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La casa de las segundas oportunidades

La Agencia del Menor Infractor atendió el año pasado a 2.661 menores. El 91% de ellos no vuelve a delinquir

De espaldas, Adrián y María, dos menores infractores que charlan con Gema Alcañiz, su educadora.
De espaldas, Adrián y María, dos menores infractores que charlan con Gema Alcañiz, su educadora.Ricardo Espinosa

“Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse”. La frase del sacerdote italiano San Juan Bosco preside una diminuta sala de Las Naves, en Alcalá de Henares, uno de los tres centros en los que la Comunidad desarrolla Redes, un programa de reparaciones extrajudiciales y desarrollos educativos. En la pared también cuelgan fotos de excursiones y consejos de cómo hacer un buen uso de las redes sociales. Hay una mesa alargada y en ella se distribuyen cartas, dados y un tablero con el que seis menores trabajan sus habilidades sociales. Son infractores a los que un juez impuso asistir al centro para reinsertarse.

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“Con este juego buscamos potenciar la empatía y ayudarles a tolerar mejor sus frustraciones”, explica Carlos Piñero, uno de los educadores. Adrián, de 17 años, acude a esta singular terapia una vez a la semana desde hace tres meses. Es el castigo que le impuso el juez por tratar de robar una moto en Meco. “No tenía como volver a casa y se me ocurrió eso. Estoy muy arrepentido. Fue una cosa de niños y ahora pago las consecuencias”. Pese a su corpulencia, Adrián es un chico frágil y dulce que espera aprender de los errores. “Quiero hacer un grado de electrónica y lograr algo en la vida”, asegura. Un sueño que comparte con otros 43 menores que cumplen sentencia judicial en Las Naves, una antigua fábrica de canoas convertida en centro formativo por los salesianos en los ochenta.

El año pasado 352 menores formaron parte de Redes. Habían cometido delitos leves, por lo que no era necesario internarlos en un centro. Las medidas impuestas van desde libertad vigilada a prestaciones a la comunidad o tareas socioeducativas. En muchos casos, el problema se soluciona a través de la mediación entre el menor y la víctima del delito, lo que permite reparar el daño. Redes es solo uno de los programas que desarrolla la Comunidad a través de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI), que en 2017 atendió a 2.661 adolescentes. El 91% de ellos no vuelve a contravenir la ley, lo que convierte a Madrid en la región española con mayor tasa de reinserción.

Familias marginadas

“Llegan al centro con la etiqueta de fracasados, pero aquí les decimos que no es así, que pueden ser lo que ellos quieran. Hay un espíritu muy cercano, casi familiar, y eso les ayuda a cambiar la dinámica”, certifica Antonio Esgueva, director de Las Naves. El perfil del infractor es el de un varón de 17 años y nacionalidad española. La mayoría procede de familias desestructuradas, marginadas y con poca formación, por eso los terapeutas también trabajan con el entorno del menor. “La intención es que el pasado no condicione al futuro y que estos chicos puedan tener una segunda oportunidad”, ha revelado la consejera de Justicia, Yolanda Ibarrola, que este lunes ha visitado el centro acompañada del alcalde de Alcalá, Javier Rodríguez Palacios.

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Pasar por Las Naves cambió la vida a María (nombre ficticio), de 17 años. “Llegué con 15 y entonces era muy vulnerable. Está bien que alguien te guíe y eso es lo que han hecho aquí conmigo. Por fin sé lo que quiero y qué tengo que hacer para conseguirlo”. María no revela la infracción que cometió, dice haberla olvidado. Ahora sueña con estudiar programación en este mismo centro y convertirse en pinchadiscos, aunque lo más importante es que se ha convertido en una persona totalmente nueva. Así lo certifica su tutora, Gema Alcañiz, con una enorme sonrisa: “Ella ya sabía lo que tenía que cambiar. Aquí solo le hemos dado el empujoncito que le faltaba”.

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