Los muros pintados de Europa
Tres artistas urbanos reflexionan acerca de la idea de movilidad y fronteras
En estos tiempos convulsos para la Unión Europea, el Institut Français de Madrid se lanza a inaugurar una exposición en la que tres artistas urbanos reflexionan acerca de la idea de movilidad y de la práctica de levantar muros –reales o figurados– pintando sobre ellos. Estos tres artistas son Ampparito (España), Helen Bur (Reino Unido) y Paul Loubet (Francia), quienes bajo el comisariado de Manuela Medina y Pablo Méndez de la galería La Causa, han realizado tres intervenciones en las paredes de la Galerie du 10 del Instituto, dentro de una exposición que lleva por título Muros de Europa.
El hilo conductor de las actividades culturales de este año en el Institut Français es precisamente Europa, por lo que la colaboración con esta galería de Malasaña partía de esa premisa. Los comisarios de La Causa, afrontaron la propuesta desde una doble perspectiva: por un lado, la libertad de movimiento de personas que está en la base de la Unión Europea, y por otro, la aparición de “muros” entre los diferentes países que la conforman. Los muros, además, eran una manera de vincular el tema de la exposición con el tipo de artistas con los que trabajan habitualmente en esta galería, especializada en arte urbano. “Queríamos centrarnos en la idea del muralismo y su evidente vinculación con los muros, pero también hay una segunda lectura. Estamos en un momento en el que Europa parece muy frágil y están surgiendo propuestas peligrosas, que piden, por ejemplo, que se refuercen las fronteras”, explican. “Quisimos relacionar el tema de la movilidad europea con estos artistas, que se pasan el día viajando y pintando en diferentes países, para decir que saltarse los muros es algo bonito y necesario”.
La pieza de Ampparito, alter ego del artista madrileño Ignacio Nevado, es una de las más llamativas de la exposición, por la sutileza con la que desliza su mensaje, abierto a la interpretación del público. Un mapa de Europa invertido, que sólo puede verse al derecho mirándolo de espaldas a través de unos espejos colgados junto a la obra, o bien haciéndose un selfie con el mapa de fondo. Un juego que nos invita a mirar de otra manera la realidad –a mirarla incluso de espaldas– y a cuestionarnos todo aquello que damos por hecho, como por ejemplo, los derechos que tenemos aquellas personas que pertenecemos a la Unión Europea. “Por sólo unos metros de diferencia, puedes tenerlo todo o no tener nada. Es una lotería”.
Este tipo de juegos visuales o anamorfosis –deformaciones en un dibujo o una pintura que provocan que ésta sólo pueda ser contemplada desde un ángulo determinado o a través de un espejo para poder apreciarla sin deformar–, son frecuentes en las obras de Ampparito, no sólo por el factor sorpresa, sino también por la propia performance que exigen por parte del espectador. “Lo que me interesa de la anamorfosis es que, al hacer que algo sólo se pueda ver desde un punto de vista, obligas a la gente a localizar ese único punto de vista. Y si, por ejemplo, ese punto lo localizas en un barranco, haces que sea imposible ver la obra (a no ser que te tires por el barranco, claro). Más que la pieza en sí, lo interesante es ver lo que provoca, ver cómo reacciona la gente”.
Para Ampparito, el mayor valor del arte en el espacio público es el hecho de que el espectador no vaya preparado para verlo, que sean las obras las que les encuentren a ellos. Gran parte de su trabajo se centra en mostrar las ciudades de otra manera, invitando a la reflexión a partir de elementos cotidianos que esconden pequeños guiños humorísticos o irónicos: un rocódromo pintado –por el que es imposible escalar– en uno de los muros de la cárcel Modelo de Barcelona, una pista de atletismo donde las líneas que separan los carriles se van retorciendo progresivamente hasta perder su función original, un juego de rayuela que comienza en el suelo y termina en un muro, media canasta de baloncesto reflejada en un espejo creando la ilusión de una canasta entera…
Su trabajo es, además, un buen ejemplo de lo mucho que se han ampliado hoy las fronteras de lo que denominamos arte urbano y cómo éste se ha complejizado, abarcando todo tipo de estilos, técnicas y formatos. “Antes, en el arte urbano se valoraba mucho el reto que suponía para el artista pintar una determinada pieza –por sus dimensiones, porque estaba en un sitio de difícil acceso, etc–, en cambio, ahora se están haciendo cosas muy de gimnasia mental, muy novedosas e inesperadas, que realmente sorprenden a quien las ve”. Gimnasia mental, de hecho, podría ser la expresión que mejor define el arte urbano conceptual de Ampparito. “Para mí, lo interesante es que puedas escarbar detrás de cada imagen y siempre encuentres algo más”.
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