Gilgamesh conjura el ocaso en el Grec
Oriol Broggi aprovecha el declinar de la luz en el anfiteatro para narrar el viejo poema sumerio. La inauguración del festival reúne a personalidades del arte y la política
Preciosa idea la de utilizar escenográficamente el ocaso en El poema de Guilgamesh, rei d'Uruk,la adaptación del poema sumerio que dirige Oriol Broggi con su compañía la Perla 29 y que ayer inauguró el festival Grec en el anfiteatro. Una hora antes de lo usual, a las 21, se inció la función de manera que aún reinaba la claridad y se brindaba la inédita vista del público y el escenario a la luz del día. Paulatinamente fue oscureciendo mientras el espectáculo se adentraba en la leyenda y los murciélagos con sus capas sustituían en el cielo a los vencejos, afilados como yataganes.
Broggi ha dispuesto la mítica historia de Gilgamesh, de hace 4.700 años, en un espacio à la Peter Brook con el suelo lleno de arena que cubre algunas ruinas y un busto de un viejo rey de piedra, y una alfombra oriental sobre la que se instalan los músicos. Los actores lucen ropajes amplios y empuñan cañas con las que dibujan en la arena o crean figuras. El director saca enorme partido a la pared de roca desnuda del fondo del escenario: evoca la calidad milenaria de los mitos mesopotámicos y su resonancia telúrica, y también la estratigrafía arqueológica. Cuando se hace oscuro se proyectan imágenes encima.
¿Las armas prodigiosas de Gilgamesh no son acaso las mismas que le forja Hefesto a Aquiles?
El espectáculo narra pacientemente, como un cuento, la leyenda de Gilgamesh, el héroe-rey viajero y aventurero, con hechuras de semidiós, fundador de ciudades, matador de monstruos, edificador de templos. Con su amigo Enkidu (capaz de erecciones de siete días) llevan a cabo proezas sin cuento (o con bastante ídem).
El espectador poco ducho en mitología mesopotámica (!) se pierde un poco con los complicados nombres de los dioses y diosas, sumerios y acadios, pero el tono del relato de Broggi es muy didáctico y te van repescando. Hay que dejarse llevar por el ritmo ritual y mágico de la representación, el fuego que brota de la tierra, las antorchas, los pozos de agua, la música orientalizante, la sensualidad, las voces y los movimientos coreográficos. En última instancia todo lo que se cuenta, pese a su aparente exotismo tiene una resonancia próxima: ¿las armas prodigiosas de Gilgamesh no son acaso las mismas que le forja Hefesto a Aquiles?, ¿su impulsividad, ferocidad y arrojo no son los de un Heracles?, ¿no tiene siete puertas Uruk como Tebas?, ¿el diluvio del poema no es el de Noé?
Gran velada de teatro, con el anfiteatro lleno hasta la bandera y multitud de rostros conocidos de la política y el arte. Aplausos al final. Entre los políticos p`resentes, la alcaldesa Ada Colau, el comisionado de Cultura Joan Subirats, los líderes de los grupos municipales Xavier Trias, Alfred Bosch, Carina Mejias, Jaume Colboni y Alberto Fernández Díaz, la consejera de Cultura Laura Borràs y el de Economía y vicepresidente Pere Aragonès. Entre los representantes del mundo artístico, Sergi Belbel, Andreu Benito, Cesc Gelabert o Àlex Rigola.
El director del Grec, Cec Casadesús, expresó ayer poco antes de alzar el telón su satisfacción porque esta edición arranque con las entradas agotadas para las tres funciones del espectáculo inaugural. “Las sensaciones son muy buenas, parece que la gente está muy interesada, se están comprando muchas entradas y ya hay otros varios espectáculos que han colgado el cartel de completo, como el de Akram Khan, Xenos”, dijo.
"La gente tiene ganas de verano y de fiesta, no se puede hiperventilar todo el rato", dice Cesc Casadesús
No obstante, Casadesús no quiere tentar a la suerte mostrándose demasiado optimista y recuerda que éste año la programación tiene un lado de mayor exigencia artística. “El cartel presentaun punto más de riesgo. Lo ejemplifica que abrimos con un poema mesopotámico y no con un título de Shakespeare bien conocido. En la programación hay muchas cosas arriesgadas, incluso en las propuestas de gente de casa, pienso en el Kingdom de Agrupación Señor Serrano o Una gossa en un descampat, de Clàaudia Cedó, en la Sala Beckett, con un tema como la muerte de un bebé antes de llegar a nacer”.
Sobre el impacto de la actualidad en la programación, Casadesús señala que lo hay sutilmente. “Jan Fabre, por ejemplo, habla en Belgian Rules de la situación del nacionalismo en Bélgica y eso resuena en Cataluña . Y tenemos espectáculos sobre la gentrificación, la crisis de la democracia o del capitalismo, y la postverdad”. ¿Cómo percibe Casadesús el ambiente de la ciudad en este Grec que empieza? “La ciudad está muy agitada. Han pasado muchas cosas desde el pasado festival. El atentado de las Ramblas, el 1-0... Se ha vivido un terremoto emocional, unos altibajos de montaña rusa. Es difícil decir en qué sentido nos va a influir todo eso”. Para Casadesús, “la gente tiene ganas de verano y de quitarse de encima este invierno que ha sido de aúpa. No se puede hiperventilar todo el rato”.
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