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Sónar, parte de daños

Robo masivo de móviles y notable incautación de drogas en el balance de la 25ª edición

Jacinto Antón
Vista general durante la tercera jornada del festival Sónar.
Vista general durante la tercera jornada del festival Sónar. Alejandro García (EFE)

La noticia de que los mossos han recuperado la friolera de 102 móviles robados en el Sónar confirma la sensación de todos los que hemos sido público del festival de que no podías soltar de la mano el teléfono ni en los lavabos, por difícil que fuera. Y mucho menos en el concierto de, por ejemplo, Gorillaz, en el que a mí me sondearon concienzudamente los bolsillos de los vaqueros unos dedos dignos de Arsenio Lupin. Al principio incluso me sentí halagado.

Los relatos de la gente a la que le han arrebatado el móvil en medio de la fiesta llenarían un libro, algunos son dramáticos: imagínate que pierdes a los amigos y que llevan ellos las cervezas. También es verdad que en el Sónar es fácil descuidarse. No estás dándolo todo en el set de cuatro horas de Laurent Garnier o notando cómo se te deshacen los empastes con los berridos de James Murphy como para pensar en quién tienes alrededor y con qué artero propósito.

Este año han robado a varios conocidos, aunque uno de ellos no se dio cuenta hasta el día siguiente. Se ve que el sábado detuvieron a dos mujeres que llevaban ellas solas, vaya manitas, 73 móviles de alta gama. Desde luego, o los habían robado o eran clientes Premium del Sónar + D Innovation Challenge. Para recuperar tu móvil los mossos piden que lleves la la comisaria de l'Hospitalet la factura o la caja. Digo yo que si puedes activarlo y llamar a tu prima, o decir cuáles son los tres últimos vídeos que has colgado igual también vale, ¿no?

No leo en cambio en la nota de la policía que se puedan reclamar las sustancias intervenidas, que incluyen 62 envoltorios con MDMA, 22 con speed, 35 de cocaína, 270 pastillas (ninguna para la tos), 16 piezas de hachís y diez bolsas –sin duda no mochilas de Sónar, pues este año no las ha habido- de marihuana. La abundancia de material explica el estado en que iban algunos usuarios del festival que parecían salidos de una escena particularmente tronada de The Walking Dead. De todas formas, no hay que desdeñar el colocón que podías pillar si te comías un Frankfurt escuchando a Fatima al Qadiri y su versión estroboscópica y shaneera de la Tormenta del Desierto (Desert Strike).

En fin, el 25 º Sónar ya es historia, lo hemos pasado en grande, fabulosamente, pese a los quinquis (se ha detenido a 23 personas), y solo cabe esperar a que el tiempo sea clemente el año que viene y se produzca el milagro de que no haga demasiado calor en julio. ¡Larga vida al Sónar!

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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