagnósticos y la curva comenzará a bajar en los próximos años. Pero Tarrés advierte de que el amianto está llegando a su vida útil y comenzará a degradarse. “En 2040, los mesoteliomas tendrían que terminarse pero no sabemos qué va a ocurrir. Como no desamiantamos el país, el compuesto deteriorado puede provocar una epidemia”, avisa.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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