Valls quiere poner fin a las acciones de los CDR y evita criticar los altercados del taxi

“No dejaré nunca que se instale el desorden en el espacio público”. Así de taxativo se ha mostrado este lunes Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, refiriéndose a los altercados protagonizados por radicales de los Comités de Defensa de la República (CDR) en jornadas como el pasado 21 de diciembre, contra la celebración del Consejo de Ministros en la capital catalana. “La ciudad tiene que recuperar autoridad, el Ayuntamiento tiene que actuar con responsabilidad”, ha dicho Valls.

Valls ha presentado su segunda carta, una suerte de relación epistolar dirigida a los barceloneses en la que avanza algunos de los puntos de su programa electoral. La primera carta, dedicada a la seguridad, fue leída el pasado diciembre en un acto en el Raval que fue boicoteado por activistas independentistas y de izquierdas. Tanto la CUP como los comunes dieron apoyo en las redes sociales al escrache que sufrió Valls. El candidato, representante en las próximas elecciones de Ciudadanos y de Lliures —partido liberal heredero de CiU— ha subrayado que la alcaldesa, Ada Colau, “es cómplice del separatismo”, y que tanto ella como el independentismo son caras de la misma moneda: “El debate es defender la democracia en Europa frente al populismo y frente al separatismo. Hago un llamamiento a los barceloneses a salvar Barcelona”, ha afirmado Valls. La segunda carta, titulada “Salvemos Barcelona”, se centra en la idea de preservar el orden en el espacio público, aunque sin aportar ninguna medida concreta.

Valls ha descargado toda su munición sobre Colau y sobre los partidos independentistas, acusándoles de “irresponsables” y de provocar una pérdida de prestigio de la ciudad: “La cara más oscura del dilema que tiene Barcelona la vimos el pasado 21 de diciembre: calles vacías, el comercio paralizado en plena campaña de Navidad, la actividad profesional suspendida; aislamiento, tensión, coacciones y los habituales brotes de odio y violencia contar la policía, contemplados con indiferencia por los responsables de la Generalitat. Y respondidos con un silencio elocuente de la alcaldesa Ada Colau, incapaz de afirmar la autoridad del Ayuntamiento y subordinada al proyecto separatista que representan Ernest Maragall, Joaquim Forn y otros candidatos”.

Pese a la importancia del orden público y la seguridad en su discurso, el ex primer ministro francés ha preferido no referirse a los incidentes violentos de este mes de enero durante las movilizaciones de los taxistas. Tampoco ha querido posicionarse sobre cómo actuaría en caso de huelgas en el transporte público durante la celebración de la próxima edición de la feria tecnológica Mobile World Congress.

Valls se mostró el pasado lunes conciliador con los taxistas en una entrevista en Catalunya Ràdio: “Hay que ayudar al sector del taxi para continuar con su modernización, con la flexibilidad que piden”. Valls explicó un día después en TVE que hay que negociar para que no desaparezcan las empresas de vehículos VTC como Uber o Cabify, y añadió que las agresiones causadas por taxistas “no son soportables”.