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BOCATA DE CALAMARES
Columna
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El barrio más ‘cool’ va de culo

Las revistas internacionales nos señalan con el dedo y nos dicen que molamos

Dos chicos pasean por el barrio de Lavapiés.
Dos chicos pasean por el barrio de Lavapiés. INMA FLORES
Sergio C. Fanjul

Vivo en el barrio más cool del mundo y siento la mirada húmeda y la envidia terráquea de millones de enterados. Es que está guay: en el barrio más cool del mundo los vampiros ladrillescos tratan de chupar al metro cuadrado la mayor rentabilidad y los buitres amenazan de desahucio a las mujeres longevas, a los ancianos con metástasis. Creen los inversores más audaces que las calles en las que yo vivo, las del barrio más cool del mundo -este mismo que antes daba tanto miedo-, son una oportunidad de negocio y no un lugar donde construir la vida entre y para todos: así es el sistema, no lo han inventado ellos, dicen los predicadores del realismo capitalista.

En el buzón meten unos papelitos donde me informan amable y obsesivamente de que se busca comprar piso en esta zona, porque ahí, donde juegan los niños que hablan bengalí, y mean los perritos, y toman el fresco las señoras, ven los más perspicaces brotar chorros exuberantes de billetes. Las revistas internacionales nos señalan con el dedo y nos dicen que molamos, y nosotros, los vecinos más cool del mundo, estamos muy orgullosos (aunque de tanto molar cada vez vamos quedando menos).

En el barrio más cool del mundo los homeless se embuten en sus edredones mugrientos bajo las carteleras teatrales y las frases inspiracionales. Durante el día toman café en el supermercado, con la mirada perdida a través del ventanal, como si llevasen años sin hablar con nadie. Y la plaza amanece entre las latas vacías y los charcos de pis en los que se convierten las fiestas y los cantos cuando el astro rey traiciona. Y regresan del pasado los celestes toxicómanos que duermen en los portales el sueño de las amapolas.

A mis amigos les echan del barrio más cool del mundo porque su cartera no está lo suficiente llena mientras los estilosos turistas austrohúngaros hacen cola para brunchear batidos orgánicos y ensaladas francamente interesantes entre las paredes de ladrillo visto que van recubriendo la faz del planeta. En el barrio más cool del mundo chapan los grasabares y expulsan a los sandwiches mixtos con huevo, a los aperitivos de paella, a los pinchos de tortilla, mientras brotan hoteles low cost y deslumbrantes hamburgueserías franquiciadas.

El barrio más cool del mundo va de culo: pronto se va a pasar de cool y morirá de hipercoolismo, destruido y humeante como tantas otras ciudades contemporáneas: escombros fluorescentes, páramos de cartón piedra, picadoras de precaria carne trabajadora, alcantarillas de los libérrimos flujos de capital que brincan alegres sobre las fronteras.

No desesperen: en Lavapiés, el barrio más cool del mundo, aún queda mucho idealista; esos idealistas de ahora que persiguen sus sueños en homónimas webs inmobiliarias.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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