El feliz viaje asiático del Grec
La ocupación media de los espectáculos superó el 90%
El viaje por Asia que ha protagonizado la 42 edición del Grec Festival durante todo el mes de julio ha bajado el telón con un total de 114.281 espectadores –un número menor al del año pasado, cuando se registraron unos 122.000-. “No busco las cifras”, ha remarcado su director, Francesc Casadesús, “la sensación general es que el festival ha ido muy bien: artísticamente hemos subido un escalón, los artistas locales han dado un salto y los teatros se han llenado”. El número de funciones también se ha reducido de 102 a 84 con el objetivo de “cuidar más las propuestas artísticas y tener más tiempo de montaje y más recursos para los creadores”.
El Grec se ha decantado por una programación más “contemporánea” que otros años y ha optado por propuestas singulares con la voluntad de diferenciase de otros festivales: “Buscamos un festival con identidad. El Grec ha de ser el festival de Barcelona, no una copia, y reflejar aquello que la ciudad quiere”. En este sentido, Joan Subirats, comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona ha añadido que “las propuestas que parecían más arriesgadas han sido las que más gente han congregado. Hay ganas de innovación y experimentación”.
La ocupación en el Teatre Grec ha batido récords y se ha situado en más del 90%, “un porcentaje nunca visto en la historia del festival” que supera en 10 puntos la cifra del año pasado. El resto de espacios de Montjuïc han tenido una media similar de ocupación, “lo cual hace pensar que lo que estamos programando tiene interés”, apunta Casadesús. Además de potenciar el recinto de Montjuïc, se ha querido llevar la presencia del festival al resto de la ciudad con un total de 63 espacios operativos conformados por teatros, centros cívicos, fábricas de creación y bibliotecas. Sin embargo, el público del Grec Ciutat ha disminuido, pasando de 56.000 a 46.399 espectadores.
Las funciones internacionales han tenido una buena acogida, llenando los escenarios más que otros años. “Cada vez más el Grec es un prescriptor de proyectos internacionales”, ha expuesto Subirats. La producción local continúa siendo una de las piezas claves del festival, tal y como cuenta su director: “Queremos que el Grec sea un agente activo de la ciudad para dar apoyo al talento local y generar proyectos que tengan continuidad y no mueran en el festival. Es posible hacer esto porque reinvertimos toda la taquilla en coproducciones”.
La presencia de público joven en esta edición se ha notado especialmente, ya que la media de edad ha bajado unos puntos hasta situarse en 42 años. El festival se ha hecho más asequible y ha logrado fidelizar al público con la venta de abonos, un 10,6% de las entradas. La presencia de público local, procedente de Barcelona ciudad y provincia, ha sido notoria con un 82%, como también lo ha sido la cifra de nuevos espectadores, que se sitúa en un 78%.
Uno de los espectáculos que más ha triunfado, según ha explicado el director, ha sido la “apuesta de riesgo” Una gossa en un descampat, de Clàudia Cedó para la Beckett y Vania, de Àlex Rigola, con un 84,11% y un 98,54% de aforo respectivamente. Otra propuesta arriesgada con buenos resultados ha sido el montaje de Nao Albet y Marcel Borràs, Falsestuff, que “a pesar de ser creadores jóvenes han conseguido un 95% de público con una edad media muy baja, lo que supone una gran noticia”. La Plaza. El Conde de Torrefiel ha llenado el teatro “a pesar de representarse en el SAT, porque la gente tenía ganas de verla”.
El año que viene el festival propone un viaje por Australia, para continuar con el itinerario que se había fijado, e ir desde Melbourne hasta Nueva York: “esperad canguros, desiertos y paisajes oceánicos”. Casadesús también ha adelantado que, “si los políticos me dejan”, seguirá reduciendo el número de espectáculos y espectadores “para cuidar más la calidad de las producciones y fomentar las locales”.
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