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La revancha musical de los hermanos Méndez

El dúo Leynor y Lewis crea una canción para denunciar las condiciones laborales de Glovo

FOTO: Leynor y Lewis Méndez Sena. J. BARBOSA / VÍDEO: Videoclip de 'Mi intención'.
Cristian Segura

Mi intención es la nueva canción de los gemelos Leynor y Lewis Méndez (Santo Domingo, República Dominicana, 1990). Los hermanos Méndez se trasladaron a España cuando tenían nueve años. Llevan desde los catorce dedicándose a la música. Siempre han tenido que compaginar su vocación artística con pluriempleos, con los estudios y con los intereses de cualquier joven de su edad. Mi intención es una canción que suma un poco de todo ello: es una historia de amor y de precariedad laboral, pero sobre todo es una revancha contra la empresa de mensajería Glovo.

El protagonista de Mi intención es el álter ego de Lewis: un chico que trabaja hasta 13 horas al día como mensajero para ganar 800 euros mensuales brutos. Es su novia quien le mantiene, él no tiene tiempo ni dinero para nada. No se separa ni del móvil ni del baúl de mensajero. La chica acaba por botarlo de la relación y de su casa. El baúl que aparece en el vídeo es el que utilizaba Lewis como repartidor de Glovo.

El videoclip finaliza con una imagen que circuló el año pasado entre los grupos de WhatsApp y Telegram que comparten los mensajeros: la fotografía de un repartidor que dormía en la calle, cubierto con cartones. Glovo es una empresa fundada en Barcelona en 2015. Desde entonces se ha extendido a 41 ciudades españolas y a otras 93 del mundo. Glovo está sumida en España en varios conflictos judiciales y administrativos por la situación contractual de sus trabajadores autónomos.

Los hermanos Méndez sirvieron con Glovo en 2017. Lewis dejó el empleo con una deuda de 2.000 euros en cuotas de la Seguridad Social; la deuda de Leynor era de 3.000 euros. Glovo paga al repartidor una media de cinco euros por envío, según la compañía. Lewis dice que cobraba de media 3,8 euros por viaje. Lewis añade que los céntimos que pagan por kilometraje no es la cantidad real porque calculan la distancia de un trayecto en línea recta.

“Mucha gente nos está contactando para decirnos que se sienten identificados con la historia. En España las plataformas digitales generan trabajo precario”, dice Leynor. Su experiencia es amplia: ambos siguieron como mensajeros en la empresa Shargo, pero lo dejaron rápido “porque es peor que Glovo”. Lewis probó un día como conductor de Cabify, pero abandonó porque dice que en una jornada ganó 14 euros. En 2018 trabajaron siete meses como repartidores de Amazon, y la experiencia no fue mejor.

A los Méndez, el subsidio de desempleo se les acaba en tres meses. De momento solo piensan en proseguir con sus estudios de programación informática, y en la música. Querrían que alguna radio de música latina les diera espacio. “Solo ponen grandes éxitos. Si quieres que suenen tus canciones, tienes que pagar una pasta. No hay radios que apoyen a los jóvenes de aquí”, explica Lewis.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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