“Me decían que el rugby no era femenino”
Isabel Rico, capitana del Olímpico de Pozuelo y de la selección española, empezó a practicar el deporte a los 21 años
Antes de jugar a rugby, Isabel Rico (Talavera, 31 años) practicó muchos deportes: gimnasia rítmica, atletismo, natación... Sin embargo, no fue hasta los 21 años cuando decidió probar con el balón ovalado. A través de Tuenti, una antigua red social, contactó con el Club Olímpico de Pozuelo. Casi diez años después, es una auténtica referencia de este deporte, convirtiéndose en capitana de su equipo y de la selección española.
Una española entre las Barbarians
Isabel Rico ostenta tres títulos de Liga, con el Olímpico de Pozuelo, y tres Campeonatos de Europa con la selección española. La jugadora de rugby es la primera española convocada por Barbarians F.C., combinado mundial que reúne a las mejores jugadoras del mundo y al que solo se puede acceder por invitación.
¿Por qué el rugby?
Empecé por curiosidad. Siempre iba a ver los partidos de mi padre, que jugaba. Y durante mi etapa universitaria, lo practicaban algunos amigos. Me encantaba el ambiente: muy familiar, cercano y muy noble.
¿Qué me dice de ese tercer tiempo tan famoso?
Eso es lo que diferencia el rugby de otros deportes: ese momento en el que compartes con el rival y con los árbitros pequeñas historias que han pasado dentro del campo. Todo mientras tomas una cerveza. Ahí se soluciona cualquier problema. Además de gustarme, creo que esos valores son muy necesarios hoy en día.
También le gusta embarrarse.
Y correr, placar, tirarte al suelo... Para luego, después de haberlo dado todo, salir con una sonrisa. Aunque haya sido un partido durísimo, la gente sale feliz.
¿Qué le dijeron su familia y amigos cuando empezó a jugar?
Me decían que era súper bruto, que me iba a hacer daño, que eso no era femenino… Pero el rugby es como cualquier otro deporte, no tiene sexo. La sociedad es la que pone los prejuicios y las etiquetas. Poco a poco, vamos teniendo más visibilidad, cada vez se promociona más y se está quitando el miedo
A pesar de ello, el deporte sigue siendo machista.
Al final, como mujer, tienes que hacer el doble para conseguir la mitad de visibilidad que tienen los hombres. Pero gracias a los éxitos que vamos logrando, las mujeres hemos demostrado que jugamos igual de bien que los hombres, que dedicamos el mismo número de horas... En definitiva, que somos tan profesionales como ellos.
Todo muy profesional menos el sueldo.
Aunque el rugby sea catalogado como amateur y no puedas vivir de ello, tu vida es como la de una deportista profesional: te tienes que cuidar y debes dedicarle muchas horas. Además, las jugadoras fuera del campo hacemos mucho trabajo: desde la captación de nuevos talentos en universidades y colegios a las redes.
Son muchos sacrificios solo por amor al deporte.
Llevas dos vidas, la deportiva y la profesional. Yo soy profesora de Educación Física en un cole. Al final tienes tu trabajo y cuando sales, directa a entrenar. Son muchos sacrificios, sobre todo a nivel de tiempo: no tienes tiempo para nada, ni fines de semana. Y no solo eso, también sacrificios económicos, alimenticios y una preparación que te costeas.
¿Merece la pena?
Por supuesto, es mi pasión y no lo cambiaba por nada. Hay momentos duros, como las lesiones. Y es complicado compaginar la vida personal con la deportiva. Pero también es muy bonito el equipo, compartir los buenos y malos momentos con tus compañeras. Por otro lado, cada vez hay más chavales que se apuntan a rugby, y es emocionante ver cómo se interesan por nuestro deporte y cómo quieren practicarlo. Animaría a todos los niños y niñas que vengan a probar un entrenamiento. En el rugby todo el mundo tiene cabida, ya seas alto, pequeño, rápido o lento.
¿Cómo ha cambiado el rugby desde que empezó?
La evolución ha sido exponencial: el nivel de juego de las jugadoras es mayor; hay más visibilidad y ya no se confunde el rugby con el fútbol americano. Ojalá no se quede ahí y en unos años pudiéramos vivir de esto. Yo ya lo viviré desde la grada, pero me sentiré partícipe.
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