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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Otra estrategia para los sintecho

Es un error que Barcelona siga apostando por albergues que están muy lejos de lo que las personas necesitan

Un sin techo duerme en una calle del distrio de L'Eixample.
Un sin techo duerme en una calle del distrio de L'Eixample. massimiliano minocri

Si circulamos por una autopista y vemos un accidente de tráfico, probablemente llamaremos a los servicios de emergencia para que socorran lo más pronto posible a las víctimas. Pocas personas dudarán y, aún menos, siendo conscientes de que no hacerlo implica delito penal. No preguntaremos si ha bebido demasiado, ni si iba demasiado deprisa, ni si conducía imprudentemente. Llamaremos a los servicios de emergencia y harán lo posible por salvar las vidas que estén en peligro. Las preguntas sobre las causas se harán cuando la vida ya esté a salvo.

¿Y si vemos a una persona durmiendo en la calle? Erróneamente no tendremos la sensación de que corra peligro alguno. Seguiremos nuestro paso sin caer en la cuenta de que su situación puede acortar la vida 20 años. Tampoco hay delito de omisión del socorro en este caso. Si nos preguntamos por las causas, es posible que nos vengan respuestas llenas de prejuicios: seguro que bebe demasiado, o que le han ofrecido ayuda y no la quiere... Obviaremos que la persona no está en la calle porque quiera, sino porque no tiene una casa donde ir.

A finales de 2015, el Gobierno aprobó la Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar 2015-2020. Han pasado casi tres años y solo tenemos un documento con unas propuestas interesantes y cero euros de presupuesto. Con el Gobierno anterior se realizaron una serie de reuniones que no consiguieron activar la estrategia. El Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, con un presupuesto de 1.443 millones de euros, tampoco contiene ni un guiño para las personas que duermen en la calle. A día de hoy, con el nuevo Gobierno, de momento no hay ningún movimiento al respecto que sea público.

En Cataluña, antes de fin de año se debería presentar una Estrategia Integral para el Abordaje del Sinhogarismo. Significaría la continuación del Modelo de Atención a Personas Sin Hogar redactado en el año 2010, que acabó en un cajón y del que nunca más se supo. En esta nueva estrategia se han coordinado los departamentos de Territorio y de Asuntos Sociales, entidades sociales y municipios. Habrá que esperar a ver el resultado final que, aunque seguramente será un paso tímido, esperemos que sea el primero de muchos otros.

Teniendo en cuenta el número de personas que duermen en la calle en los municipios más pequeños, conseguir que nadie tenga que sufrir esta situación sería perfectamente posible. Pero el miedo al “efecto llamada” paraliza cualquier paso en este buen sentido. Así que, actualmente, la estrategia en algunos municipios consiste en proponer y enviar a las personas que viven en la calle a municipios más grandes. Por eso, cada vez más las capitales tienen más ciudadanos y ciudadanas durmiendo en la calle y van desbordados. Me atrevería a decir que hasta cierto punto, erróneamente, han tirado la toalla. Son más grandes y tienen más pobreza pero tienen muchísimos más recursos que inexcusablemente no destinan a reducir el número de personas que viven en la calle.

En Barcelona, por ejemplo, cada noche duermen en la calle unas mil personas y los recuentos hechos entre los años 2015 y 2018 no indican una tendencia a la baja. La propuesta del Plan de Lucha contra el Sinhogarismo 2016-2020 aún no ha ampliado los cien pisos para las personas sin hogar que prometía. De todas formas, cien pisos para mil personas viviendo en la calle es del todo insuficiente. El Ayuntamiento explica que está preparando unas 4.500 viviendas “asequibles” y sería un paso muy importante reservar un contingente especial para las personas que viven en la calle. Es un error que la capital catalana siga apostando por albergues o soluciones que están muy lejos de lo que las personas necesitan.

El panorama no da para optimismo. Miles de personas duermen cada día en las calles de muchas ciudades europeas, las administraciones públicas están centradas en cómo superar las siguientes elecciones (sean cuando sean) y todavía quedan mitos y prejuicios que debemos vencer como ciudadanía. Demasiado camino por hacer, pero no debe haber ninguna duda de que una persona no duerme en la calle porque quiera, una persona duerme en la calle porque no tiene un piso donde ir a dormir. Hay soluciones definitivas, y también temporales, que hay que implementar ya.

Ferran Busquets es director de la Fundación Arrels

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