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“La defensa de una minoría como la nuestra siempre es compleja”

Óscar Moral preside CERMI Comunidad de Madrid, una entidad que lucha por visibilizar y defender los derechos de las personas con discapacidad de la región desde hace dos décadas

Daniel Muela
Óscar Moral, presidente de Cermi Comunidad de Madrid, el pasado 28 de enero.
Óscar Moral, presidente de Cermi Comunidad de Madrid, el pasado 28 de enero.INMA FLORES

Óscar Moral (1965, Madrid) se quedó en silla de ruedas cuando solo era un niño a causa de un accidente de tráfico. A sus 54 años, ostenta la presidencia de CERMI Comunidad de Madrid, una plataforma que aúna nueve federaciones y 300 organizaciones y en la que trabaja para defender los intereses y velar por los derechos de las personas con discapacidad. Su mayor aspiración pasa por conseguir una ley integral de derechos para la región, semejante a la estatal. La lucha por un lenguaje inclusivo, que las administraciones y no solo los ciudadanos adopten en su día a día, la eliminación de trabas en el empleo y la concienciación de unas ciudades libres de obstáculos son metas que desearía ver cumplidas a medio y largo plazo. "La verdadera igualdad se alcanzará cuando pasemos desapercibidos".

¿Qué es lo que más ha cambiado en estas dos décadas de andadura?

La sociedad en general y la madrileña en particular. Se ha transformado radicalmente como no podía ser de otra manera. Hemos cambiado en mejores normas y en mejor garantía de los derechos. CERMI Comunidad de Madrid se ha convertido en un referente en cuanto a la defensa de estos derechos frente a las administraciones públicas y en que estas nos conozcan, respeten y tengan en cuenta en sus políticas.

¿Qué echa de menos?

Hay un importante grado de incumplimiento en materia de leyes y eso va en detrimento de los derechos de las personas. Las ciudades de esta región se han transformado mucho pero todavía no está garantizada la accesibilidad completa, no solo la física también las universales, tanto para personas sordas como aquellas con discapacidad visual, intelectual o psicosocial.

¿Se debe a la falta de voluntad política?

Se debe a muchos factores. Evidentemente, la defensa de una minoría siempre es compleja, aunque ya no lo somos tanto. Estamos hablando de que en España existe un 9% de personas con discapacidad, cerca de cuatro millones de personas. En la Comunidad de Madrid se contabilizan unas 350.000 personas que tienen grado oficial de discapacidad. Si se añade a sus familias estamos hablando de un millón de personas que, directa o indirectamente, están relacionadas con el colectivo.

Una minoría, por ejemplo, a la que le costará más acceder a un empleo o a estudios superiores.

Hay un déficit claro en la empleabilidad de las personas con discapacidad y estamos muy por debajo de los niveles con respecto al resto de la población. Sin recursos, es más difícil fomentar un estilo de vida normalizado. Además, el acceso a la educación universitaria sigue siendo muy bajo y en el plano de la igualdad de sexos somos igual de mediocres que los demás. El trato a la mujer con discapacidad lamentablemente es peor que el del varón dentro de la propia situación discriminatoria. Es tan terrible como eso. Abandonan antes los estudios, tienen menos nivel formativo, están por debajo de los índices de empleabilidad y son las encargadas, en muchos casos, de las situaciones en el cuidado de los entornos familiares.

¿Las personas con discapacidad reclaman más sus derechos que antes?

Sí, ciertamente. El empoderamiento de las personas con discapacidad se ha generado entre todos. El número de ellas que denunciaba o reclamaba ha ido creciendo de forma exponencial. Esto se ha producido porque cada vez somos más conscientes de que estos "simples hechos" que nos suceden en el día a día no son tales, sino que en muchas ocasiones son discriminaciones o desigualdades en contra de las personas. La ciudadanía va contemplando estos cambios de manera distinta, aunque todavía nos queda un largo camino por recorrer.

En movilidad, el caso de los patinetes eléctricos es uno de los caballos de batalla.

Ya no operan en Madrid, de momento. Pero volverán y es un problema muy serio. Nuestra asociación junto con CERMI estatal hemos demandado una regulación de ámbito nacional para su regulación. Estos elementos no solo están en la acera, sino que transitan por ella, cuando no pueden porque la ordenanza de movilidad lo impide. Son elementos que convierten la ciudad en una zona invivible y es uno de los males que aquejan a las ciudades en la actualidad.

¿Cómo le gustaría que los viera el resto de la sociedad?

El gran deseo del colectivo es pasar desapercibido cuando vamos a cualquier sitio: ya sea en un restaurante, a la hora de ver una película en el cine o en el momento de hacer un viaje. Ser un ciudadano más sin que todo sean trabas o heroicidades para conseguir las cosas. Hasta que no consigamos esta meta, no habremos llegado a la igualdad.

Discapacidad y vejez, dos asuntos arrinconados

Uno de los problemas que más preocupa al presidente de CERMI Comunidad de Madrid es la situación de desamparo de aquellas personas con discapacidad que se encuentran en su última etapa de vida. "Todas estas personas ancianas terminarán en residencias porque ni las ciudades ni los hogares están pensados para que las personas vivan muchos años", reflexiona. El desarraigo y la falta de servicios elevarán un coste económico que, según enfatiza Moral, la sociedad no será capaz de mantener. "Vivir en una residencia siempre es mucho más caro que en tu propia casa, pero en la actualidad nuestros responsables políticos no lo terminan de ver", se lamenta.

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Sobre la firma

Daniel Muela
Redactor en Escaparate. También selecciona para Descuentos EL PAÍS cupones exclusivos en la categoría de Tecnología. Antes trabajó en otros medios de comunicación. Ha desarrollado su trayectoria en secciones de EL PAÍS como Local o Última Hora. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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