El hallazgo del tiburón blanco, en un mar de dudas
Expertos consultados afirman que el ejemplar avistado en aguas de Baleares es un marrajo
El primer hallazgo después de 30 años de un ejemplar de tiburón blanco (Carcharodon Carcharias) en aguas españolas se ha sumergido durante las últimas horas en un mar de dudas. La totalidad de expertos en esta especie consultados por EL PAÍS coinciden en que el ejemplar hallado el pasado jueves a ocho millas de la costa de la isla de Cabrera no se trata de un tiburón blanco, sino de otra especie: un marrajo (Isurus oxyrinchus). Tampoco creen que el animal, avistado por la organización para la conservación del medio ambiente Alnitak, mida cinco metros de longitud. Hay consenso también en que la organización se precipitó a la hora de hacer público el hallazgo sin proporcionar la totalidad de las imágenes a otros expertos, algo que se comprometen a hacer durante estos días.
Las imágenes han corrido como la pólvora entre la comunidad científica desde que Alnitak publicara el avistamiento en su página de Facebook el pasado jueves. “A primera vista, tras ver las primeras imágenes, ya tuve serias dudas de que se tratara de un tiburón blanco. Ahora, una vez he podido ver parte del vídeo grabado, me inclino por decir que se trata de un marrajo, una especie más frecuente en el Mediterráneo. Tampoco creo, tal y como se dice, que mida cinco metros. Aunque hay que ser cauteloso y revisar más las imágenes”, explica Gonzalo Mucientes, biólogo del centro de investigación CBIO de la Universidad de Oporto y experto en tiburones.
Mucientes ha estado en contacto durante las últimas horas con otros compañeros que también ponen en serias dudas el hallazgo. “Se trata de un marrajo”, explica contundente otro biólogo experto, que prefiere mantenerse en el anonimato. “Es duro contradecir a compañeros, pero no podemos ser políticamente correctos. La noticia ha dado la vuelta al mundo y hay que contar la verdad. Se han precipitado a la hora de anunciarlo sin consultar previamente a otros expertos. Todos los compañeros que han visto el vídeo coinciden en esta línea”, añade.
Mucientes hace una definición pormenorizada que contradice las primeras informaciones difundidas: “La forma de moverse rápida me hace pensar que es un ejemplar menor a cinco metros. En cuanto a la morfología, el morro es apuntado, largo, afilado, como la de un marrajo. La coloración, donde no se observan manchas oscuras en las axilas pectorales, tampoco coincide con las del blanco”, explica. Ambas especies, dice Mucientes, pertenecen a la misma familia de tiburones (Lamnidae), y explica que un tiburón juvenil blanco es bastante parecido a un marrajo adulto, lo que podría haber llevado al equívoco a la expedición dirigida por el biólogo Ricardo Sagarminaga, que anunció el histórico hallazgo apenas horas después de grabar al ejemplar.
Consultas a expertos internacionales
Sagarminaga y su compañero, el biólogo y documentalista Fernando López-Mirones, afirman que están consultando a expertos internacionales y censuran la actitud de algunos colegas que se han aventurado a dar un dictamen firme sobre el ejemplar en base a una fotografía y unos segundos de vídeo. “Si no se puede asegurar al cien por cien de que sea un tiburón blanco, tampoco podrán asegurar al cien por cien que sea un marrajo” afirma López-Mirones, que incide en que en la fotografía divulgada no se puede apreciar el tamaño real del ejemplar.
“Nosotros tenemos un interés puramente científico y no tenemos inconveniente en enseñar todo el material que hemos recopilado a los expertos que lo demanden. Hay gente que está dudando y a veces hay intereses. Si finalmente se tratara de un marrajo de cinco metros, biológicamente sería casi más espectacular” señala el documentalista, que subraya que tanto él como Sagarminaga también son biólogos y pudieron apreciar la longitud del ejemplar, que según han apuntado otros colegas no llegaría a los cinco metros.
Tras ver la imágenes difundidas, Claudio Barría, biólogo experto en tiburones del Institut de Ciències del Mar (ICM), coincide con Mucientes en que las características del ejemplar avistado se asemejan más a las del marrajo, considerado el tiburón más rápido del planeta (puede llegar a alcanzar velocidades de más de 120 km/h), y que también se encuentra en peligro de extinción. “La coloración, las aletas pectorales y las quillas precaudales también generan dudas muy razonables”, explica Barría, quien este viernes ya expresó sus dudas a través de su cuenta de Twitter.
La Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza tiene catalogadas unas treinta especies de tiburones en el entorno de las islas, como la tintorera, el tiburón peregrino o el tiburón zorro, algunos de ellos en situación de amenaza. Durante los últimos 30 años la presencia del tiburón blanco el Mediterráneo se ha retroalimentado gracias a rumores y avistamientos no confirmados. La captura del mayor ejemplar en las islas y la última de la que se tiene constancia se produjo en 1976 a manos del pescador Xisco López, que atrapó a un tiburón blanco de más de seis metros en la zona de Cap Farrutx. Siete años antes el pescador Guillem Ferragut documentó la pesca de un escualo de seis metros que se había colado en su almadraba en la zona de Bahía Azul, en el sur de la isla. En el Mediterráneo, la última aparición de un tiburón blanco se produjo en 2016 en las costas de Túnez cerca de una almadraba.
Por contra, el marrajo es una especie más habitual en las cosas de las islas. En julio de 2016 un pescador filmó en aguas del sur de Formentera la presencia de un ejemplar de varios metros a doce millas de la costa. Las tintoreras también han acaparado titulares en los últimos veranos, como el año pasado cuando una tintorera enferma de dos metros se acercó a las costas de Palma y Calvià y tuvo que ser sacrificada. Otra tintorera sembró la inquietud al acercarse a la orilla en la playa de Illetes, mientras que una tercera obligó a izar la bandera roja en la Colonia de Sant Jordi.
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