Y nosotros también
Hubiera sido más fácil crecer con referentes
Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores. Anoche, tras ver que mi creciente insomnio no me dejaba pegar ojo, decidí rastrear por las redes y hacer tiempo hasta caer exhausto. Estaba investigando acerca de la historia de los sino-estadounidenses y me encontré con una foto de un grupo de asiáticos racializados del colectivo GODI (Géneros y Orientaciones Diversos e Intersexo) marchando. En su pancarta ponía en mayúsculas WE’RE ASIANS GAY AND PROUD. La foto pertenecía a la portada del sexto número del diario Gay Insurgent, a Gay Left Journal, de 1980. Impresa en blanco y negro, aparecían un grupo de asiáticos del este migrantes racializados, emocionados, sonrientes con los puños alzados al aire. Se encontraban en la marcha de Washington por los derechos LGTBIQ+ de 1979. Sentí lágrimas de emoción.
Es increíble cómo estas cosas pasan desapercibidas. Cómo descubrí, a mis veintitantos, que hubo personas como yo prestando sus cuerpos, reivindicando desde hace tanto tiempo sus derechos. Cómo mis padres nunca me mencionaron estos temas, ni los medios, ni en el colegio… Hubiera sido más fácil crecer con referentes.
Tampoco haría falta ir tan lejos. Soy el primero en admitir que no conozco la historia ni la memoria del colectivo GODI en España. Desatendía en las clases de Conocimiento del medio y de Historia porque la Historia no nos incluía.
El Archivo Transfemenista/Kuir de Madrid es, por ello, importante, no solo para nuestra comunidad, sino para que todos entendamos nuestra ciudad en su plenitud. Está en La Neomudéjar, una antigua nave cerca de la Estación de Atocha, rehabilitada como residencia artística y centro de arte por Néstor Prieto y Francisco Bives. Ahí se archivan fanzines y material audiovisual para su digitalización, estudio y archivo, como materiales de colectivos LGTBQ+ o fanzines feministas de activismo desde los años setenta hasta nuestros días.
Que existan espacios así es recuperar la memoria del colectivo GODI. Es entender nuestra lucha como histórica, como relevos constantes intergeneracionales, recordándonos quiénes fueron aquellas personas que estuvieron antes que nosotros, como La Radical Gai y LSD que combatieron a principios de los noventa la pasividad del Gobierno ante la crisis del sida. Es recuperar voces que fueron silenciadas resistiendo a la pérdida de memoria histórica enunciando nuevas luchas para nosotros y para futuras generaciones.
Porque en momentos de conflicto -cuando no se nos reconoce como sujetos de derecho, cuando se pretende derogar la violencia de género, cuando pretenden poner nuestras vidas como migrantes y racializadas en peligro, cuando pretenden suprimir la cirugía de confirmación de sexo o cuando dan la espalda a la lucha del colectivo GODI- es importante recordar que ellos resistieron y lucharon. Y nosotros también.
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