60.000 personas celebran Sant Joan en la playas de Barcelona y dejan 20 toneladas de basura
Guardia Urbana y Mossos han desalojado sin incidentes la zona litoral para prepararla para los bañistas
Decenas de agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana de Barcelona han desalojado, a primerísima hora de la mañana (6.30) y de forma progresiva, los casi cinco kilómetros de playa de la capital catalana. Un lugar que como ya es tradición se convirtió en punto de encuentro de más de 60.000 de personas, según el Ayuntamiento, dispuestas a celebrar la verbena de Sant Joan durante la noche y la madrugada del 23 y 24 de junio.
Tras una noche de excesos, botellas, restos de comida y basura inundaban la arena. Los trabajadores municipales, ante gente que alargaba la fiesta hasta el último momento, se han distribuido en barreras policiales y, tras ellos, los equipos de limpieza del Ayuntamiento han recogido más de 20 toneladas de basura. Los más de 300 operarios de limpieza, con medio centenar de vehículos, tras la recogida de restos han alisado la arena para dejarla a punto para los primeros bañistas del día que han podido acceder a la arena a las 9:50.
Las 1.500 papeleras de cartón y los 84 grandes contenedores que el Consistorio repartió por la noche por toda la playa han quedado desbordadas. El barrio de la Barceloneta y sus playas –Sant Sebastià, Sant Miquel, Barceloneta y Somorrostro– han sido desalojadas por los Mossos, mientras que el resto –Nova Icària, Bogatell, Mar Bella, Nova Mar Bella y Llevant– ha corrido a cargo de agentes de la Guàrdia Urbana de Barcelona. Los desalojos han sido pacíficos y sin incidentes destacables.
Sant Joan en Cifras
Los Bomberos de Barcelona han realizado 131 servicios desde las 20.00 del sábado hasta las 8.00 del domingo. También han intervenido en 85 incendios relacionados con las verbenas, la mayoría de ellos contenedores o matorrales calcinados. El cuerpo municipal ha colaborado con los Bomberos de la Generalitat en la extinción de un incendio de cerca de 600 metros cuadrados en la zona de Finestrelles.
La Guardia Urbana de Barcelona ha realizado 94 pruebas de alcoholemia de las que solo dos han dado positivo.
El único incidente destacable es que el transbordo de la estación de metro de Urquinaona se ha cerrado durante las primeras horas del día por la aglomeración de personas.
El método policial elegido ha sido el de todos los años: una barrera policial de agentes, ataviados con ropa de antidisturbios, ha ido animando a los más trasnochadores a abandonar la zona. Alguno de los agentes incluso lo hacía de forma divertida: “Venga, que hay que irse a casa. Pero sin correr eh, que por la mañana si corres te puede dar algo”, ironizaba un urbano a un joven que parecía no tener demasiada prisa en dejar la playa. Otros se daban el susto de su vida cuando quien les despertaba en plena resaca era un policía.
Desde el agua, la lancha de la Guàrdia Urbana evitaba que algunos se bañaran sin estar en las mejores condiciones para tal actividad deportiva. No ha faltado algún buscador de tesoros que, armado con un detector de metales, rebuscaba entre la basura alguna moneda, collar o pendiente extraviado en una noche de excesos.
Algunos de los bañistas más madrugadores esperaban que las playas estuvieran preparadas para darse uno de los primeros chapuzones del verano. Amantes apasionados continuaban su ración de besos y abrazos en el paseo marítimo pero la mayoría emprendían la vuelta a casa dirección al Metro. Sant Joan ha acabado sin incidentes pero con toneladas de basura tras la celebración de la noche más corta y ruidosa del año.
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