_
_
_
_

Los Mossos desalojan el Armadillo de Gràcia

El edificio llevaba seis años ocupado por 30 personas con menores de edad

Alfonso L. Congostrina
Yanaina, una de las desalojadas, es consolada tras el desahucio.
Yanaina, una de las desalojadas, es consolada tras el desahucio. Albert Garcia

Los Mossos d’Esquadra han desalojado esta mañana el bloque bautizado como el Armadillo, ubicado en la calle Sant Salvador 16 del barrio barcelonés de Gràcia. Se trata de un edificio propiedad de la banca que fue ocupado hace 6 años. Según sus ocupantes, actualmente vivían en el inmueble una treintena de personas, entre ellas varios menores.

Los agentes han iniciado el desalojo a las 6.00 por orden del juzgado de instrucción número 27 de Barcelona y, por el momento, no se ha producido ningún incidente. La orden para desalojar el Armadillo ha sido con “fecha abierta”, una práctica jurídica donde no se fija el día y la hora concreta para impedir que grupos vecinales o antidesahucios intenten evitarlo. Bàrbara Roch, de la entidad vecinal Oficina de la Vivienda Popular de Gràcia ha denunciado la inacción del Ayuntamiento ante un desahucio “donde no estaban fijados ni el día ni la hora”.

El Armadillo era propiedad de una constructora que entró en fallida y que posteriormente fue a parar a los fondos de entidades bancarias que fueron reabsorbiéndose. “Hoy en el Armadillo viven 30 personas, entre ellas cinco menores, uno de ellos de solo meses, que ayer fueron avisados por el Consistorio de que el desalojo era inminente. Se les ha facilitado una pensión para pasar la noche, pero no se les proporciona una alternativa habitacional en una ciudad donde hay una lista de espera de 400 personas para un piso de emergencia”, lamenta Roch.

Yanaina es una de las afectadas por el desalojo, que ha abandonado la vivienda entre lágrimas y cargando sus enseres. Vivía en el Armadillo desde hace 4 años con su pareja y sus dos hijos, de 8 y 2 años.

La Oficina de la Vivienda Popular de Gràcia ha anunciado protestas para denunciar el desalojo. “Lo que no puede ser es que nos expulsen de nuestras casas para tapiar edificios o dedicarlos a la pura especulación”, denunció Roch.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_