El parque más deseado
Se abre en el centro de Valencia un jardín de 11 hectáreas demandado por los vecinos hace más de 30 años
El Parque Central de Valencia ha abierto sus puertas 30 años después de se incorporara como promesa al plan general urbano en los años 80 del siglo pasado. Esta infraestructura verde, largamente demandada por los vecinos, ha tardado tanto que a su alrededor han proliferado negocios con su nombre muchos antes que existía el jardín. "El hotel de al lado se llama Parque central y además ha habido hasta un gimnasio que se llamaba igual pero ya cerró", bromea Ana, comerciante del barrio de Russafa. Han sido 30 años de espera del parque más deseado.
A las nueve de la mañana, este nuevo espacio ha abierto las verjas -el parque se cerrará por la noche- y runners, jubilados, algunos con los nietos de la mano, familias con carros de bebé o simplemente curiosos, paseaban por primera vez por las primeras 11 hectáreas de este espacio verde, que representa solo el 40% del proyecto diseñado por la paisajista norteamericana Kathryn Gustafson.
El proyecto completo ocupará 23 hectáreas de terreno en total pero para hacerlo posible es preciso que se soterre el ferrocarril, que parte en dos la capital. El jardín costará 73 millones de euros pero las obras ferroviarias que deben de liberar los terrenos superan los 3.000 millones de euros, ha dicho el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en su visita esta tarde al parque.
La sociedad Valencia Parque Central, ejecutora del proyecto y de la que forman parte las tres Administraciones públicas, ha plantado un millar de árboles y ha sembrado 85.000 arbustos y plantas herbáceas de 70 especies diferentes. Las pantallas de cemento de la estructura se han cubierto de ciprés rastrero, jazmín, romero y otras plantas aromáticas; y las cercanas vías del ferrocarril quedan camufladas por un muro que también debe disimularse con vegetación.
"Es un parque muy deseado y necesitado por la vecindad y hemos tardado muchos años en verlo hecho una realidad", dice Emilia M, prejubilada y vecina de Russafa. A su lado, su marido Antonio T., de 56 años, lleva oyendo hablar del parque desde que era pequeño. "A este paso no lo veré acabar porque queda la parte más complicada", dice en alusión al soterramiento del ferrocarril. "Yo he venido solo a pisarlo porque pensaba que no lo vería", ha comentado poco después Josefa, una octogeneria valenciana.
La zona verde más cercana de Russafa -antes de la apertura hoy del parque- era el Jardín del Turia -el corredor verde creado en el antiguo cauce del río-, que está a unos 10 minutos del barrio. Isabel T., hija de ambos, de 25 años, agradece la biblioteca prevista en una de las naves rehabilitadas y el futuro pabellón deportivo.
Las obras del parque arrancaron en mayo de 2015 y para Ana, comerciante y vecina del barrio "ha sido un horror". "Oía todo el rato: ta-ta-ta-ta-tá. Ahora empiezo a ver la luz", dice tras reconocer que no ha pisado todavía el parque porque ha entrado a trabajar a las siete y media de la mañana y no ha tenido tiempo.
Vivianne, francesa de 75 años, vive en Valencia desde hace muchos años. Ha sido de las primeras en recorrer palmo a palmo el jardín. "No veo muchas papeleras y he visto a gente con los perros sueltos y no puede ser", dice como actuaciones a mejorar. "También he visto gente arrancando ramitas de romero para la paella del mediodía", añade en tono de censura. "Si empezamos así...", manifiesta contenta con la apertura del parque.
Desde el principio, la paisajista Kathryn Gustafson quería un enclave verde en mitad de la ciudad para pasear y huir del ajetreo. José Luis Valle, del Grupo Villanueva, encargado de la jardinería del parque, anda por aquí y por allá supervisando el primer día. "En primavera esto será muy verde porque hay especies que no florecen ahora", apunta. "Todo tiene su encanto", dice el técnico sobre sus rincones favoritos. "En esta zona", dice señalando el área de huerto mediterráneo, "hemos plantado de todo: anís, carlota, acelgas pero también granados, limoneros, naranjos, pomelos, olivos, almendros y albaricoques. Tiene el encanto de un huerto", añade.
Salvador Martínez Ciscar, director gerente de la sociedad Valencia Parque Central, también ha estado en las primeras horas de apertura observando con todo su equipo cómo se comportan las instalaciones. "A primera hora había mucha gente paseando a sus perros por todo el parque hasta que han descubierto que hay una zona especial para estos animales. Tenemos una buena impresión, estamos contentos", valora. A la pregunta de ¿algún problema?, Martínez Císcar responde: "Alguno hay y no digo más. En eso estamos", dice.
Un nuevo convenio para enero
El Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de València renovarán el próximo 11 de enero el convenio suscrito entre las tres administraciones para la ejecución del 60% restante del Parque Central de València, un proyecto que contempla el soterramiento de las vías del tren y la ejecución de una nueva estación.
Según el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, su departamento asumirá las infraestructuras del túnel pasante y la nueva estación central en el nuevo convenio, ya que el anterior es de 2003. En aquel año, ha detallado el ministro, el coste de todas estas intervenciones, se estimó en unos 800 millones, pero la realidad es que el coste podría ascender hoy a más de 3.100 millones.
"La estación central se presupuestó en unos 200 millones de euros, pero según estudios actuales el coste podría rondar los 1.096 millones", según Abalos, quien ha responsabilizado de este incremento no tanto a la carestía como al hecho de que los costes "se estimaron como se estimaron".
"Por eso hace falta un nuevo convenio", ha insistido Abalos, quien ha recordado que el proyecto del Parc Central se empezó a pensar en 1986 con Clementina Ródenas como alcaldesa, y que fue Rita Barberá quien convocó el concurso de ideas en 2011.
En el entorno del alcalde Joan Ribó, que reivindicó una vez más la necesidad del túnel pasante, ha molestado que Ábalos se reuniera antes de la visita al parque con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para hablar del soterramiento de las vías en un encuentro al que el primer edil no ha sido invitado.
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